El regreso fue una reconfiguración, un soft reset en la intersección de mundos. Al despertar, encontré la habitación impregnada de una luz irreal, y allí, sobre el teclado, yacía una pluma, un token de su travesía, brillando con la luz de un millón de soles capturados.

Transformado, me enfrenté a la realidad con una nueva sintaxis en el corazón. Mi existencia, antes confinada a la lógica binaria del trabajo, ahora exploraba las fronteras de mi propia imaginación. La pluma del Roc se convirtió en el cursor, navegando por un mar de creatividad inexplorada.

En los meses siguientes, tuve que reescribir mi vida más de una vez, el código fuente imbuido de poesía y rebeldía. La historia de un viaje, compartida en las redes digitales, se convirtió en un virus de inspiración, contagiando a otros con la posibilidad de trascender mis propias limitaciones.

Una vez un sueño, la inmensa ave se había transformado en un símbolo de resistencia contra la monotonía del código. En el mundo fragmentado que vivimos, he encontrado una melodía en el caos, un orden en la disonancia, un testimonio de que incluso en los confines más oscuros del espíritu humano, la luz de lo extraordinario encuentra nuestro camino.

Y así, en la interfaz entre el hombre y la máquina, entre el sueño y la vigilia, hemos volado juntos, un ciclo eterno que desafiaba el silencio opresor del sistema, un recordatorio perpetuo de que en el corazón de toda existencia programada, late un ritmo salvaje, esperando ser liberado.

La esencia de este viaje trascendió la simple noción de un desplazamiento físico o digital. Se convirtió en una peregrinación interna hacia los recovecos más profundos del ser, donde las verdades se revelan no en código, sino en susurros de autenticidad. La pluma, más que un instrumento de escritura, era la llave a un diálogo con el yo interno, un puente entre lo tangible y lo etéreo, entre lo humano y lo divino.

Este despertar instigó una revolución personal, un desafío a la inercia de la cotidianidad. Cada palabra escrita, cada idea compartida, se convirtió en un acto de rebeldía contra el orden establecido, una afirmación de individualidad en un mundo que a menudo busca homogeneizar la experiencia humana. La creatividad, liberada de las cadenas del conformismo, floreció en formas inesperadas, dando vida a obras que desafiaban la percepción y expandían el horizonte de lo posible.

Al final, este viaje se reveló no solo como una búsqueda de significado o inspiración sino como un encuentro con la universalidad de la experiencia humana. En la intersección de la tecnología y el arte, en el cruce de caminos entre la realidad y la fantasía, se forjó una comunidad de soñadores, creadores, rebeldes y visionarios. Unidos en nuestra diversidad, avanzamos juntos hacia un futuro en el que la tecnología sirve no como un fin en sí misma, sino como un medio para explorar la profundidad infinita de la imaginación humana, un lienzo sobre el cual pintamos nuestros sueños más salvajes.

 El verdadero logro está en entender qué es aquello que estás dispuesto de sobrellevar para conseguir algo que deseas con mayor fuerza. Le estaba dando vueltas en la cabeza a esa idea, y es que cómo es posible que termine mis días sin energía, necesitaba recomponer algo, el orden de los procesos o la jerarquía, qué sé yo. Y ahí fue donde me di cuenta, debía de empezar a trabajar por aquello que me diera más, lo que tuviera el potencial de llevarme más lejos.

Claro que sí, es bonito enfrascarse en una travesía literaria de dos horas diarias para poder culminar el procesamiento intelectual de dos libros a la semana; y eso, como actividad única está delicioso, pero había otros puntos que tenía que validar antes de dar mi teoría por buena.

Y luego estaba el hecho de que llevo prácticamente desde que inicié en este proyecto sin poder salir a la hora de trabajar, quedándome una o dos horas extra diariamente nada más con la intención de mostrar capacidad y nivel competitivo. A cambio de ello, el tiempo para actividades "libres" se ve reducido... Lo que antes eran dos horas destinadas específicamente para un objetivo, se convierte en una, o media. Algo no estaba bien.

Entonces, ¿qué podía hacer? O mejor dicho, ¿qué puedo hacer? Las redes no son las únicas culpables, y castigarlas en consecuencia me pone a pensar si las decisiones que he estado tomando son las correctas. Ya saben, iniciar acá ha sido difícil, y es de esperarse que el proceso tarde en cuajar; porque he venido trabajando a ensayo y error, a esperar al fallo y reparo.

Llegar a casa sin energía tampoco es la mejor opción entonces. ¿Qué sigue? Abandonar la lectura que tenía para el final del día e intercambiarla por el llenado de mi agenda y las anotaciones diarias, eso probablemente sirva. ¿Pero qué del salir al aire? Pues nada, que hay que invertir el orden de eso también. Mi reto es, para mañana, volver a anotar las cosas; ajustar horarios y alarmas y desde el día siguiente comenzar a implementar, ya vendré por acá a decirles qué tan eficientes han resultado los cambios, o qué tan fatídicos, si es así.

 Todo este asunto de escribir, leer, producir, hacerlo por montones, son temas que se me están yendo de las manos la verdad; el tiempo de un día no me da para tantas cosas, y no es que me sea virtualmente imposible, es que el trabajo se ha vuelto saturado lo que sigue.

Y entonces tengo esta pequeña noción de reorganización, de ajustarme a una agenda personal, de resolver las cosas pequeñas poco a poco para en consecuencia, como una bola de nieve, más adelante cuando me haya acostumbrado a las nuevas dinámicas, ir agregando pendientes. Se puede, sí, o al menos en mi cabeza lo asumo factible. Ya veremos.

Sigo en el anonimato, en el anonimato de mis propios ideales y planes; si logro automatizar todo lo que tengo en la mente, sé que la vida será mucho más sencilla en mi trabajo. Pero estoy topando con una pared importante, la falta de accesos y que me veo forzado a utilizar lenguajes previamente autorizados.

En fin, ahí está el resumen de mi día, de mis últimos días, de mis últimas semanas. Les conté que también estaba escribiendo cartas, ¿verdad? Pues tengo aquí conmigo cinco que no he llevado todavía a correos, espero este fin de semana darme a la tarea de hacerlo. Como dije, demasiadas cosas que me he puesto encima y todavía queriendo animarme a innovar en otras.

Una de las cosas que me he propuesto ha sido ordenar mis finanzas de una manera más simplificada; he creado un presupuesto mensual en lugar del que venía utilizando, y con eso en consecuencia he logrado ...

Perdón, me distraje, no he logrado nada la verdad. Solo han sido pequeños destellos de sobriedad en un mundo repleto de distractores. No sé qué va a ser de mí a final de año, no sé si llegue a conseguir la cuarta o quinta parte de lo que me he propuesto, pero tengo que se honesto, si logro eso aunque sea, será un avance significativo en el camino correcto. Y al final, eso es lo que quiero.



Distractores

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 Todo este asunto de escribir, leer, producir, hacerlo por montones, son temas que se me están yendo de las manos la verdad; el tiempo de un...

 Ha sido una semana eterna, a penas he podido dormir y he tenido que realizar actividades sobre temas en los que no tengo experiencia. Siento que un poco me están viendo la cara en el trabajo, ni siquiera he podido pasar acá a escribir un poco, pero ya mañana, termina este martirio temporal para el que no estaba preparado emocional ni físicamente.

En la urbe tecnocrática, donde la cacofonía digital tejía un velo de irrealidad, habitaba sumergido en una existencia binaria. Mi ser, codificado en líneas de código efímeras, se diluía con la luz del alba. Programador en las tinieblas pre-matutinas, mi alma vibraba al son frenético de algoritmos y plazos implacables. La semana ha sido un espejismo de eficiencia, un bucle infinito de desgaste y renovación, hasta que el sábado por la noche lo encontré como una cáscara exhausta ante el resplandor gélido de la pantalla.

Mientras las luces de la ciudad parpadean como luciérnagas moribundas, me sumergí en el oceano del sueño, donde las olas diluyen las fronteras entre lo que existe y lo que no. Me veo transportado a un desierto de silicio, un vacío abismal bajo un cielo inmaculado, donde el tiempo se convierte en eternidad. Y entonces, como un fallo en la matriz, emerge la sombra colosal de un Roc, sus alas un mosaico de caracteres fragmentados, su vuelo un desafío a la gravedad del desaliento.

El ave aterrizó, una anomalía en la planicie digital. Sus ojos, dos soles encriptados, perforaron la niebla de la apatía que me envolvía. "Eres más que tus ciclos de vigilia y sueño", resonó su voz, un eco distorsionado que llenaba el vacío. En un acto de fe o de locura, acepté la invitación tácita, trepando sobre el plumaje de datos corruptos, aferrándome a la promesa de un horizonte desconocido.

Ascendimos, dejando atrás la gravedad de lo predecible. Cada aleteo desfragmentaba el cielo, revelando constelaciones de posibilidades. Mientra yo observaba, maravillado, cómo el mundo debajo se transformaba en un torrente de luz y sombra, un flujo de información que cobraba sentido en su danza caótica.

"La libertad es el código más complejo", murmuró mientras navegábamos por la corriente de los sueños. Las palabras se transformaron en un software que reprogramaba mi corazón en pleno vuelo, despertando un apetito voraz por lo imposible, y una confianza inmensa ante lo posible.

 Llevo varias semanas sufriendo de una tos que no me deja en paz, llega, tomo medicamento, me recupero, cambio de temperatura, vuelve. Estoy sintiéndome débil como hace tiempo no me sentía, hoy mismo me ha costado trabajo dormir solamente por estar constantemente tosiendo.

Es fastidioso. Flemas, más flemas, tos, más tos. Incomodidad. Acudir a la oficina por obligación. Aguantarme la tosedera por estar junto a cincuenta personas, regresar en la noche a la casa y volver a sentir que la tos se apodera de mí y no me da chance de descansar.

Más allá de una tos fiera, tener que cubrir con actividades oncall esta semana, ha vuelto la recuperación más complicada. Pues la semana pasada estuve de vacaciones en Colima, y ahí me regresó la molesta tos, llevaba casi un mes sin que me fastidiara, pero el clima cálido de día y el frío húmedo de la madrugada, me la trajo de nuevo.

Regresando al tema del oncall, la semana de regreso está pesadísima; empezando a trabajar entre ocho y nueve de la mañana y no pudiendo desconectarme hasta casi las diez de la noche. El ritmo poco ayuda a mi recuperación. Antes de regresar a Guadalajara, me terminé un tratamiento, y ya estaba un poco mejor, pero creo que sigo con las defensas bajas y toda la carga de actividades me termina quitando el sueño.

Después llega el estrés porque hay algunas cosas que no he terminado, las tengo pendientes. Y no, no hablo de los propósitos que me he puesto. Definitivamente debo permitir a mi cuerpo sanar antes de esforzarme por ese tipo de cosas menos importantes. La semana en curso espero que termine pronto, porque quiero poder descansar correctamente. Por eso siempre digo que uno pone y Dios dispone.

Tos

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 Llevo varias semanas sufriendo de una tos que no me deja en paz, llega, tomo medicamento, me recupero, cambio de temperatura, vuelve. Estoy...