Si me quieres volver loco, si quieres obligarme a llegar a la cama a intentar dormir frustrado, si quieres que me desespere y pierda los estribos ante el siguiente paso, oblígame a vivir bajo el yugo de la rutina.
Tal vez para muchos algo así viniendo de la mente de alguien que se supone trabaja en una empresa con horario fijo y reglas de vestimenta viene siendo un juicio mal estructurado, y tienen razón, parcialmente la tienen.
Hay cosas que al meter en mi rutina como algo para hacer diario o cada cierto tiempo cíclicamente que simplemente pasé a segundo plano, como una automatización de procesos internos que mi cuerpo realiza sin necesidad de prestar supervisión completa.
Un ejemplo de ello es despertar a una hora; en principio de cuentas, antes de que mi cuerpo se acostumbre, es complicado, pero una vez consiguiéndolo todo se vuelve mucho más sencillo. O ir en bicicleta al trabajo, recuerdo las primeras veces, cómo terminaba muerto y sin oxígeno; me sigue pasando, pero ya lo tomo como una necesidad cual ir al baño.
Actualmente, en la cuestión que me he estado esforzando es en el área alimenticia; porque admitiendo mi realidad, con haber perdido kilos no dejo de tener en mi interior a un gordo en potencia. Y la verdad es que no hay cosa que me sea más tentadora como una deliciosa comida.
También quiero trabajar en el mejoramiento de mi condición física; cosa que requiere de inversión de tiempo, dinero y consejos de expertos. Los cambios de este nivel proporcionan un enorme beneficio a largo plazo, sin embargo, también son los que más pereza causan en principio de cuentas por la constancia que requieren y siendo honesto con ustedes, a mí particularmente hay demasiadas cosas que me desmoralizan a la hora de decidir si ir o no, hacer o no, activarme o no, respecto al este aspecto. Pues recordemos que también almaceno dentro de mi pasado a un hombre desaliñado y descuidado con una autoestima bastante baja.
Las rutinas son buenas, si se toma consciencia de ellas; que me cueste adaptarme a algunas no me hace más que otro ser humano con deficiencias. Con el paso del tiempo y la perseverancia, así como ahora escribo sin esperar nada a cambio, probablemente mi sistema se centre en actuar por la simple belleza y el beneficio de sentirme sano.
Si me quieres volver loco, si quieres obligarme a llegar a la cama a intentar dormir frustrado, si quieres que me desespere y pierda los est...


Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.