Libertad

She was all right because the sea was so airtight, she broke away...
La libertad se encuentra justo después de la línea en la que ya nadie más que tú mismo importas. Probablemente resulte al lector un concepto megalómano y egoísta el que acabo de expresar, pero explico que no es tan simple como parece; no es el solo hecho de detestar a todo lo que exista fuera de uno, para nada; es el hecho de disfrutar la completa percepción de los elementos que nos rodean sin afectarlos o vernos afectados por los mismos, es advertir sus cualidades y aplaudirlas dentro de uno, es gozar de la completa perfección del hábitat.

La lógica general de la gente busca elevar y evaluar lo que en términos globales se diga de cada uno, nos promedia en base a una tasa, nos acepta conforme a un sistema, nos cataloga según cree de nosotros. Pero no es lo que otros crean de nosotros lo que interesa, no es la opinión pública la que nos permite ser, no es lo que está predispuesto para nuestro porvenir lo que dicta nuestra capacidad. Y cuando terminas por comprender eso, cuando lo haces genuinamente, puedes aceptar que nada ni nadie fuera de ti te interesa. No por desprecio, sino porque comprendes sus cualidades, pero esas no te hacen más o mejor, ni menos o peor.

En la lógica de los sistemas es necesario que nos veamos involucrados con otros elementos de los mismos para funcionar, pues requerimos de la asociación de unos con otros para expresar, crear, obtener, efectuar... Eso es en la lógica de los sistemas, pero considero que es verdad a medias; porque mi ser existió desde el momento de la concepción, y ya era. Lo que tenía lo alimentaron efectivamente circunstancias y decisiones, pero he sido yo mismo quien, gracias a lo que he permitido influir o no en mí ha logrado marcar crecimiento, diferencias y definición de lo que soy ahora. Al punto que voy es: Cada uno somos completamente responsables de lo que somos.

Y si estamos agradecidos o no de quién somos en éste instante, no hay absolutamente nadie ajeno que sea capaz de modificarlo un ápice por su propio gusto. Estoy en donde decidí estar, soy quien decidí ser. Incluso suponiendo situaciones de represión o persecusión; el hecho de que alguien apunte contra mi cabeza un arma no gesta que yo realice o no algo que con el cerebro no he dictado a mi cuerpo hacer primeramente, la acción llevada a cabo al final entonces ha sido mía.

Muchas personas tratan de culpar a todos justificando sus actos. O dicen, así soy, compréndeme. No, nadie está obligado a comprender, nadie está obligado a tolerar, nadie está obligado a abrogar en favor de nadie. Y con ésto me viene a la mente que algún día leí: "Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo." Creas o no en Dios, todos los seres humanos tenemos consciencia; estamos de acuerdo que al enfrentarnos a la misma existen solamente dos elementos en el juicio; yo contra mi consciencia, y al concluir la sesión solamente yo sabré si soy deliberadamente culpable o inocente de algo. En resúmen: la inocencia tranquiliza la consciencia trayendo consigo verdadera libertad.


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