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 En el intrincado tejido de las relaciones humanas, existen ciertas características que han demostrado ser particularmente atractivas para hombres y mujeres. Sin embargo, es importante subrayar que estas tendencias son generalizaciones y no son aplicables a todos los individuos. En cada ser humano reside un universo de preferencias y gustos únicos.

Los hombres, de acuerdo a diversas investigaciones y análisis, parecen inclinarse por las siguientes tres cualidades en las mujeres: feminidad, juventud y belleza. La feminidad es un constructo cultural amplio que abarca un conjunto de características que socialmente se han atribuido al género femenino. Esta puede manifestarse de diversas formas, desde la delicadeza y la ternura hasta la fortaleza emocional y la maternidad.

La juventud, por su parte, puede ser apreciada por su asociación con la vitalidad y el potencial para concebir. La belleza, aunque subjetiva y altamente variable en diferentes culturas, a menudo está ligada a signos de salud y bienestar físico.

Las mujeres, por otro lado, suelen valorar la seguridad, la inteligencia y la bondad en los hombres. La seguridad implica un grado de autoconfianza y capacidad para manejar diversas situaciones, brindando un sentido de protección y estabilidad. No se limita únicamente a la estabilidad financiera, sino también a la emocional, manifestada en la capacidad de tomar decisiones y asumir responsabilidades.

La inteligencia es otra cualidad muy valorada, que incluye tanto la inteligencia emocional -la habilidad para entender y manejar las emociones propias y ajenas-, como la intelectual -la capacidad de aprender, comprender y resolver problemas-.

Por último, la bondad es un rasgo profundamente apreciado, reflejando un trato respetuoso hacia los demás y la capacidad para ser empático y generoso. Esto puede indicar que un hombre será un buen compañero y padre.

Aunque estas seis cualidades pueden ser atractivas para muchos, siempre es fundamental recordar que cada individuo tiene sus propias preferencias basadas en sus experiencias, valores y expectativas individuales. Sin embargo, vivimos en una época de cambio y evolución constante, donde los roles de género tradicionales son desafiados y redefinidos continuamente. Es vital recordar que estas características no son prescriptivas, sino que simplemente representan tendencias generalizadas basadas en estudios y observaciones.

Considerando la contemporaneidad como algo enfocado en la destrucción de los roles de género, principalmente como conveniencia capitalista (no vieron venir esa, ¿verdad?). El atractivo de la feminidad, juventud y belleza en las mujeres puede ser un reflejo de la presión social para que se adhieran a ciertos ideales estéticos y de comportamiento. De manera similar, la preferencia por la seguridad, la inteligencia y la bondad en los hombres puede reflejar expectativas tradicionales de que deben ser protectores y proveedores.

Como consecuencia, en el mundo actual, cada vez más personas valoran características como la igualdad, el respeto y la comunicación abierta en sus relaciones. Las preferencias individuales pueden variar enormemente y no están limitadas por las generalizaciones de género.

Con todo, los roles y cualidades tradicionalmente asignados a hombres y mujeres se han formado a lo largo de miles de años de evolución humana y social. Estas características no son arbitrarias, sino que se han desarrollado a través de necesidades y circunstancias históricas. Sin radicalizar, ni intentando dar argumentos vacíos, expresándonos objetivamente, han sido manifestaciones como la procreación por un lado y la virilidad por el otro lo que nos han mantenido con vida a lo largo de la evolución humana, somos una especie superviviente gracias y en consecuencia a aceptar los fenómenos biológicos que al final son lo que nos termina volviendo una especie natural, regresándonos siempre a nuestros orígenes. Negarlo sería simplemente ignorar de dónde venimos.



 Llevo un universo de pensamientos en la marea de mi mente, y siento la necesidad de exorcizarlos antes de sumergirme en el sueño. De momento, me encuentro arrastrado por una ola de frustración, incapaz de completar un par de algoritmos que, desde mi perspectiva, deberían danzar a mi ritmo con sencillez. Como es costumbre, me he visto enredado en su complejidad, así que los dejé en suspenso, como melodías a medio terminar, prometiendo a mi mismo que volveré a ellos más tarde. Ah, ciertamente, son mis propias batallas las que estoy peleando, solamente con el objetivo de afinar mis habilidades, ensayar una y otra vez.

En un segundo plano, se encuentra esta noción, este eco en mi cabeza: hay quienes se miran al espejo y se ven como un diez brillante, cuando apenas alcanzan a rozar el seis en la escala de la realidad. Mientras, existen otros, entre los que me incluyo, que nos cuesta dejar atrás esa imagen de nosotros mismos como meros unos, apenas puntos en el lienzo de la existencia.

Nos hallamos en un cosmos en constante rivalidad, donde pareciera que para ser relevante necesitas lucir de revista, tener una cartera pesada o, más crudamente aún, estar entre los muertos, como una camiseta que una vez aprecié declaraba: "Nobody cares until you're rich, pretty or dead".

Nosotros, los hombres, caminamos por este sendero con una complejidad adicional. Portamos la herencia de un aprendizaje de hogar que nos define como proveedores y protectores, sin darnos el lujo de preocuparnos sobre cuán "bonitos" nos vemos al amanecer. Cargamos con el peso de roles predefinidos, ajenos a la coquetería del espejo. ¿Es esta la verdadera belleza de la existencia? ¿O es acaso un yugo invisible que nos mantiene atados a una versión de nosotros mismos que ya no nos pertenece?

En el ojo del huracán está la hipergamia, desmantelando las fortalezas que habíamos construido con nuestras creencias y preceptos. No obstante, debo admitir, a mí no me afecta en absoluto. A fin de cuentas, este fenómeno solo consumirá a aquellos que aún no comprenden cómo los golpea directamente. Hay quienes se autoproclaman "completos" por mantener un empleo, cuando en el fondo sabemos que son náufragos en su propia miseria, luchando contra la corriente, mientras que otros nos deleitamos en esa lucha.

Y luego están aquellas mujeres, cada vez más imbuidas en su ego, persuadidas de que sus cualidades masculinas son las que atraen a los hombres hacia ellas. Caminan en el filo de su autodescubrimiento, sin percatarse de que están deshilando el tejido de su esencia femenina, dañándose a sí mismas en un acto de autoboicot inconsciente.

Porque, sí, la fortaleza, la eficiencia, la aspereza, el afán por la diversión, la crudeza, la audacia, la astucia, el intelecto, la libertad sexual, todas estas son características que, a fin de cuentas, no tienen valor en los gustos masculinos a largo plazo, al menos no en la construcción de relaciones duraderas y fructíferas. En la poesía de la vida, a veces, las palabras más fuertes no son las que más resonancia tienen en el corazón de quien las escucha.

Estamos inmersos en un maremoto de falacias, tan desbordante y abrumador que parece que, poco a poco, nos vamos quedando sin opciones, especialmente aquellos de nosotros que residimos en la base de la pirámide. Por eso, como varones, debemos edificar sobre lo que está a nuestro alcance, ya sea ingenio, supervivencia, adaptabilidad, razonamiento, finanzas, desarrollo personal, y todo aquello que no depende de haber sido bendecidos con los genes más atractivos.

Un hombre, cuando no se encuentra a gusto, se va, se desvanece; si lo rechazas y es un caballero, hará todo lo posible para no perturbarte más, incluso si eso significa desmoronarse en pedazos. En su soledad, emprenderá la reconstrucción, pieza por pieza, buscando la armonía perdida, y a veces, en el desorden de las partículas rotas, encontrará un nuevo orden, una nueva forma de ser.

En la disonancia de la existencia, cada uno de nosotros compone su propia melodía, y a veces, es en los tonos más graves donde descubrimos las notas que mejor resuenan con nuestra auténtica esencia. La verdadera masculinidad, al final, no reside en la perfección del aspecto, sino en la capacidad de seguir afinándonos en medio de la sinfonía de la vida.

La autenticidad radica en abrazar nuestra propia imperfección. Estoy absolutamente saturado de aquellos que se autopromocionan como "la crème de la crème", como si fueran productos en el estante de alguna tienda pretenciosa. Me parece claro que estas almas no poseen un espejo capaz de reflejar lo que albergan en su interior. No importa cuán espléndido puedas ser, si no tienes la capacidad de reconocer y confrontar la oscuridad que todos llevamos dentro, nunca podrás asentarte en un lugar de manera permanente.

Todos llevamos nuestras propias manchas, nuestras propias cicatrices, nuestras propias notas discordantes. Ser genuino es tocar esa canción imperfecta con la sinceridad de un corazón abierto. Cada uno de nosotros es una obra en proceso, una sinfonía inacabada. No busquemos ser "lo mejor de lo mejor", busquemos ser lo más auténticos posible, porque es allí donde encontraremos nuestra verdadera resonancia.

Me halagaron un par de veces en días recientes, cosa que me llega como un destello luminoso en este lúgubre camino llamado vida. Una amiga que ya tiene familia me dijo que cuando se dio cuenta de cómo trato a mi hermana le gustó mucho eso de mí, que de haber conocido esa forma tan hermosa de ser de mí antes, se habría casado conmigo. Lo cual agradecí y argumenté que la había regado recientemente con otras personas, y que al final estaba arrepentido por algunos de mis actos, por lo que cada día sigo aprendiendo. Otro amigo comentó que por qué no explotaba las capacidades "ocultas" que me había notado; comentario que me hizo feliz pero la respuesta es simple, para mí no es sencillo, hasta dormir me cuesta trabajo, hay un sinfín de cosas sucediendo simultaneamente en mi cabeza y el mundo es un lugar horrendo, cuando se le conoce.



Carta a una ex:

En el crepúsculo de nuestro afecto, te encontraste suspendida en el eje de mis divagaciones, elevada en el panteón de mis devociones. Sin embargo, en un parpadeo, te transformaste en un eco del tiempo, una presencia meramente tangible, prescindible a tu antojo. En nuestro pas de deux de la existencia, fui un aliado persistente, esforzándome, en la medida de mis fuerzas, por mantenerte en el presente, por mantener viva nuestra conexión.

Pero entonces, la muerte arribó, transformándote en un espejismo desvanecido en la inmensidad de la nada. Mis palabras, alguna vez pronunciadas con fervor, ya no encontraban tu oído. La búsqueda cesó, mi ser ya no se flexionaba en el afán de hallarte. No eras más que un vestigio del pasado, una imagen espectral a la que antaño le ofrecí mis letras y que hoy, ni un suspiro merece.

En medio de la ausencia y el silencio, me encontré reflexionando sobre la danza del afecto. La realidad, antaño velada, se reveló con claridad: no estamos aquí para dosificar cariño, y menos aún para mendigarlo. Y aunque la bondad impregna mi ser, incluso los más grandes dramaturgos deben reescribir sus guiones de vez en cuando. Yo ya no podía desvivirme por la atención que fue negada.

Porque al final, si la hipocresía adorna tus días, no puedes buscar autenticidad, no puedes anhelar cariño. Como un reflejo en el agua, la verdad se revela a sí misma. Siembras deshonestidad, y lo más que podrás cosechar será el desdén. En este juego etéreo de la existencia, fui un compañero, un observador, un literato, pero jamás un enemigo. Y ahora, ni siquiera alguien a quien le resultes de interés.

Sin embargo, en la quietud de este desenlace, emergen palabras de gratitud. Agradezco la belleza que nos unió, las huellas que dejaste a tu paso, los momentos compartidos y la fragancia de los días pasados. Te agradezco por el tiempo, ese maestro implacable que nos enseña, que nos transforma, que nos bendice con su gracia efímera. No importa cuán desvanecida estés ahora, tu esencia y tu ser dejaron una melodía en el viento, una canción que cantaré en silencio, una reverberación de lo que una vez fuimos. Y aunque ya no estás, agradezco tu paso por mi vida, por los trazos que dejaste en la página de mi historia, por ser, al fin y al cabo, un fantasma hermoso de mi ayer.



 Odio cuando las páginas de servicios van restringiendo sus productos para que a huevo le entres a sus versiones de paga. Por ejemplo, Degoo, que ya de por sí, cuando inicié la cuenta noté que tenía algunas limitaciones, pero la toleré, y conforme pasaron los meses agregaron más trabas, al final me vi en la necesidad de soltar una lanita y pagar una mensualidad de su servicio para simplemente poder descargar las cosas que tenía ahí almacenadas. Y es que ese producto lo utilicé para guardar proyectos de desarrollo viejos, algunos productos ya preparados como referencia y cosas similares, todas las coloqué en comprimidos porque la plataforma solo te permitía descargar de un archivo.

Me pasó algo similar con Ifttt, me encantaba automatizar herramientas pero se convirtió en un mero negocio, y aunque es "económico" el precio de su suscripción Pro, si desde el principio hubieran colocado esas limitantes no habría tenido que eliminar todas las cosas una a una ajustándome a su plan gratuito conforme se reducían los productos ofrecidos.

O qué me dicen de Twitter, que ahora con su versión Blue, ya nadie ve mis posts (a menos que pague una mensualidad altísima, por cierto) y le entre a lo que ellos ofecen; que dicho sea de paso, desde que agregó su sección "Para ti", la posibilidad de publicar textos inmensos, videos de horas y comunicación con audios, no sé, se cayó de mi gracia. Ya no es la herramienta de comunicación que basaba su belleza en la simplicidad que tanto me gustaba.

Y así puedo seguir con otros productos de software, que por su necesidad de generar dinero continuamente y crecer como negocios, dejan de lado la experiencia de usuario final. Algo que me llena mucho de tristeza, porque como desarrollador, una cosa que siempre me ha gustado es ofrecer herramientas que faciliten la vida de otros, no que la compliquen. Y hablando de dinero, es una pena que nos veamos reducidos a eso, a cuánto podemos producir como valor sustancial.

Por eso en parte decidí alejarme temporalmente de redes, y principalmente remover sus productos de mi celular: Twitter, Instagram, Facebook, Messenger, Reddit, Telegram, YouTube, TikTok, desaparecieron de mi mano, y al menos un par de meses más seguirán así. La única aplicación del estilo que quedó es WhatsApp, pero con la poca atención que le pongo y con el uso que le doy (básicamente compartir memes con un par de grupos y uno que otro compita), además del mensajeo inmediato con algunos contactos laborales y familiares, no me representa una situación similar a las redes anteriormente mencionadas.

No me creo mejor a nadie por tomar esta decisión, muy por el contrario, estaba siendo víctima de sumergirme demasiado en ellas y desconectarme de mi entorno; además, tengo muchísimas cosas por hacer y en las que ocuparme, libros amontonados, cursos al por mayor, mejoras en mi autoestima, personas rodeándome que quieren pasar tiempo conmigo, arte, música, podcasts; por decir algo, le estuve dando demasiada importancia a lo que consumían mis ojos y eso solo se traducía en mayor frustración, malos pensamientos y emociones innecesarias.

Como alguien que respalda el producir a cambio de nada, mi conflicto contra aquellos que buscan beneficiarse de cada dedo que mueven tiene una base fuerte. Como un "copyleftero" de corazón, el sobreestima que se le da al factor monetario, a veces me sorprende. Y por cierto, no digo que ellos estén mal, para nada, simplemente tenemos apreciaciones distintas de cómo y para qué es la plata, para mí personalmente representa un medio, no un fin.

Recuerdo que cuando vivía con cinco roomies les decía: "Cada uno de nosotros, tarde o temprano va a hacer mucho dinero, por el medio en el que estamos principalmente". Y así ha sido, cada uno de los mencionados hoy gana varias veces más que en ese momento. El punto es que no estoy peleado con hacer dinero, pero para mí, eso es consecuente y circunstancial, no tiene cabida en la fórmula del éxito (porque si ser rico es tu sinónimo de éxito, agarra cien varos y vete al país más jodido; verás que lo serás ahí).



 Tres de la mañana, eliminar cosas de mi vida que no traen beneficios. Pero es catártico, aunque complicado. Todo este asunto del detox digital, tiene a bien ir construyendo en mí de forma objetiva y con fines de mejora constante. Me gustó mucho una frase hoy que vi en el último episodio de Ted Lasso, serie que por cierto, ya terminó:

"Los humanos jamás seremos perfectos. Pero sí podemos seguir pidiendo ayuda y aceptarla cuando puedas. Y si sigues haciendo eso siempre estarás avanzando hacia ser mejor."

¿Qué cosas puedo quitar? ¿Qué cosas puedo calmar? ¿Qué me ayudará a tener mejores resultados en la vida? ¿Quiénes aligeran mi existencia? ¿Qué cosas es mejor ignorar? ¿Qué cosas se escapan de mis manos? ¿Quién ha fungido como mi mentor? ¿Cómo empezar? ¿Hacia dónde ir? ¿Cuánto tiempo he de invertir en esto? ¿Qué observar, qué escuchar, qué oler, qué consumir, qué tocar? ¿Qué hago aquí? ¿Cuál es el plan? ¿Cómo no desistir? ¿Por qué resistir? ¿Por qué he de levantarme? ¿Por qué me quiero superar?

No solo es un asunto de ego, definitivamente es lo primero que quiero evitar a la hora de trabajar en mí; no se trata de reprochar o presumir, se trata de salir del agujero y proponer mejores cosas, de tener una vida más saludable y consciente, de compartir estima y aceptación, de alinear la espiritualidad con el alma y cuerpo, de culpar, dejar de culpar y ocuparse.

Este texto es pequeño pero poderoso, lo estoy escribiendo a mitad de una decisión importantísima; escapar de circunstancias que me tienen atado, abolir mi propia esclavitud. Sumarme a un pensamiento ligado al accionar distinto, protagonizar y disfrutar de cada momento, cada lugar, cada persona, cada sabor, cada aroma, cada sonido, cada textura, cada experiencia, cada detalle. Lo que nos hace diferentes a la vez nos conecta, lo que nos vuelve únicos a la vez nos complementa. Amo mi existencia, amo mucho estar aquí y amo cada detalle que me ha hecho la persona que soy.





 Qué ganas de escribir, cerrar mis ojos y dejarme llevar por la música al tiempo que lo hago, esta vez no por los miedos, ni por la incertidumbre de alguna "ilusión" o corazón roto. Desperté a las tres, con la energía de un toro, como si hubiera dormido veinte horas consecutivas, y seguro estoy que para el final de mi turno laboral me estaré quedando dormido, pero ya está, en mi cabeza necesitaba pasar por esto, deseaba hacerlo, porque siempre he sido yo el responsable de lo malo que me ocurre, como si todos a mi alrededor fueran blancas y perfectas palomas; y mierda, para nada lo son.

Me urgía verme al espejo y gritarme lo mucho que me amo, porque es verdad que he cometido errores, pero me tenía que perdonar. Agradecimiento y un buen corazón dispuesto son lo que me sobra, si eso no vale para ustedes, me importa un bledo, para mí lo es todo.

Un par de nalgas llamativas no van a regir mi existencia.

Es fácil ser condenados por cosas que no hemos hecho, por horrores no experimentados, por descuidos y falta de criterio, por ser humanos; pero basta ya, hasta este punto me mantengo íntegro, y como tal, voy a vivir. Eso de cargar culpas que no me corresponden me estaba limitando, pero se acabó, esto es una declaración de amor a mí mismo. A pesar de no ser "suficiente" para algunas personas, a costa de "egos" ajenos, sin importar "no gustar" en el proceso. Es mi vida, y escojo centrarme en disfrutarla.

Hasta ahora solo vemos poemas tristes saliendo de mis manos, como si la depresión y melancolía me representaran enteramente; pero también soy esa fuerza incontenible que un percance natural trae consigo, mi karma está por los cielos, me mido con lealtad, generosidad y honestidad; si a eso le agregamos que las experiencias negativas y traumáticas por las que he pasado no han hecho más que fortalecerme, con memorias de triunfo y supervivencia a cuestas, cada paso de aquí en adelante cuenta.

Como he dicho antes, lo mío no es blofear, wysiwyg, comienza el reino del Rok. La fundación del verdadero imperio que llevo en mí. Y a quienes lo merezcan y acepten de mí, aquí unos versos en agradecimiento:


Despertaste mi corazón de su letargo,

Me mostraste que aún podía vibrar,

Entre tus ojos, encontré mi faro,

Tu estima mi norte, mi camino a trazar.


Me enseñaste el significado de vivir,

Hiciste de mi corazón un lugar más lindo,

Con cada carcajada, con cada suspirar,

Me inspiraste a amar, me motivaste soñar.


Así que gracias por ser parte de mi vida,

Por estar en mi amanecer, una suave melodía,

Construcción y salvación, mi poesía,

Eres de mis pensamientos la alegría.


Tu risa mi escudo contra la tristeza,

Tus ojos un mar para naufragar,

Tu voz la brisa en mi cabeza,

Tu amor una guía, mi estrella polar.


Tus manos un hogar, tus palabras un deseo,

Algo que nunca creí experimentar,

Tenerte cerca siempre es mi anhelo,

Me ayudaste a volver a funcionar.


Llegaste en un momento que no me lo esperaba,

En una temporada que nadie me quería escuchar,

Entre grises, una pincelada coloreada,

Una belleza que me hizo despegar.


Aprendí a reflejarme en tu sonrisa,

Escribiendo al ritmo de tu corazón,

Y aunque no estemos cerca, te pienso,

Conviertes estas palabras en erupción.



Este asunto de escribir durante la madrugada,
No es que no quiera hacerlo, situación temerosa,
Es que esa cosa cuando se presenta imponente,
Lo hace con todo sin importar horarios, es desastrosa.

Querida sombra en mi memoria vaga,
En silencio, por el hilo que este verso arrastra.
Tus palabras, un eco que aún desgasta,
Voy a pintar, con tinta suave y casta.

En el lienzo de la confianza, tú mi arte,
Con pinceladas de amor y alegría entregarme.
Pero el color cambió, de tus labios en parte,
Humillación y dolor, incisión precisa, al darme.

Escribo aquí, no para buscar tu perdón,
Ni para crear en ti una pesada presión.
Es sólo para decir, en humilde oración,
Que cada palabra fue un corte en mi corazón.

Somos actores en el escenario del mundo,
Tus palabras, dagas volando sin segundo.
Pero no guardo rencor, en lo profundo,
Este no sana, ni ayuda a sanar el dolor, iracundo.

El tiempo marcha, avanzamos con él,
En el espejo del pasado, a veces nos vemos tan cruel.
Tú y yo, dos estrellas, en el cielo o en el papel,
Ojalá aprendamos, del daño que se causó al clavel.

Yo aquí, escribiendo a la lluvia,
Susurro esperanzas de un futuro sin la ruina.
Con límites y amor, la vida continúa,
Aprendiendo de cada herida que la piel atesora y arruina.

Así que baila y celebra al son del viento,
Aprende, crece, libérate del resentimiento.
Si algún día, en el sendero del arrepentimiento,
Quieres hablar, aquí estaré, esperando en silencio.



 Es difícil confesar las intenciones detrás de un crimen cuando fuiste captado in fraganti. Habría sido maravilloso tener una coartada, pero simplemente no lo hice, pues huí, como haría un cobarde. Tras horas de meditación y asistencia terapéutica, reconocer las cosas que uno ha hecho mal es parte del juego.

Escarbando un poco encontramos que hay frases que se han quedado marcadas en mi alma durante bastante tiempo, esas heridas se han vuelto cicatrices que me han transformado en una mejor versión de mí; el patrón ha sido bastante similar, encuentro a alguien que se comporta particularmente distinto conmigo, agradable por decirlo de un modo sincero, con un par de facciones físicas que me mueven el piso, me desgasto por ser notado y termino convirtiéndome en alguien que no soy, los complejos salen a la luz y se evidencian mis carencias, ¿se muere la confianza? No necesariamente, pasa lo que algunos llamarían "temerle al éxito".

El autosabotaje ha sido parte central en la evolución de mi persona, al día de hoy sigo aprendiendo a evitarlo, aunque a veces se hace presente y rompe cualquier cosa linda que me pase, todo es consecuencia de que interiormente me cuesta aceptar que merezco cosas buenas, termino sacándole la vuelta (generalmente sin querer) a la dicha y me quedo como inspiración de un proceso ajeno. Me vuelvo en parte el acompañante durante el fortalecimiento de alguien más.

Mirando en retrospectiva, estoy consciente de cada cosa que he hecho mal, nunca utilizaré la carta de "perdí la memoria" para ignorar mis responsabilidades, y trabajaré en lo que esté de mí por mejorar como ser humano, porque al final eso es lo que soy y estoy dispuesto a reconocerlo públicamente todo el tiempo: Alguien con deficiencias y falencias que entre complicaciones y miedos, trata de hacer las cosas lo mejor que puede, aunque a veces no lo consiga, aunque a veces se rompa.

La mirada triste, la necesidad de afecto, el gusto por dar, el inminente deseo de producir confort, el autodesprecio no superado, los conflictos intelectuales, la baja autoestima y las frustraciones ante los eventos externos; todo eso es parte de lo que trabajo cada día por mejorar. En efecto, sigo en proceso. Y obviamente aunque he dado pasitos pequeños en algunas áreas, me he tropezado en otras.

Quería reiniciar el chip, pero no me llevaría a un lugar distinto, había que trabajar en repararlo y eso es lo que vamos a hacer; hay cosas que están mal, que han estado mal desde el principio; pero no soy nadie para reescribir mi código genético, no tengo el poder para de la noche a la mañana despertar con ojos claros o un tono de piel más deseable, definitivamente no podré nunca darme un estirón más y ser un poco más alto solo con pensarlo, o sustituir aquellos genes que me reducen atractivo y poner de los "chidos" en lugar de esos.

No, no puedo ganar con la mano que tengo, soy objetivo con esa información. Y personalmente no disfruto blofear, si alguien tiene o pretende tener, qué genial por esa persona; si alguien es grande y le encanta presumirlo, también respeto eso. Yo simplemente no puedo. Soy una batería con el 11% de carga, y a lo mucho eso me da para un par de llamadas de auxilio de último momento en las mayores crisis. No queda para más.

No vine aquí a competir un juego que claramente no puedo ganar con las herramientas que tengo a la mano, por lo mismo hace tiempo he decidido optar por una mentalidad y estilo de vida a partir del estoicismo, donde nada me hace falta ya, donde no hay ambiciones más allá de enfocarse en alcanzar una vida virtuosa a pesar de todo, controlar los instintos y deseos es lo más crucial en este momento.

Sin importar lo que suceda, siempre puedo elegir cómo reaccionar a eso; incluso si las cosas han ido bastante mal o si me estoy quemando por dentro, puedo aprender de la experiencia y crecer con ello. Por eso mismo determiné no tener un "próximo" lugar, donde estoy, lo que soy y lo que tengo es suficiente para mí; seguiré siendo generoso con los demás, si ellos me lo permiten, pero el que me rechacen no va a permear mi capacidad de seguir siéndolo.

A esta vida he venido a aprender, y vaya que lo he hecho a punta de fregadazos. Mi mantra sigue siendo el mismo: Jamás le voy a desear el mal a unos labios que he besado, rechazar una mano que se me ha tendido o negar de dónde vengo.



 Inspiración: Esa cosa que llega sin avisar de dónde, incluso a mitad de la madrugada. Quizá como consecuencia de la lluvia, tal vez por el gusto de seguir aquí y sentirme un poco mejor que antes, en cualquier caso, se combinaron las situaciones, lo cual me da un gusto imposible de dimensionar.

Tuvimos una plática con el equipo, en el trabajo, según entiendo nos quedan un par de meses más de proyecto; espero ser suficientemente competitivo para seguir en ese trabajo, porque como dijo mi compa "quiero mucho a Amdocs", tanto por los sueldos decentes, como por la interesante oferta de prestaciones que tienen. Y las que vienen, por ejemplo, el año que entra dándonos oportunidad de adquirir acciones con condiciones benéficas, para sentirnos como niños grandes.

En fin, he tenido mucho en la cabeza dando vueltas la forma en la que disfrutaría mi sueldo (sobretodo invirtiendo) si no se fuera en su mayoría en pagos; todo normal, he estado trabajando para saldar pendientes y estragos que los inicios de la pandemia agarrándome desempleado me dejaron a cuestas.

Me gustaría un día despertar y decir: "Ya no le debo a nadie", recibir mis ingresos, tomar quizá dos terceras partes de los mismos, e invertirlos en cualquier cosa que se me atraviese. O no sé. Tal vez solo estoy divagando porque estoy sobrepensado el futuro, ya saben, esa cosa llamada "amsiedá".

En días recientes me he dado a la tarea de repetirme el mantra de "no siempre tengo la razón", y es que, como parte de lo que uno desarrolla a partir de escenarios conocidos, experiencias en general e introspección, llegan vestigios de una especie de "ego" que es necesario no dejar que nos domine –honestamente es solo un proceso deductivo simple y eficaz–. Pero no somos expertos en nada, no estamos aquí con mejores condiciones que nadie, y realmente lo que nos tiene en el lugar en el que estamos y con las personas que nos rodean, han sido suertes.

Hago esto con la intención de reducir el pensamiento meritocrático que a veces me viene a los pensamientos, reconociendo que en efecto, he tenido algunas oportunidades y gente se ha enterado de mí de formas aleatorias, como dividendo, se ha podido construir un poquito (casi nada la verdad); pero no hay que permitir que eso se suba a la cabeza. Nunca seré más que la persona que esté frente a mí al interactuar, y mi intención debe ser única y exclusivamente ofrecer lo que puedo y tengo si es que puede aportar en algo, debo erradicar por completo las emociones despectivas y groseras de mi interior, porque estoy consciente de que cada uno es conforme a sus experiencias, personalidad y origen.

Hay que reprimir gloriarse por cualquier cosa vanal y enfocarse solamente en ser una versión más agradable de uno al día siguiente. Cada día me despierto pensando en que puedo ser mejor persona, cada noche me acuesto analizando cómo puedo evitar que emociones superfluas lleguen y hagan mella a lo bueno en lo que haya trabajado, es un vaivén cosntante de decisiones y temores, no les voy a mentir.

Por ejemplo, esta semana soñé que me enfrentaba con una hidra y que cada una de las cabezas de esa hidra representaba una persona en específico que hacía temblar mi estabilidad emocional. Me tragué el orgullo y le dije a una de ellas cómo me hacía sentir con ciertas acciones, y cómo me ayudaría muchísimo si me prestara un poco de atención. No debería depender de externos, lo comprendo, pero recuerden que para reconstruirme tengo que hacerlo a partir de entornos conocidos, variables saludables y personas que aporten.

Total que bueno, cosas como las rutinas, la aceptación, los hábitos saludables, el amor propio, las microdosis de atención y la amabilidad del contexto, servirán muchísimo en mi proceso de sanación y mejora. Así que no puedo demeritar ninguna de ellas. Creo fervilmente que funciono como una máquina de características avanzadas y condiciones complejas que vincula y entrelaza un montón de procesos, módulos y funcionalidades; y en vísperas de producir más, habrá que reparar algunas cositas hasta dejarla en perfectas condiciones.



Máquina

Por
 Inspiración: Esa cosa que llega sin avisar de dónde, incluso a mitad de la madrugada. Quizá como consecuencia de la lluvia, tal vez por el ...

Inseparables, comprensión,

Corazones entrelazados,

Belleza inimaginable,

Perpetuamente enamorados.


Destinados, confidentes,

Susurrando promesas eternas,

Encantamiento envolvente,

Muchísimas estrellas nocturnas.


Insuperables cariños,

Deslumbrantes destellos,

Inagotable dedicación,

Melodías violonchélicas.


Esperanza incansable,

Resplandeciente constancia,

Diamantes inquebrantables,

Conquista distante.


Retrato devocional,

Sinfonía indescriptible,

Romanticismo evidente,

Indiscutibles amoríos.


Palabras sensuales,

Números enteros,

Fascinación inminente,

Descripción sublime.


Sensación placentera,

Abrazos interminables,

Caricias múltiples,

Desnudez provocativa.


Lucidez lasciva,

Embriaguez, agotamiento, desempeño,

Sumisión, sadismo, masoquismo,

Exquisitez, repetición, fundición.



 Estimada Señora de la Lavandería,

Me dirijo a usted con el fin de presentar una queja formal sobre un asunto que me ha causado una gran molestia e inconvenientes. Lamentablemente, he notado que en varias ocasiones han desaparecido algunas de mis prendas íntimas después de utilizar su servicio de lavandería. Esta última vez, me he visto privado de tres calzones marca Calvin Klein, uno de color negro, uno azul y uno gris.

Entiendo que en un negocio como el suyo, donde numerosos clientes utilizan sus instalaciones, pueden ocurrir confusiones o errores. No obstante, este tipo de situaciones no debería repetirse con frecuencia, ya que genera malestar y pérdida económica para quienes confiamos en sus servicios.

Me gustaría solicitar que se tomen las medidas necesarias para investigar este asunto y, de ser posible, recuperar mis prendas perdidas. Además, creo que es fundamental que se establezcan protocolos más rigurosos de control y manejo de las prendas de los clientes, a fin de prevenir que este tipo de situaciones vuelva a ocurrir en el futuro.

Agradezco su pronta respuesta y colaboración en este asunto, y espero que podamos encontrar una solución satisfactoria tanto para usted como para mí. Si es necesario, me gustaría mantener una reunión personal con usted para abordar este problema de manera más directa y eficiente.

Quedo a la espera de su respuesta y soluciones propuestas, y me gustaría reiterar mi deseo de resolver este inconveniente de manera amistosa y eficaz.

Atentamente, Carlos.



Calzones

Por
 Estimada Señora de la Lavandería, Me dirijo a usted con el fin de presentar una queja formal sobre un asunto que me ha causado una gran mol...

 Me está costando dormir. Ando cansado.

Digo, son las dos, sería que "no pasa nada" pero mañana hay que levantarse a trabajar desde temprano, hay algo que no me deja en paz, un pensamiento.

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En la penumbra nocturna, bajo cielos sin estrellas, 
Mis pensamientos vagan hacia ti, en tinieblas. 
Eres el faro distante, cuya luz se desvanece,
Atrapado en el abismo, donde la razón se estremece. 

Tus ojos como rocas de jade cautivantes, 
Y tu piel radiante, en mi mente siempre errantes. 
En el misterio de tu mirada, me pierdo sin remedio, 
Atraído hacia la tragedia, en un laberinto sombrío. 

Atracción distinta, el eco de la tragedia, 
Nos consume en silencio, en nuestra propia marea. 
Nuestro encuentro maldito, es la llave de la desdicha, 
En este mundo absurdo, donde el sentido se marchita. 

Tu figura preciosa, un enigma deslumbrante, 
Despierta en mí un deseo, tan ardiente como distante. 
Dentro de esa imperfección, se esconde un vacío infinito, 
Un destino sombrío que nos arrastra hacia el precipicio. 

En la oscuridad, tu risa resuena como un réquiem, 
Una llamada a la perdición, donde el consuelo es un bien efímero. 
Acepto mi destino, me entrego a la desesperación, 
En el abismo de la tragedia, he hallado mi redención. 

Y en ese instante, donde la fatalidad me arrastra, 
Descubro la verdad del ser, en el vacío que nos desgasta. 
Aunque somos condenados, en este teatro del absurdo, 
En tu misteriosa atracción, he encontrado mi refugio.

Forzado a no compartir contigo momentos,
He tenido que sumergirme entre libros y documentos.
Aceptando con dolencia que los tiempos no me corresponden,
Que las horas son contadas, y tus destellos de gracia de mí se esconden.



La vida no me daba, siendo sincero; quería hacer cosas, conocer personas, acercarme a nuevos lugares y experiencias, pero me asustaba relacionarme con gente desconcida, y me sigue pasando. El problema conmigo es que los vínculos emocionales que desarrollo se ven destruidos en segundos cuando me defraudan.

Fue entonces donde cambié las creencias populares que tenía en mi interior, al final todos somos un personaje fugaz en la vida de alguien más; es cierto, tengo malas experiencias siendo la "primera impresión" de algunos, pues me tienen una especie de miedo cuando estoy callado y si me escuchan hablar tampoco es que se sorprendan para bien.

Funciono en esos escenarios como una máquina tragamonedas, tengo que ser activado; si no, es como estar frente a un muerto en vida. Aunque mis pensamientos, argumentos, opiniones y gustos puedan ser ampliamente expuestos, no necesariamente significa que los voy a hacer presente, por lo general soy un escucha nada más.

Además en este mundo estamos llenísimos de opiniones de todos los contextos (y en su mayoría son erróneas), qué más da si creo que el joven ahogado en alcohol está siendo evidentemente absurdo en platicar sus "memorias", si la chica de falda claramente está siendo víctima de control emocional por parte de quien tiene al lado...

No sé por qué escribí lo anterior, cero me importa; desde que tengo memoria he sido un personaje gris por eso mismo porque no me vinculo tan fácilmente con absurdeces. El otro día mi amigo se refirió a mí como una especie de "Thom Yorke, algo así como un talentoso personaje aparentemente depresivo, sumido en su pesimismo emocional pero que cuando lo conoces bien es una persona genial". Y eso viniendo de alguien que considero mi amigo desde hace como veinte años resultó revelador.

La gente que me conoce y ama de verdad es la que obtiene lo mejor de mí, pueden preguntar a mi hermana cuando quieran lo que quieran, o a mis amigos de antaño. Ella el otro día dijo una frase que me gustó mucho: "cómo puedo esperar menos", haciendo referencia a que todos los días le digo que la amo (igual que a mi padre y a mi mamá) y cuando estoy con ellos los abrazo muchísimo. Quizá por esa misma razón huí de acá hace algunas semanas, porque se me quebró el corazón cuando al querer mostrar afecto no fui correspondido. Después, ya en casa con la familia, me recuperé. Pero hasta ese punto me sentí incómodo.

La incomodidad, para mí, se traduce como la proyección de no pertenencia que me emite alguien más en relación a un lugar (o cercanía a una persona): En contexto, por ejemplo, cuando me sentía incómodo en mi antiguo depa, era consecuencia de que el metro por dos que solía tener asignado para tender mi cobija y dormir en un rincón, tenía zapatos o ropa sucia de alguien llegada la noche, o como cuando alguien se ponía a escuchar música a todo volumen justo al lado mío sin audífonos (y obvio, sin ser mis gustos musicales) a la una de la mañana sin respetar que al día siguiente algunos teníamos que madrugar a trabajar, o cuando otro de mis roomies literalmente se adueñó de toda la casa en la que vivía y tuve que remitirme a estar encerrado en mi cuarto o no estar.

Otra cosa que suele fastidiarme son las mentiras innecesarias por cosas simples de forma reiterativa; comprendo perfectamente que las mentiras son una forma de adaptarse a la sociedad y son en sí la gran base que sustenta la modernidad, pero cuando alguien miente de manera patológica me resulta desalentador, me apaga.

Y así llegamos al fin de esta reflexión irreflexiva de cómo han ido las cosas en mi cabeza. Estoy bien, si alguien se lo pregunta, así a secas. Tengo como prioridad este asunto con el que ando lidiando que es una subida prolongada y difícil, pero confío plenamente en conseguirlo. Todo es cosa de no desistir de salir a caminar y no abusar con los alimentos, por ahora. Bajar cincuenta kilos va a ser, sin duda, uno de los grandes retos de mi versión actual.



 A veces creo que la deuda kármica que tengo es inmensa, porque no veo salida de estas cosas; con la cabeza traicionándome de esta manera, más allá de los pensamientos tristes, lo fácil que luego cree que puede hacer las cosas a su modo, cuando no se le dan, cuando no sabe cómo. Eso mismo me pasa con el estudio, que todavía no tengo idea de cómo lo voy a construir, pero aquí sigo, invirtiendo en tablas para aislar el ruido y esponjas.

Al fin el interior de la casa es blanco, me tenía harto ese color anaranjado horrendo.

Hoy inicia otro mes, según mis notas del día, se ha sentido demasiado extenuante. Las piernas me duelen, el pecho lo siento apretujado (como cuando estoy triste) y la espalda como si hubiera cargado algo pesado.

Dormiré en el piso, en una de esas conecto con la parte de mí que no está sintiéndose cómoda todavía; podría echarle la culpa a la alimentación, pero siendo sincero, días recientes he comido muy pocas cosas que me causen estragos.

En una de esas puede que solo sea nostalgia y algo de tristeza de darme cuenta que un par de personas que me solían leer, ya no me leen más. Esto siempre provoca que se me pongan rojos los ojos, como si quisiera llorar porque alguien que supuestamente me estimaba se está alejando. Y la verdad es que eso probablemente ni siquiera sea cierto, aquí la culpa la tienen los pensamientos traicioneros que luego llegan.

Pero he decidido que me agarraré de mi fuerza de voluntad y obligaré a que esta sensación se vuelva un impulso para reiniciar hábitos saludables. Lo de comer menos cochinadas ya lo empecé, pero me ha faltado salir a caminar y agotarme de eso, no de sobrepensar otras cosas. Me veo ridículo rogando afecto donde no.

Al final ese es el peor defecto de un ser sociable, que uno busca el espíritu de pertenencia donde no hay necesidad de que exista. Soy un geek, un nerd, un rechazado; está bien, lo acepto, esas banderas llegaron hace años y difícil es que cambien de un día para otro, en lo que hay que trabajar es en lo que se tiene.

Porque todavía hay virtud escondida, hay bondad y congruencia. Respeto y tolerancia. Peleaba en mi cerebro con justificar estas letras y no parecer necesitado de atención; y es así: En la actualidad eres gordo, viejo, indeseable, sin atractivo y no muy simpático. La única forma de descubrir los talentos y la belleza ocultos, es dándote un lugar en la existencia, pero si alguien a quien quieres en tu vida, te invisibiliza ignorándote, reduces tu valor a cero.

Lo que se debe hacer en circunstancias como la anterior descrita es cambiar de óptica hacia ese alguien y enfocarse hacia otro lado, en una de esas la diosa Nike nos sonríe. Podrá incomodar un poco al inicio, pero es normal, sabido es que cosas más difíciles se han superado.



 Como se pospuso lo de los fontaneros hasta nuevo aviso (al parecer mañana), decidí ir rápido a comprar unos boletos que tenía pendientes y de paso ver si encontraba una mochila pequeña para colocar algunas herramientas y que no anden desbalagadas. En toda la logísitca no tardé más de media hora, regresando a la casa, esto sucedió a penas: Pasa un señor como de setenta años y toca al cancel. Generalmente no pelo eso ruidos porque estoy encerrado en mi cuarto y no se escucha nada, pero acababa de llegar y me metí por un poco de agua para beber.

Sigue tocando y me asomo a preguntar: —¿Qué se le ofrece?

El hombre desarreglado, sudado y rojo claramente de la asoleada que trae encima, me dice:

—Disculpe que lo moleste, ando pidiendo una ayuda para comprar un pasaje para volver a mi pueblo.

—¿Qué pueblo es ese?

—Se llama Plateros, está en Zacatecas.

Lo miro con desconfianza y pregunto: —¿Y cuánto le cuesta su viaje de regreso a Plateros?

—Quinientos cincuenta. Me responde. 

—¿Pero es neta que quiere esa lana para regresarse?

—Es la neta. De verdad.

—¿Por Diosito que está presente viéndonos?

—Sí, es para eso.

Saco de la cartera un billetillo de cien, se lo doy. Saco uno de quinientos, se lo doy también.

—Tenga, pero no lo quiero ver que sigue pidiendo.

Los toma, se va. Salgo un poco después a revisar si se ve a la deriva y ya se había ido, al menos de la calle.

Espero que a ese Señor le sirva el dinero. Gasto más en porquerías. Y si algo tengo en cuenta siempre es que hay personas que me han ayudado un montón de veces, así que se siente chido ayudar de vez en cuando a alguien que aparenta encontrarse en una necesidad.

Escribo esto no para quedar bien ante un tercero que me lea, sino como un recordatorio si en el futuro lo leo de que es importante estar ahí para otros. Habrá quienes te pidan, pero la mayoría de gente se queda callada.

Pero dar es una manifestación de generosidad y amor que nos conecta subconscientemente con los demás, y una forma de valorar y reconocer la vida que compartimos. Esto va más allá de los obsequios materiales, pues con tiempo, ánimo, atención o conocimiento estamos haciendo lo mismo. En ese sentido, la empatía nos lleva a ser mejores personas.

Al dar abrimos parte de nuestro corazón y mostramos interés en el prójimo, esta conexión nos sirve para identificar y comprender las necesidades de los que nos rodean. Pero hay que hacerlo sin esperar algo a cambio, pues con eso nuestra verdadera capacidad de brindar y recibir afecto queda evidenciada.

Eso sí, hay que encontrar un equilibrio entre dar y cuidar de nosotros mismos, para permitir que el crecimiento llegue sin resentimiento alguno. Por eso son necesarios los límites si se quiere mantener como una práctica saludable y sostenible.

Además está comprobado que los actos de generosidad sirven también a quien da. Ya que ocurre una liberación de estrés momentanea y es útil para reconocer en dónde estamos parados teniendo una perspectiva más realista de la vida.

P.D. No, dar a otros no te hace mejor persona en ninguna medida. Pero muestra que hay algo en ti.



Generosidad

Por
 Como se pospuso lo de los fontaneros hasta nuevo aviso (al parecer mañana), decidí ir rápido a comprar unos boletos que tenía pendientes y ...

 Es difícil dejar de ser uno, desaprender, reconstruirse a partir de nada. Cuando llegamos a los primeros años de la carrera, recuerdo que uno de los profesores nos dijo: "Todo lo que saben hasta ahora de la materia, olvídenlo, no sirve para nada", solo de pensar una circunstancia similar me sorprendo, pero es posible. Y eso pasa seguido en diversas áreas de nuestra vida. Tenemos que recomponernos y abandonar ideas que nos tenían sometidos.

Conforme se estudia, se da uno cuenta que la mayoría de preceptos y reglas que nos rodean y nos delimitan como sociedad, están ahí a penas hace unos cuantos años; y que a lo largo de la existencia humana, las cabezas dirigentes han ido cambiando constantemente, dependiendo de quienes nos gobiernen. Obviamente, quienes nos dirigen hoy nos inculcan sus credos y leyes montados en sus propios beneficios; así fue hace cien años, así hace quinientos y así será en un futuro próximo.

Enfrentar a los miedos impuestos resulta un plano complejo, más porque en primer lugar tienes que atravesar una línea de señalamientos provenientes de quienes te rodean, y eso puede convertirte en alguien indeseable. Pero siempre recuerda, hay un gran porcentaje de probabilidad que aquello por lo que te castigas ética o moralmente hoy, hace un centenar de años ni siquiera era motivo de juicio.

Pero entonces, ¿está bien o no adaptarse a los cambios y a la ola de modernidad que nos alcanza e inhunda a cada segundo que pasa? No es fácil responderlo si se quiere mantener una postura neutral. Tengamos en cuenta que no todos los cambios significan mejoras, no todos los "avances" son hacia adelante. Simplemente estamos más adentro del vórtice que se ha hecho para contenernos y moldearnos.

Escribo esto mientras le doy vueltas en mi cabeza a sucesos del pasado que me han colocado aquí; algunos no han sido grandiosos, pero me siento agradecido por lo poco o mucho que haya avanzado. Analizándolo, hace diez años ni siquiera me podría imaginar en un contexto similar al actual, tan estoico y simple, dándole un minúsculo valor a las posesiones y enfocándome en ser geniuno con las experiencias principalmente, sin afán de demostrar nada, sin intención de autoengañarme. Simplemente ser, y ya está.



En una ciudad al borde del olvido, dos colinas dominaban el paisaje: Tristeza y Perversidad. Mientras que Tristeza era conocida como un lugar de consuelo y reflexión, Perversidad tenía una reputación sombría y misteriosa. Se decía que en su cima, las emociones más oscuras y los deseos prohibidos cobraban vida.

Tres amigos, Martina, Sergio y Renata, vivían en esta ciudad y compartían una conexión especial, forjada por sus aventuras juntos en las dos colinas. Martina era una pintora talentosa, Sergio un músico apasionado y Renata una escritora imaginativa. A pesar de la oscuridad que rodeaba a Perversidad, los amigos se sintieron atraídos por su misterio y decidieron explorarlo juntos.

Inspirados por la música que agregaron en una lista de reproducción reflexiva, Martina, Sergio y Renata comenzaron a crear un proyecto artístico que combinara las emociones encontradas en ambas colinas. Querían demostrar que incluso en medio de la oscuridad, la amistad y el amor podrían ser la luz que los guiara.

Martina pintaba cuadros que retrataban las dos colinas en contraste, mostrando cómo la luz y la oscuridad podían coexistir y complementarse. Sergio componía música que reflejaba la lucha interna entre el bien y el mal, y cómo las decisiones que tomamos pueden moldear nuestro destino. Renata escribía historias que entrelazaban las penas de Tristeza con la tentación y el misterio de Perversidad.

Juntos, los amigos subieron a la cima de Perversidad, enfrentando sus miedos y demonios internos. A medida que llegaban a la cima, descubrieron que, aunque las sombras y los secretos acechaban en cada rincón, también encontraron la fuerza para superar sus luchas y aprender de sus experiencias. Comprendieron que la oscuridad no tenía poder sobre ellos siempre y cuando permanecieran unidos.

Cuando regresaron a la ciudad, compartieron su proyecto artístico con la comunidad. Sus creaciones capturaron la atención de todos, mostrando cómo enfrentar la oscuridad y encontrar consuelo en la amistad y el amor, incluso en los momentos más difíciles. La gente comenzó a visitar ambas colinas, aprendiendo a abrazar sus emociones y enfrentar sus miedos.

La historia de Martina, Sergio y Renata se convirtió en una leyenda en la ciudad, y las dos colinas dejaron de ser vistas como opuestas, sino como complementarias. Las personas aprendieron que enfrentar la oscuridad y encontrar consuelo en los demás era parte del viaje hacia la felicidad y la paz interior. Y así, las colinas Tristeza y Perversidad se convirtieron en símbolos de la lucha humana y la importancia de las conexiones emocionales.



A lo largo del tiempo, uno anota pequeñas cosas que pueden ser parte de la construcción de cambios positivos, con eso como base y un mix de diversas fuentes, me hice una lista. Tal vez en algún momento de mi vida necesite releer esto (justo como he hecho hoy), así que aquí lo dejo: Cien cosas que pueden ayudar en la constante búsqueda de ser una mejor versión de uno mismo:

1. Conocer las habilidades y áreas de mejora para tener una base sólida sobre la que trabajar.

2. Definir los objetivos a corto, mediano y largo plazo, y trabajar en ellos de manera constante.

3. Llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y dormir lo suficiente.

4. Agradecer lo que se tiene y valorar los logros.

5. No temerle al fracaso, pues cada error es una oportunidad para mejorar.

6. Enfrentar los desafíos y adaptar las habilidades y pensamientos para superarlos.

7. Establecer límites saludables y proteger el tiempo y la energía.

8. Mantener relaciones que te inspiren y motiven a crecer.

9. Ponerse en el lugar de los demás ayudará a comprender y comunicarse mejor.

10. Expresar los pensamientos y sentimientos de manera clara y respetuosa.

11. Aprender a gestionar las emociones y evitar reacciones impulsivas.

12. Entender que cualquier cambio lleva tiempo y esfuerzo.

13. Reconocer que las acciones tienen consecuencias.

14. Vivir el momento y evitar preocuparse demasiado por el futuro o lamentarse por el pasado.

15. Establecer una rutina y cumplir con los compromisos establecidos.

16. Liberar resentimientos y enfocarse en sanar y avanzar.

17. Mantener una mente abierta y buscar aprender algo nuevo cada día.

18. Ayudar a los demás y compartir los conocimientos y recursos.

19. Enfocarse en el lado positivo de las cosas y buscar soluciones en lugar de problemas.

20. Reconocer las limitaciones y no tener miedo de pedir ayuda.

21. Organizar las actividades y evitar la procrastinación.

22. No intentar hacerlo todo uno mismo; confiar en los demás y compartir responsabilidades.

23. Explorar nuevas ideas y buscar soluciones innovadoras a los problemas.

24. Dedicar tiempo a la introspección y al autoconocimiento.

25. No sacrificar el bienestar individual por el éxito profesional.

26. Asumir roles de responsabilidad y motivar a otros a alcanzar sus objetivos.

27. Incorporar actividades beneficiosas en la rutina diaria.

28. Prestar atención a los demás y valorar sus opiniones y perspectivas.

29. Aceptar el cambio y aprender a ajustarse a nuevas situaciones.

30. Enfocarse en el crecimiento propio y evitar caer en la trampa de la comparación.

31. Crear objetivos específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con plazos definidos (SMART).

32. Creer en la capacidad que se tiene para mejorar y superar obstáculos.

33. Aceptar que siempre hay algo nuevo que aprender, no importa cuánto sepas.

34. Evaluar regularmente nuestras acciones y pensamientos para identificar áreas de mejora.

35. Celebrar los éxitos y reconocer los avances.

36. Atreverse a salir de la zona de confort y asumir desafíos que ayuden a crecer.

37. Aprender técnicas de relajación y buscar apoyo en momentos difíciles.

38. Desarrollar habilidades para abordar desacuerdos de manera constructiva.

39. Practicar la escucha activa, la empatía y la comunicación efectiva.

40. Dedicar tiempo a actividades que llenen de energía y alegría.

41. Comenzar cada día con actividades que ayuden a estar centrado y preparado para el día.

42. Tratar con amabilidad y entender que todos cometemos errores.

43. Invertir tiempo y esfuerzo en construir conexiones significativas con los demás.

44. Proteger el bienestar emocional y físico estableciendo límites claros.

45. Ayudar a los demás permite sentirse más conectado y satisfecho.

46. Utilizar herramientas y técnicas para ser más eficiente y productivo.

47. Aprender a perseverar, incluso cuando las cosas se pongan difíciles.

48. Adquirir conocimientos en áreas relevantes para la carrera y crecimiento personal.

49. Cuestionar los supuestos y buscar evidencia antes de tomar decisiones.

50. Mantener relaciones con personas que alienten y desafíen a ser mejor.

51. Aceptar y agradecer el reconocimiento de los demás.

52. Observar los patrones de pensamiento y corregir aquellos que sean negativos o limitantes.

53. Investigar y analizar la información antes de tomar decisiones importantes.

54. Establecer un presupuesto, ahorrar e invertir en el futuro.

55. Ser sincero con uno mismo y con los demás en todo momento.

56. Creer en las habilidades y no dudar de la capacidad para alcanzar metas.

57. Aprender a comunicar necesidades y encontrar soluciones mutuamente beneficiosas.

58. Centrarse en una tarea a la vez para aumentar la eficiencia y reducir el estrés.

59. Considerar el fracaso como una oportunidad de aprendizaje y crecimiento.

60. Reconocer los logros y esfuerzos sin esperar validación externa.

61. Reflexionar sobre lo que es realmente importante para uno y guíar las acciones en consecuencia.

62. Dedicar tiempo a descansar y desconectar de la tecnología.

63. No tener miedo de buscar apoyo cuando sea necesario.

64. Tomar las críticas constructivas como oportunidades de mejora.

65. No tomar las opiniones negativas de forma personal.

66. Trabajar en equipo y aprovechar las habilidades y conocimientos de los demás.

67. Identificar las pasiones y objetivos en la vida para tener un sentido de dirección.

68. Planificar el futuro y trabajar en metas que lleven a cumplir sueños.

69. Mantener el espacio de trabajo y hogar ordenado y organizado.

70. Identificar las causas de la procrastinación y establecer estrategias para superarla.

71. Mantener el cuerpo activo y saludable para mejorar el bienestar físico y mental.

72. Enfrentar los miedos y desarrollar la confianza para superarlos.

73. Aceptar las opiniones que sean útiles de los demás y usarlas para mejorar.

74. Monitorear los pensamientos, emociones y comportamientos para tomar decisiones conscientes.

75. Aprender a reconocer y gestionar las emociones propias y ajenas.

76. Practicar la gratitud para aumentar el bienestar y la felicidad.

77. Dejar ir lo que no se puede controlar y enfocarse en lo que sí se puede cambiar.

78. Aprender a estar presente y enfocado en el momento.

79. Terminar cada día con actividades que ayuden a relajarse y prepararse para el descanso.

80. Encontrar personas y recursos que inspiren y motiven a mejorar.

81. Agradecer a las personas que apoyan y ayudan en nuestro crecimiento.

82. Abrir la mente a diferentes formas de pensar y a nuevas ideas.

83. Registrar pensamientos, emociones y progresos para llevar notas del crecimiento personal.

84. Aprender a persistir en nuestros objetivos.

85. Aprender a abordar desafíos de manera creativa y efectiva.

86. Motivarse celebrando logros con pequeñas recompensas.

87. Buscar oportunidades para aprender de manera autodidacta y expandir los conocimientos.

88. No esperar a que las oportunidades lleguen; salir y crear las propias oportunidades.

89. Ser honesto, ético y responsable en todas nuestras acciones.

90. Definir objetivos alcanzables y ajustar las expectativas a lo que es posible y realista.

91. Prestar atención a los instintos y utilizarlos para tomar decisiones informadas.

92. Aprender a reírse de uno mismo y a encontrar alegría en situaciones difíciles.

93. Dedicar tiempo a cuidar del bienestar físico, emocional y mental.

94. Aprender a estar cómodo con lo desconocido y a adaptarse a situaciones cambiantes.

95. Ser fiel a uno mismo y a los valores, y no tratar de encajar en moldes ajenos.

96. Asegurarse de dedicar tiempo a todas las áreas importantes de la vida, incluyendo familia, amigos, trabajo y pasatiempos.

97. Tomar momentos de descanso a lo largo del día para recargar energías y mantener la claridad mental.

98. Identificar las tareas y objetivos más importantes y enfocarse en ellos primero.

99. Aprender a adaptarse a cambios y a modificar planes cuando sea necesario.

100. Reconocer y disfrutar de los éxitos, y utilizarlos como combustible para seguir creciendo.



Ser Mejor

Por
A lo largo del tiempo, uno anota pequeñas cosas que pueden ser parte de la construcción de cambios positivos, con eso como base y un mix de ...

Hace tiempo no escribo más de una vez durante el día. Quizá se están acomodando ideas en mi cabeza, o solamente me interesa bajar un poco el par de publicaciones recientes que hice, no lo sé. El punto aquí es citar "arrieros somos y en el camino andamos y cada quien tendrá su merecido", una forma muy folclórica de mencionar al karma.

He repetido múltiples ocasiones que no me ha tocado una muy buena mano para empezar este juego estúpido llamado vida y que definitivamente, aunque he tratado de hacer buenas jugadas, la he regado un montón, y es una joda, no se imaginan cuánto.

Pero es una joda mayor escuchar que raza en una burbuja kilómetricamente más inmensa que la de uno, con veintitrés mazos en la mesa, se queja de no poder solucionar su juego, de no tener seguridad de cómo va, que las cosas no les salen como esperaban, que su plan de vida no es lo mejor hasta el momento. Carajo. De verdad, qué injusticia. Uno ve en retrospectiva un poco y dice: ¿De verdad te quejas? Tienes una escalera en la mano y sigues buscando cartas, ¿qué pasa contigo?

Si puediera resumir lo que me ha tocado en esta vida con una mano de póker, diría que nací con un par de palos altos, tipo ochos de espadas y corazones. Y ya, eso fue todo. Las friegas, la cotidianiedad, el estar en deuda con el universo, la gente que me rodea y ama, los que no tanto pero han fungido de "maestros" (recordando al budismo en esa) y las circunstancias aleatorias, son lo único que ha ayudado a que pueda mantenerme con esa jugada; a veces, incluso teniendo que bluffear consciente de que si no la pego estoy muerto. Pero siempre habrá personas que vengan a escupirme en la jeta que no soy nada, y si existo como tal, es meramente gracias a ellos. Qué más da.

Me queda poco más que un par de segundos de energía para soportarlo, a seguir tirando patadas de ahogado. No les había dicho, por cierto, estoy volviendo a escribir. Diferente. Menos asqueado, más comprometido. Ustedes bien saben que las últimas veces he tenido que destruir o abandonar mis obras, por que no me encantaron, porque no sentí al final la conexión con ellas que tuve al inicio. Porque en eso se resume todo, en expresar un par de frases y ver cómo se desvenecen en el tiempo, con el viento. Hay algunas de ellas, que a decir verdad, hubiera preferido no existieran nunca, pero ahí quedaron plasmadas; como cuando me señalo con autodesprecio o cuando confieso lo duro que es reventarme la cara reiteradamente contra la realidad.

Agradecimiento es lo único que me queda. Solo eso. Tal vez la siguiente carta sea un uno que no me sirva de absolutamente nada o un ocho más de tréboles diciéndome que la buena fortuna está allá afuera esperando por mí y que algún día me encontrará; en una de esas los bitcoins que miné en 2011 vuelven a mí, alguno de los distintos modelos de negocio que me han robado me genera frutos alternativos, me llega un empleo del cielo donde me paguen cinco veces mi sueldo, la recomposición de mis inversiones en burbujas revienta o incluso, puede que lleguen aliens y me descubran atractivo de alguna manera para ellos. Yo qué sé. Estoy hundido y sufriendo en demasía por idioteces.

Pero, recapitulando objetivamente: Tengo un par de manos que todavía se mueven y un cerebro que cuando no está pensando en dejarse llevar por romanticismo tonto u obsesionado con alguna musa, suele trabajar bastante bien; poseo dos ojitos que si les pongo unos lentes en frente, los vuelvo una mirada de águila; una capacidad de producir proyectos desde cero en un lapso de horas, un sentido agudísimo de deducción que toda la flota de detectives por este lado del charco celebraría; un par de piernas incansables que andan decenas de kilómetros y no se quejan, solo me fortalecen; un corazón sincero, generoso, bondadoso y valioso que siempre está ahí para repartir estima. Una voluntad inquebrantable que funciona como motor y me hace retomar retos y objetivos, a pesar de haber sido pisoteado recién, porque aunque cuenta con algunos años y daños encima, es uno que no raja y siempre me ha sabido llevar a mi destino.



Par de Ochos

Por
Hace tiempo no escribo más de una vez durante el día. Quizá se están acomodando ideas en mi cabeza, o solamente me interesa bajar un poco el...

 En la vida he lidiado en un sinnúmero de ocasiones con situaciones de rechazo, fracasos emocionales o simplemente grupos de "amistad" en los que no soy bienvenido. A través de los años coloqué en pequeñas notas algunos consejos que me sirven a la hora de que una situación de este tipo suceda, la cual me gustaría compartir aquí:

1. Acepta que eres un ser emocional: Es innecesario autojuzgarnos por experimentar emociones negativas justo después de un rechazo. Hay que reconocer que es normal esa sensación de incomodidad.

2. Reflexiona sobre lo sucedido: Sin emitir juicio, hay que analizar el contexto y las circunstancias que llevaron a la consecuencia del rechazo. Si se puede aprender algo de ello, adelante.

3. No emitas culpas: El rechazo no es por lo general una reflexión de lo que uno vale como persona, si ocurre, mejor es no culpar ni culparnos.

4. Asume la responsabilidad: Si el rechazo viene a partir de algo que hiciste, es importante tomar cartas en el asunto, pedir diculpas y trabajar en la mejora constante para evitar que algo así vuelva a ocurrir.

5. Evita darle vueltas a lo mismo: No hay que obsesionarse pensando en el rechazo, sucedió y ya. Porque si permitimos crecer raíces de amargura, eso puede agravar las emociones negativas.

6. Háblalo con gente de confianza: Compartir los sentimientos con familiares, amigos cercanos o en terapia los aligera; además suele ser gente que te brindará apoyo y comprensión.

7. Sé empático: Hay que ponerse siempre en el lugar de la otra persona y entender las razones por las que se dio el rechazo.

8. Rodéate de apoyo social: Sal con amistades o personas que te estimen y valoren para reforzar tu autoestima. Todos hemos pasado por situaciones de rechazo alguna vez, juntos nos ayudamos.

9. Trabaja en la resiliencia: Fortalecer la capacidad para superar adversidades y rechazos futuros es importante. Porque probablemente no es la primera ni la última vez que eso ocurra.

10. Establece metas montadas en la realidad: Evitemos metas inalcanzables. La mayoría de rechazos son consecuencia de no tener los pies en el piso, los objetivos alcanzables son a la vez herramientas para ir mejorando.

11. Aprende de la crítica constructiva: Los rechazos no son ataques personales, son áreas de oportunidad y aprendizaje. No te tomes tan en serio.

12. Cuida de ti mismo: Pon atención expecial a tu bienestar físico y emocional, haz ejercicio, despeja tu mente, desintoxica tus pensamientos, ocúpate en actividades positivas, come y duerme bien.

13. Practica el autocuidado emocional: Haz cosas que te hagan sentir mejor contigo mismo y sean apoyo alterno a tu proceso de sanidad.

14. Trabaja en tus habilidades de comunicación: Si sabes comunicarte con los demás evitarás malos entendidos.

15. Abraza la autoaceptacion: Acéptate tal cual eres, con virtudes y defectos; sé consciente de tu valor.

16. Mantén una perspectiva positiva ante la situación: Utiliza lo aprendido como una oportunidad para crecer y mejorar.

17. No te compares: Enfócate en aquello que quieres cambiar de ti para bien, evita verte a través del filtro de otros.

18. Reevalúa tus expectativas y experiencias: Tras la lección, ajusta tus objetivos y mejora tus habilidades. Sigue buscando oportunidades que sean más adecuadas para ti.

19. Practica la paciencia y perseverancia: Superar el rechazo lleva tiempo y esfuerzo, pero lograrás salir adelante y desarrollarás una mayor fortaleza emocional conforme superes este tipo de situaciones a lo largo de tu vida.

20. Toma diclofenaco: Una vez una chica me dijo: "Si te duele mucho, es porque te importaba; pero ya ni modo, toma un diclofenaco para el dolor y a seguirle".

Dejo aquí esto, por si a alguien le sirve. O a mí, en un futuro cercano, cuando me vuelvan a rechazar.