En mi experiencia personal, soy alguien que funciona mejor cuando está organizado. Desde la hora de despertar hasta cuando tengo que dormirme, eso me ayuda a gestionar de mejor manera mi energía y enfoque dependiendo lo que me rodea.

Por ejemplo, el ruido me parece un distractor grande cuando se trata de explotar la parte creativa de mí. Algo que no ocurre cuando estoy ocupado haciendo alguna actividad que simplemente requiera "rutina". Es común de los trabajos actuales, que muchas de las tareas se podrían automatizar, pero debido a la complejidad de las herramientas o el uso de diversas tecnologías, no es algo tan sencillo todavía; por lo que se requiere la mano humana para interactuar y estar alerta. Ante eso último, no me incomoda para nada que haya una fiesta en casa.

Pero cuando hablamos de colocar ideas una tras la otra, para dar estructura a un documento; aunque tengo la capacidad de ponerme audífonos y entrar en mood "no molestar"; prefiero que lo que me rodea esté tan silencio como sea posible. Por esa misma razón he estado pensando comprarme unos audífonos con cancelación de ruido.

Ha pesar de lo cruel del virus, y lo incómodo de estar encerrados durante la pandemia, hemos aprendido a llevarnos bien con el trabajo y la gente que nos rodea, y hablando de mí, estoy empezando a reformar algunas de las cosas que me habían "valido" con el propósito de mejorar como persona. En mi mente, viajar a Colima solía ser una ida al parque de diversiones, donde las responsabilidades y lo tajante de mi agenda pasaba por alto, eso provocó que me fuera de patas ante la idea de que volvería pronto a recuperar mi entorno de reglas. Lo cual no llegó, o al menos hasta ahora no se ha presentado.

Entonces, un día hace poco me dije: Ya fue, no sé si volveremos a donde estábamos y tendré que reordenar prioridades y darle con las cosas saludables. Porque estaba tan mal en mi mente, me venía sintiendo tan terrible con todo, que no le daba el mínimo de oportunidad a las cosas de caer por su propio peso; la ansiedad me consumía, sin poder dormir y desesperado, sintiendo que lo que hiciera sin importar el esfuerzo, estaba destinado a fallar.

Ahora, es cuestión de días que he retomado mis planes, tampoco es que me haya librado por completo de la toxicidad a la que puedo llegar a entregarme cuando no mido mis pasos. De lo que se trata es de recuperar el terreno perdido, trabajar por salir adelante y resolver cuanto pendiente me quede. Sin culpas, sin depresión, sin sentirme miserable. Es verdad que nada tengo, nada soy y probablemente nada valgo; pero puedo ir construyendo valor a través de otorgar un poco de lo que he aprendido.



 Tuve un sueño, uno de esos sueños que se deben de contar, acababa de adquirir mi nueva casa, una mansión en la zona más prestigiosa de Amsterdam, campos verdes y belleza natural la rodeaba.

Estuve casado con dos mujeres hermosas, una rubia alta de ojos verdes; una pelirroja de ojos azules. Poseía los autos más codiciados, los muros que rodeaban mi mansión eran enormes, apenas alcanzaba a ver su cúspide.


Había una docena de personas a mi servicio, desde choferes, mozos, médicos, cocineros, cada uno con dos o tres personas a su cargo.


Cuando salía de comprar, siete mujeres me hacían compañía, cuatro de ellas eran mi guardia personal, mis dos esposas y una más se dedicaba únicamente a gestionar mis finanzas. Mi equipo.


Era un hombre muy poderoso, dueño de empresas con gran poder mundial, tenía la capacidad de imponer gobiernos y destruirlos a mi antojo.


Los Magnates se referían con elogios a mí. Se me invitaba a convenciones y conferencias por todo el mundo. No cesaban de pedir mi opinión.


Mafias intentaron matarme sin éxito.


Mi vestimenta era codiciada, la joyería que me rodeaba también; de oro, platino y piedras preciosas todo marcado, señalado con mis iniciales.


Lo que pedía me era entregado en la mano. Nadie me negaba nada.


Ese día especial, me dirigía a un evento de esos habituales a gente de mi categoría, lo más exclusivo; había ordenado que se sirvieran los alimentos más deliciosos de la tierra y las bebidas más exóticas.


Viajaba en la limusina con mi equipo de confianza. De pronto, una luz lo iluminó todo, y cuando volví a abrir los ojos en mi realidad no había nada.


Me encontraba en una habitación en la que no alcanzaba a distinguir paredes, completamente blanca, mis ojos ardían a causa del encandilamiento, me sentía ligero pero temeroso.


¿Qué opina, Doctor? —preguntó la dama con los ojos puestos sobre aquel caballero de blancas vestiduras e imponentes proporciones.


Segundos más tarde. Lo siento amigo, tú ya estás muerto —dijo el Ángel revisando la lista. —Infierno —gritó después. FIN.




 Hey, hola.

He tenido que realizar algunos cambios en mi sitio. Ya desde hace tiempo había planeado sacar algunas herramientas aparte que sirvieran para desarrolladores. Material tengo de sobra, pero no me podía poner al día con las actividades del trabajo y las pruebas pendientes. Además, estaba el hecho de que quería que este sitio tuviera un "lavado de cara".

Ya hace como un mes que he actualizado el aspecto del lugar, pero entre que me tocaba estar en turnos horrendos en el trabajo, y que me seguía con actualizar otros pendientes; las cosas simplemente no acababan de gustarme. Al momento de redactar estas líneas, todavía están pendientes de ser publicados un par de capítulos de una novela que andaba escribiendo y otro puñado de minicuentos. Aunado a lo anterior, le dediqué un momento también a hacer la versión en línea de mi currículum, porque uno nunca sabe de dónde puedan llegar las oportunidades.

Quisiera contarles todo por lo que he pasado en este mes o la frase que alguien dijo que me "triggereó" a modificar el aspecto y la esencia de este lugar; pero para todo hay tiempo. Por ahora solo puedo decirles que me la he pasado estudiando bastante. Y que recién hace como una semana comencé a reorganizarme con algunas herramientas que tenía por ahí olvidadas desde que se terminó mi proyecto en CDMX.

Tengo que comentarles que el colapso emocional, laboral, físico e intelectual por el que hube pasado ha hecho mella en mí; sin embargo, desde la insignificancia del fracaso continuo tras una caída seguida de otra, he tenido que levantar la cabeza primero, y empezar a levantarme. Será un camino largo, lo sé, pero como siempre me sucede, estoy pasito a pasito avanzando.

Mi vida está lejos de ser feliz y perfecta; incluso los libros desordenados en mi cuarto le gritan al mundo que desean volver a su lugar, pero ahí estoy yo de nuevo, siendo completamente transparente en cuanto a lo que hay en mi interior, sin importar que ello suponga exponer mis ruinas cual mendigo.

A días de que termine el que ha sido hasta ahora uno de los años más difíciles que he tenido que atravesar, lo cierto es que despierta en mí agradecimiento el saber que mis papás y mi hermana están conmigo. Su amor ha sido crucial en cada momento de mi vida; al igual que ellos, hay una cantidad importante de personas entre amistades, familiares y conocidos que me han brindado su afecto y me hacen sentir dichoso de tenerlos en mi vida.

En fin, este "relato" solo se trataba de anunciar que aunque el changarro se vea distinto, el administrador sigue siendo el mismo, y está feliz de tenerlos de visita. Además, a partir de ahora con otros pequeños proyectos que irán creciendo puestos a su disposición. Sin nada por agregar, les dejo un abrazo y les deseo ¡Feliz Navidarks!



Las fuerzas de un gran número de constelaciones estelares se habían reunido con un único objetivo, contener al hombre. Después de miles de años de investigación en lo que respecta a la especie y los múltiples incidentes identificados en la llamada vía Láctea, en el planeta Tierra; los sabios del planeta Nedrón y los dueños de Javsael tomaron la sabia postura de destruir la Tierra y toda la basura que en ella habitaba, llamada extraoficialmente humanidad.


El problema aumentó ante la corte global al saberse que los humanos dedicaban tiempo y recursos a la exploración de planetas no habitados con la finalidad de probar ahí su armamento catastrófico, destruyendo la poca vida que pudiera hospedar.


Falles Hawyke, líder de la bancada inteplanetaria pacífica, nacido en el planeta Jhassou y principal responsable de que la decisión se mantuviera en juicio exponía con lujo de detalles el déficit económico, militar y sobre todo mundial que una acción de esta índole traería al universo.


—¿Y el motín? ¿Cómo lo dividiremos? Todos conocemos que los javsaelianos son agresivos posesivos, al finalizar el avance serán los primeros que envíen tropas a habitar el lugar con la finalidad de asegurar ganancias, seguro querrán las aguas, que es la mayor riqueza de ese planeta; mientras que los nedronianos, con su tecnología eónica irán por el oxígeno; al suceder eso, qué haremos con todo el desecho tóxico que existe en el suelo de ese lugar. Hemos probado miles de modos y de ninguno es posible desintegrar el territorio afectado sin destruir la riqueza de su biósfera.


—Lanzaremos un micro agujero oscuro, que los absorba y nos evitamos riñas. —Resopló Gurr Harrs, representante de los destructivistas unidos.


Habían pasado quinientos años desde que inició el juicio sin resultado alguno, el consejo de dioses sudaba, pues serían ellos los que tomarían la decisión final, Harrs y Hawyke se veían con desprecio.


—Culpable. —Gritó el consejo después de pensar su decisión durante los últimos veinte años.


Luces comenzaron a abundar en el lugar, brillantes, claras, una tras otra. Los nedronianos asieron sus englutadores y se transportaron a la parte nuclear del planeta Corsco, donde se celebraba el juicio. Los javselianos corrían desesperados, impulsados por sus colas aladas buscaban salir del lugar, todo brillaba cada vez con mayor fuerza. Zumbidos y explosiones saturaron el lugar.


Desde la mitad de la multitud del consejo se asomó una enorme imagen holográfica en la que los presentes pudieron ver lo que sucedía fuera del planeta, esos individuos, los estúpidos humanos habían evolucionado, cambiaron las reglas de cohabitación y utilizaron sus limitadas tecnologías globales para atacarlos.


Como siempre, los humanos no tuvieron piedad. Después de destruir a todos los habitantes de esos planetas siguieron su travesía, su intención era única, destruir todo ser viviente que no fueran ellos, aniquilar cualquier planeta que pudiera ser habitable, matar por odio y envidia, por gusto, actuar porque sí.


En su ego los humanos terminaron destruyendo todos los planetas habitables, obligando a sus generaciones a adaptarse a circunstancias y climas diversos, en su demencia se mataban a sí mismos.


Finalmente llegó el momento en el que gobernaron el mundo, y ese día fue el fin de su especie, pues solo quedaba un humano que bajo la desesperación del momento, presionó el botón, y fulminó la poca vida que todavía quedaba. FIN.



Sam intentó salirse con la suya al escribir una carta sobre el pequeño taburete de roble en medio de la sala común de la empresa a su tan querida amiga y compañera:


—Eva, hace años que no puedo dejar de pensar en ti de una forma distinta a la sola amistad que me propones, has suscitado en mí una esperanza a lo que será una forma diferente de ver las cosas, desde que te conozco, me he convertido en el romántico menesteroso del que siempre quise alejarme. No hago males a nadie, ni soy violento, bueno, de hecho hoy ni siquiera tengo deseos de reclamar nada. Te pido, con todas las fuerzas de mi alma que me respondas a una cuestión. ¿Existe alguna posibilidad de que tú y yo seamos pareja? ¿Hay siquiera una mínima circunstancia en la que eso sea probable?


El texto lo dejó en forma de recado donde ella pudiera verlo, tomarlo y escribir posterior a él una respuesta.


Eva, mujer de veinte, soltera, de belleza intelectual muy superior a la media, destacada y prominente en varias instancias al leer la patética nota de Sam solo podía pensar deshacerse de él lo más pronto posible, sin enamorarlo; no tenía intención de causar estragos negativos en su vida. Tan dulce ella lo decidió, tomó una lapicera, la hoja de papel y con toda la convicción que suponía su edad escribió:


—Lo siento pero no, gracias.


Sam fue el hombre más feliz del mundo a partir de entonces, pues se sintió libre del yugo que lo unía a una ilusión imposible, se enamoró más veces, nunca más como de Eva, se casó, hizo fortuna, fama, familia, historia y murió feliz consciente de que el favor que Eva había acometido a su vida era el de desatar el nudo del amor que él lentamente ató alrededor de ella. FIN.




 "Alexa, buenos días."

Rutina. Eso con lo que las personas saludables inician cada mañana y que se ha vuelto una herramienta fundamental en las mentes propias de la modernidad; algo que a pesar del tiempo transcurrido, difícilmente he podido adoptar de la mejor manera a mi estilo de vida. Porque me encuentro en constante cambio.

A veces leer un poco, otras escribir, algunas más dándome un baño y ya de plano las peores, encendiendo la computadora para iniciar la junta del día; hay quienes aprovechan para tomarse un café en ayunas (muy bueno sin azúcar si están buscando quemar grasas), salen a hacer ejercicio cardiovascular matutino o corren al gimnasio, e incluso como mi madre, que toman algún instrumento de limpieza y empiezan con labores domésticas.

En mi caso, quisiera depender menos de la rutina y más del esporádico, pero no funciono así; tengo que reconocer que la ausencia de un orden por lo general está vinculada a una incomprensión del "qué sigue" en cada paso que doy. Así que mientras una parte de mí quisiera con desbordantes ganas salir a caminar cada mañana a respirar el aire fresco del día y obtener energía, la otra no encuentra forma y lugar ni para su existencia. Sin ser una excusa, pero es obvio que solo uno sabe lo que lleva a cuestas.

Me gusta la idea de ser honesto conmigo e incluso en mis peores circunstancias reconocer que algo me falta, en este caso particular, claro está que requiero adoptar nuevas rutinas que fortalezcan mi estado mental, espiritual y físico. Como hace años llegué a hacer, tener actividades en calendario de forma ordenada me lleva lentamente a alcanzar objetivos previamente establecidos.

En su momento fui víctima del tiempo, me animaba a conseguir todo casi inmediatamente. Si se trataba de bajar y mantenerme en mi peso, me decía a mí mismo, lo puedes lograr en un par de meses; cuando me refería a algún aprendizaje, me determinaba a acabar de estudiar tan pronto como pudiera, dos, tres, cinco horas al día, las que fueran necesarias; respecto a la literatura, por ejemplo, llegué a un punto en el que me sometía a leer un libro al día. Y eso está bien, hasta que te consume; la cosa con algunas personas ya visto desde una perspectiva externa, es que se obsesionan bastante, llamémosle apasionados, por leerse menos agresivo.

Pasa que me he muerto en el sentido de que ya no percibo esa chispa en mí, al menos no con la intensidad que solía suceder; las razones pueden ser varias, zona de confort, apatía, conformismo, desgracia, pena, lamentación, tristeza, disgusto, desánimo, miseria. Casi como nombrar las cartas de una lotería que nadie quisiera poseer. Todo podría estar en cierto sentido vinculado a mi entorno, lo reconozco. Es probable que la concentración de metas incumplidas haya roto mi objetivo principal, que es estar bien, y llevado consigo al efecto contrario. Porque siendo sincero, ustedes como yo sabemos que una vez que fallo en adquirir un propósito, el siguiente lazo lo coloco a mayor distancia que el anterior.

Pues esta vida que aunque para la mayoría se trata de acumular victorias, para mí es una especie de: "En la siguiente voy a intentar una mejor puntuación", y a pesar de recolectar consecución de fracasos, seguiré haciéndolo reiterativamente.



 Pasa que antes me sentía incomprendido por las opiniones ajenas que tuvieran de mí; en mi corazón lo que más anhelaba era caerle bien a los demás, deseaba como mi máximo objetivo ser magnético y causar empatía de inmediato; hasta que hace relativamente poco pude reconocer realmente que cada uno está luchando su propia batalla.

Aunque nunca he sido de tomar represalias y prefiero continuar a la siguiente meta; lo cierto es que hubo un tiempo en el que las actitudes e hipócritas personalidades me hacían querer decirle a todos: "Hey, esta persona miente" o "esta persona esconde tal o cual complejo", solo eran deseos, nunca concreté algo de eso gracias a las limitantes bajo las que me he regido toda la vida.

Lo que me pasa ahora es justamente lo contrario, situación, acción o personalidad que encuentro un poco incómoda en mi percepción subconsciente (generalmente atinada), me mueve a meditar las luchas por las que estará pasando, los problemas que habrá atravesado para encontrarse ahí y las brechas que existen entre ambos además de la forma en la que el entorno habrá causado impacto para ser como es.

Lo mencionado en el párrafo anterior me resulta inmensamente liberador; porque permite motivarme en la única persona que debe de importarme realmente mejorar, o sea yo. Además todo este asunto de analizar lo único que hace es otorgarme más herramientas de autoevaluación, pues es obvio que lo que veo en otros y me provoca "batallar", en ocaciones, es aquello que me podría servir como maestro espiritual y mental, llámese para mejorar mi forma de ser, para comportarme de una manera más agradecida o simplemente para actualizar mi software de misericordia y tolerancia.

A veces escribo de las cosas lindas que me ocurren, si no ven mucho de eso por acá, es porque la he pasado mal, y se vale. Hace meses leí un meme que decía algo así: "Sé que estás pasando por momentos difíciles, pero recuerda, tú te los buscaste". Y obviamente es igual a restregarme en la cara las malas decisiones que he tomado. Aunque divertidísimo.

Atrás quedaron los intentos de hacer funcionar mi cabeza de una manera radical y revolucionaria; probablemente he sucumbido ante lo que la sociedad esperaría de alguien de clase baja y origen humilde como yo, "mantenerme endeudado y ahogándome en la miseria". Pero me siento en un punto en el que no deseo culpar a otra cosa que no sean mis propias fallas a la hora de seleccionar opciones; aunque para nada me pienso quedar revolcándome en la depresión.

Es como si un interruptor en mi interior hubiera cambiado de posición; y donde antes hubo autocompasión, lástima, dolor y pena; hoy me siento más fortalecido que de costumbre. No les voy a mentir, la tristeza es por razones circunstanciales parte de mi día promedio; pero se ha vuelto tan común la convivencia con la misma que a veces hasta se vuelve incentivo para fenómenos graciosos. Como si fuera algún personaje de comedia muda en blanco y negro, que después de la caída aparatosa, acepta las risas y sigue adelante.