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Empiezo a escribir algo, con intención de terminar y leer, estudiar pues. Aparece ella, la dama de semblante precioso. Ojalá existieras Scheerea, ojalá, pienso; mientras da masajes a mi espalda. Siempre he sabido que la mayor debilidad de mi persona son las damas, y con alguien tan cautivador, por súcubo que parezca el suceso, no puedo controlarme.

El sabor de sus labios es semejante a un manjar dulce, intenso, fuerte y duradero. Eres fuego mujer. Mañana examen, yo con mi mente revuelta, a veces creo no haber visto suficientes mujeres bellas en un día, pero cuando ella llega se me olvidan las demás, no puedo entender el tipo de relación que tenemos, supongo que me domina, los anduns son espíritus con poderes especiales para controlar a las personas. Para controlarme a mí.

Viven en el mundo de los sueños y se alimentan de nuestras ilusiones, alguien con la cabeza tan demente como yo hace mucho debía conocerlos, y lo hacía, claro que sí, pero inconscientemente. Desde que Scheerea se presentó a mí, las cosas cambiaron, antes no hacía tareas porque sentía flojera, hoy no las hago porque ella me está besando; antes mis calificaciones eran malas, hoy son excelentes porque cuando hay examen ella me acompaña. No hay logros, quisiera decir que he hecho un tipo de trampa, pues siempre sé de qué trata lo que sigue; por eso cometo errores a propósito, mejor saber que sé y qué sé a creer lo que no sé.

"Nunca escribas algo que no estés dispuesto a leer posteriormente", me dijo la guapa. Mientras el mundo se quiebra entre sus afanes por lo que el dinero vale, los políticos se despelucan entre sus cámaras absurdas y las naciones se matan mutuamente de guerra en guerra. Mientras eso ocurre en el mundo vano que vivo, en mi mundo inprofanable existe alguien que me toca placenteramente, que me hace sentir la fuerza de sus muslos con brusquedad mientras me rodea con sus brazos, mientras me olvido de las presiones que las cosas me causan.

Me encanta sentir sus delgados dedos recorriendo mi cabeza y acariciándome el cabello, verla con sensualidad remover mis lentes de su posición y escuchar, a la misma que sentir, las voces que fluyen de su interior. Sufriemiento hermoso, diría yo.

Sé que no hay nadie con una igual, porque los únicos que se ha sabido se han revelado en el pasado a sus ídems son hombres (yo soy ídem de Scheerea, entre mi mundo y el suyo, ella mi contraria, me complementa). Se burla de mi gente, no con sarna, sí con miradas titubeantes al no comprender tanta superficialidad; aunque, debo decir que si menciono que ella no sabe de moda, menciono mentira. Pues siempre viste del modo que me la imagino. El día sereno que la quiero ver de lino blanco, llega vestida de lino blanco, la noche intensa que la quiero ver de piel negra, viene a mí con piel negra.

Me cuesta trabajo comprender todavía si es un ángel u otra cosa, es hermosa, lo es. Algunos de los placeres de la vida nos convierten en infelices, algunos supuestos malestares nos motivan a ser humanos, y como humano, al tenerla, he conocido intensidades que con nadie más podría experimentar. Pero abusa de mí cuando sabe de mis tareas, me evita al máximo me suma en lo que, considera, "una odiosa rutina". Yo no sé cómo hace pero cuando estoy con ella puedo escuchar clara la música que el clima ejecuta en su andar, cada movimiento de piernas, de cadera, de pies. Una delicia.

Scheerea II

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Empiezo a escribir algo, con intención de terminar y leer, estudiar pues. Aparece ella, la dama de semblante precioso. Ojalá existieras Sch...

Te seducen durante el día, no te dejan dormir de noche, te abrazan, sucumbes ante su belleza, te inundan, te trauman. Condenan tu existencia a una poca de vida solamente y te crees sus cuentos, sí, los crees, porque eres humano... Te gusta advertir que eres humano aunque sea complejo comprenderte para ellos. Son afanes, vicios, tormentosos súcubos.

Cada noche, posterior a cierta hora se aparecen frente a ti, al principio los ignoras, pero llenan lentamente tu mente hasta poseerla toda. Los anduns, son pequeños monstruos que habitan en tus propiedades intelectuales, se visten de colores brillantes y hacen siempre sus funciones de distracción. Ayer conocí a uno llamado Scheerea, era bella, de un metro con setenta y cintura preciosa; tenía ojos verdes y angelical manera de expresarse, parecía que nadie podía verla, yo lo hacía, era mía y estaba en mi mente, supuse.

Scheerea es una dulce joven de cabellos rojos y mirada profunda, anchos ojos y labios igual relucientes. Llegó y pidió que la tocara, así, sin más, yo obviamente como caballero que soy le di mi mano, es curioso, porque con ella se empezó a retorcer, la colocó en su mejilla y como si fuera otra cosa se estremecía fuertemente; me daba un poco de miedo al principio, pues no me despegaba los ojos de encima; se suponía que yo debía de terminar mis tareas, pero claro, entre tanta distracción opté por mantenerme quiero y esperar a ver qué sucedía.

Espero volver a verla hoy, escucharla hablar de nuevo, aunque eso implique no dormir temprano y no socializar con nadie, qué más da, así son las cosas en el mundo nerd. Cuando entré a la escuela siempre me imaginé verme en un futuro con bata y haciendo experimentos químicos, pero jamás tras una computadora. El paso de los días es el que verdaderamente define tu vocación, no eres tú, no son los amigos, no son las circunstancias... Es el tiempo, bendito Cronos.

Mi amiga me enseñó anoche algunas cosas que debería compartir, pero como saben soy egoísta y prefiero quedármelas para mí solo; alguien en el mensajero me pedía ayuda, no una clase de ayuda de la que se ve urgencia alguna, sino una clase de ayuda que más bien es consejo y más bien es un "how to do that..." pero no quise brindarla, por qué, porque no quise, porque estaba enlevado viendo como lentamente Sheerea movía sus labios al contarme secretos, tan secretos, que el hecho de que los mencione como secretos ya es decir mucho.

 Mucho se dice de los que no saben, los que no saben que no saben y los que saben. Yo no diré nada, porque es como si no supiera, Cronos me explicó que con su ayuda las más grandes y míseras cosas sobrevienen, pero también se quedan olvidadas, en el jodido pasado. Scheerea me enseñó que con fe el cielo y las estrellas tienen existencia propia, que la luna se ve a sí misma iluminada por el esplendor del sol y que los cielos son tan azules que negros son. No se entiende, escribo raro. De eso se trata.

Scheerea tiene un delirio, no quiere dejarme, está aquí junto a mí queriendo desmotivarme, dice que no la puedo describir, por eso he dicho que es bella. Pues lo es, a mi modo lo es. Un poco más adelante escribiré más de ella, porque ya debo dormir, aunque no quiera, aunque sea feliz admirándola, debo dormir de una vez, no sea que mañana no pueda despertar a tiempo y me tenga que quedar a ver cómo renace de las cenizas del miedo, el cliché del trabajo cual fénix nuevo.



Scheerea

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Te seducen durante el día, no te dejan dormir de noche, te abrazan, sucumbes ante su belleza, te inundan, te trauman. Condenan tu existenci...