Me tardé un rato en escribir aquí, culpo al hecho de que me quedé sin Internet en casa e inicié un contrato nuevo con otra compañía. Y qué les podría contar, solo quisiera decirles que mis benditas determinaciones inteligentes (sarcasmo) me han dejado inmerso en días de crisis, pero ni hablar, así es la vida, probablemente pasen unos cuantos días, semanas o meses a que me recupere un poco; como bien lo predije y no porque sea un pesimista, el año se veía complicado económicamente para mí. Y ha ido mejorando poco a poco, aunque me encuentro en estos momentos en los días más oscuros de mi estabilidad financiera.

También es culpa mía, lo reconozco, me he confiado en la palabra de amigos que quedaron de pagarme y no lo han hecho, quedándome bailando sin presupuesto; debí de haber desconfiado un poco de la palabra de mis deudores y quedarme dinero suficiente para no vivir carencias temporales en lugar de usarlo todo en pagos y demás.

Dios luego trata conmigo de unas formas muy extrañas, y no, no se lo atribuyo nada más porque sí, si nos ponemos a analizar mi vida, la mayoría de bienes en los que he gastado han sido bajo influencias de otros, pero no, tampoco estoy tirando la culpa a alguien más, nadie nunca ha colocado un arma en mi cuello para forzarme a solicitar un crédito hipotecario, un préstamo personal o muebles para el hogar. Ha sido únicamente mi culpa y estoy trabajando en ello, de hecho soy responsable de que eso no me afecte más, y los cambios que vengan tendrán que ser asimilados de maneras inteligentes de mi parte.

¿Para qué necesito dos o hasta cinco computadoras en casa? En verdad, no lo sé. Me es difícil decir que no a ayudar a otros, y por eso compro botas de trabajo a personas que me las ofrecen y parecen necesitar el recurso cuando yo las terminaré regalando. Por eso digo que sí a donativos voluntarios, porque mi corazón es sensible, por eso a mi compañero de casa le permito coexistir por el mismo costo (la mitad de la renta) a él y a su novia juntos, que no, que no soy un tonto... Bueno, tengo qué reconocer que muchas de mis decisiones parecerían haber sido ocasionadas por mi estupidez.

Se encuentran en mí a alguien en quien pueden confiar y terminan aprovechándose de eso, me pasó una, dos, diez, cien veces ya; y ese mismo descontento interno provoca que les cierre las puertas de mi corazón a gente abusiva tras la experiencia, por eso es que me ven solo ir al cine, también es eso mismo lo que hace que mi número de amigos sea cada vez más limitado, los círculos se cierran y las personas que están presentes se vuelven más cercanas a mí, pero mi confianza, obviamente es una sensible y delgada tela que muy fácilmente puede ser rasgada, aunque gozo de la fortaleza de recuperarme prontamente, lo cierto es que el quien me conoce a profundidad sabe que soy alguien leal y de fiar.


La Confianza Se Pierde

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