Burbuja

Despertar una mañana sonriendo con el potencial en la cima, deseando únicamente hacer las cosas bien; sin fallos, sin errores, para que al final del día tu jefe pueda decirte “lo haz hecho estupendamente”. Llegar a ese punto requiere un esfuerzo inaudito, más cuando vives rodeado de fórmulas y procesos que impiden la valoración individual, pues soy de los que siempre he tenido en mente que cada cual merece un trato específico, no hablando de filtrar la información o el cómo me presento a otros, sino haciendo más sencilla la interpretación de la misma por parte del interlocutor. De tal modo que si a uno de mis más fieles amigos la manera de hacerlo entender que está por cometer un error es con ironías tales cual “hazlo, seguramente lograrás tu cometido”, para con otros hay que usar mucho más sutileza y dejar que ellos mismos descubran que lo que están por hacer es una tontería de modo que “está bien, ¿cómo esperas que eso te beneficie a largo plazo?” sería una forma de abordarlos.

Es pues, entonces, cada ser humano distinto del otro, colmado de virtudes y errores que le hacen susceptible en ciertas áreas e inmune en otras; tratar con todos de la misma manera es de alguna forma actuar con mezquindad, ya que evitando por completo la adaptación y creación de empatía, prefieren mantenerse inmersos en el sentir egocéntrico de quienes se mantienen dentro de una burbuja.

//Escrito en mi Blog Wordpress el 19 de Mayo de 2017.

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