Últimas Semanas
Introspección, recapacitación, darnos cuenta de nuestro lugar en este mundo, son cosas que difícilmente conseguimos, porque estamos sobresaturados de publicidad engañosa alrededor. Vas por una calle, en tu andar regular rumbo al trabajo, y ya te encontraste con tres mujeres físicamente espectaculares; eso que no son ni las ocho de la mañana y que vives a cuatro cuadras de tu oficina. Así las cosas.
Les cuento que estas últimas semanas, desde que se desintegra el equipo por aquello de que las conversiones están por finalizar, mi cabeza se ha sentido agotada, he tenido más de una vez las ganas de aventarlo todo por la borda; pero ya está, ya se aplacaron las aguas, se resolvieron algunos detalles y sobretodo se platicó con los líderes. Agradecido con el Cielo, la neta.
Hoy va a ser un día de pasarla flojeando, probablemente me salga un rato en la tarde a caminar, espero se pueda que antes de eso me duerma un poco, es tiempo de enfriar la cabeza del mismo modo que el cuerpo.
Les digo que ha estado complicado todo, el calendario encima, los proyectos queriendo salir adelante, mis ganas de ayudar a personas cercanas constantemente presentes y mi deseo de ser mejor ingeniero destapando viejas frustraciones. El camino está ahí, cosa de calmarnos un poquito y recuperar la cordura.
Los quiero mucho, gracias por estar ahí.



Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.
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