Amigo

Hoy, estoy realmente triste, definitivamente el ser juzgado de "mal amigo" nunca me va a gustar.
Tengo a un amigo, al cual aprecio mucho, en verdad en gran manera; siempre he procurado mayor estima a la mistad que al dinero, así que comenzaré diciendo lo que pasó hace unos años...

Por estos tiempos, un excompañero de trabajo me pidió prestada mi consola PSP; se la presté sin titubear, pues era una persona digna de mi amistad. Pasaron un par de semanas y un día recibí una llamada, era de él, me invitaba a comer en su casa, ¿a comer en su casa?, la verdad era algo raro que me invitara a comer en su casa y más que me llamara por teléfono para hacerlo. Yo accedí de inmediato (la comida es una de mis debilidades), no he dicho que mi amigo jamás me invitara algo de comer, lo hacía muy seguido en el lugar donde trabajábamos, pero en su casa no había ocurrido antes.
Llegué y a su casa y disfruté de un rato ameno de charla y fui alimentado, al cabo de un rato, ya acercándose la hora de mi regreso a casa me detuvo mi amigo, me dijo con voz seca que tenía que confesarme algo, le habían robado mi PSP. Me comentó que estaba dispuesto a pagarlo, pero que necesitaba que se lo cobrara en pagos parciales y en algún momento me lo terminaría de pagar. Sonreí, con sinceridad al ver su mirada un pensamiento inundó mi mente. Y le dije lo siguiente: Valoro más tu amistad que cualquier aparato, no te preocupes. No me considero un héroe ni nada por el estilo al haber hecho eso, simplemente lo sentí y así pasó. Esa noche, ambos fuimos a charlar a la feria y prácticamente no volvimos a tocar el tema. Jamás le cobré. Después de un tiempo supe de su buena capacidad para engañar y robar, aun con eso, no creo que él haya robado mi juguete...

Pero no siempre puede ser así, no siempre puedo ser tan buen amigo; la madurez involucra hacerse responsable también. En noviembre del año pasado yo presté mi casa, pues uno de mis mejores amigos la necesitaba ya que iba a dejar la que habitaba entonces (aclaro que no es el mismo amigo), así que requería un lugar como almacén para guardar todas sus pertenencias. Le presté mi casa pues hacía más de dos meses que, aunque tenía algunas cosas de valor mías, no la estaba habitando; pero seguido iba a ver cómo estaba todo, reitero, se la presté sin cobrarle un solo centavo; pues él es amigo de esos por los que soy capaz de meter las manos al fuego.

Pasó el tiempo y yo no supe de mi casa, desde que le entregué las llaves no me acerqué al lugar; tenía la idea de que él lo haría, pues incluso me comentó que pagaría el servicio eléctrico y potable para irse a habitarla durante un tiempo. Pero no fue, nunca fue; estuvo habitando con sus parientes durante ese tiempo y al cabo de algunas semanas recibió su propia casa así que necesitó ir menos a la mía.

Un día de abril (o algo así, no lo sé con exactitud y no quiero preguntarle a mis padres en éste momento); ese día me timbraron al celular; era la hermana de mi amigo quien me dijo: "Carlos, oye, robaron tu casa." Estaba ahí buscando un vestido y se dio cuenta que la casa estaba abierta, y faltaban muchas cosas; yo en sí, cosas costosas no tenía, quizá solo lo que el inmueble incluía así como una estufa. Pues esa estufa ya no estaba, se la habían robado, junto a un montón de cosas valiosas que le robaron a él; hace un tiempo para acá que aprendí a no enojarme por banalidades, y desde entonces, no se me ve enojado.Hago berrinches y reclamaciones como un niñato a veces, pero enojarme nunca. Mi respuestas fue simple: "Está bien, coméntale a tu hermano". Al rato me llegó la llamada de mi amigo, diciéndome lo mismo, "Échale ganas y pues, espero que se solucione todo. A mí nada más me robaron, de valor, la estufa, pero la factura estaba ahí mismo, así que no sé." Él quería demandar, yo le dije que siguiera con el plan. No demandó, no pudo porque no tenía o no sabía dónde tenía las facturas.

Un tiempo después mi amigo decidió sacar sus cosas y me avisó que se habían vuelto a meter a robarle; ahora sí le habían despojado de cualquier cosa de valor , así que yo fui a sacar lo que quedara mío, libros, útiles y otras cosas. La puerta principal estaba rota y abierta, mi amigo la había cerrado con unos alambres, según me dijo. La puerta de atrás estaba abierta, faltaban cristales.

Hoy mis padres volvieron a ir, yo no he querido volver a ese lugar, me hace sentir mal. Me contaron que no hay protecciones, toda la herrería la arrancaron, incluidas puertas y ventanas, no había cristales, se robaron el lavabo, se robaron la bomba, se robaron el boiler, las puertas de madera y el tinaco no están seguros. Nada más falta que lleguen con cincel y marro para tumbar las paredes y el vitropiso. El baño no lo tocaron, mi mamá, con la voz entrecortada y las lágrimas asomándose dijo: "Seguramente lo usan para cagar". Estaba muy molesta, estaba muy molesto mi padre, lo están, todos.

He decidido, después de haber sido víctima indirecta de al menos tres robos a mi propiedad, que voy a dictaminar un límite para que mi buen amigo actúe, pues de seguir así, los ladrones son capaces de robarme hasta los cimientos... Y eso no me conviene.
Es ahí donde mis convicciones de amigo se ven sobre un hilo, pues en verdad lo digo, me duele en el alma el hecho de saber que mi muy querido amigo tiene muchas deudas (casi como yo), me da tristeza y demasiada compasión... Pero siento rabia, una rabia indomable por saber que no ha hecho absolutamente nada de mi casa, ni siquiera se ha dignado a visitarla, la dejó abandonada cual basca y... mientras pensaba eso, para evitar enojarme, decidí venir aquí a confesarlo; pues me hiere, me siento pésimo por aparentar éste amor a lo material, pero me lastima también ver a mis padres así, a mi hermana rogando por que se trajeran los dos o tres cristales que quedaron ahí... En serio. Estoy muy triste.


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