Fui
Esa fuerza que llena mi alma de desconsuelo,
posteriormente me veo envuelto en furor eterno,
junto a ese ente no soy más que un pequeñuelo,
el mundo a mi lado se vuelve enfermo.
Muerto, me estoy convirtiendo en uno,
la oscuridad llena toda la habitación,
mi cuerpo se enfría, se transforma en humo,
hace rato que se paralizó mi corazón.
Odio sentirme así, deseoso de mostrar quien fui,
ya no soy más eso que me consideraba,
no soy tampoco aquel con quien se me comparaba,
todo lo que a mi alrededor existía de a poco se esfumaba.
Y me fui,
desaparecí de mí,
dejé de funcionar,
de desear,
de sufrir,
de existir.
posteriormente me veo envuelto en furor eterno,
junto a ese ente no soy más que un pequeñuelo,
el mundo a mi lado se vuelve enfermo.
Muerto, me estoy convirtiendo en uno,
la oscuridad llena toda la habitación,
mi cuerpo se enfría, se transforma en humo,
hace rato que se paralizó mi corazón.
Odio sentirme así, deseoso de mostrar quien fui,
ya no soy más eso que me consideraba,
no soy tampoco aquel con quien se me comparaba,
todo lo que a mi alrededor existía de a poco se esfumaba.
Y me fui,
desaparecí de mí,
dejé de funcionar,
de desear,
de sufrir,
de existir.



Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.
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