En Un Rincón

Me distraigo, teniendo objetivos claros, qué fácil es caer en el juego de alguien o algo más, no saber qué sigue, olvidarte de en dónde estabas, por observar, por escuchar, por lo limitado de atención de vez en cuando. Quería escribir de las cosas en las que trabajo, para que al verlo, tal vez les quedara un poco de lo que estoy haciendo con fines generosos solamente.

Pero en el fondo, cada uno guarda razones egoístas y superficiales en el corazón, queremos demostrar que sabemos, que somos buenos en lo que hacemos, que tenemos talento y creatividad, que hay al menos un poco de brillantez en nosotros; probablemente eso no sea cierto, pero hay que sentirse convencidos. Porque, quién vende pan malo.

El cerebro está atento para el chisme, sin importar el tamaño o qué tan ajeno sea, es parte de nuestra naturaleza humana. Queremos enterarnos y sentir que pertenecemos.

Hay quienes platican con pasión, los ves y te emocionas por los ademanes y gestos mientras se enfrascan en su diálogo; a simple vista, notas que están maldiciento a diestra y siniestra. Acordándose no solo de la progenitora del sujeto de la charla en cuestión, sino de su ascendencia completa con todo y muertos.

¿Existo? A veces, con una fuerza descomunal. Otras, estoy ahí, nada más, en un rincón, sin hacer mayor ruido, tecleando lo que se viene a mi mente, sorbo a sorbo, hundido en la música en mis oídos, ajeno al viento alrededor, estoico, inamobible, laxo, sobrio, parco.



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