Error

Desde Dámaris hasta Karina, una enorme cantidad de mujeres me han hecho el feo a lo largo de mi existencia; no me quejo, he aprendido de todas y cada una de ellas, he aprendido a observar y contenerme, a saber en qué momento hube echado todo a perder, porque las conocí un poco más sinceras que a ti, porque tú osaste en mantenerme como una mentira dentro de tu vida.

¿Sabe acaso mi contraparte del cuento que de no haberlo descubierto yo tú seguirías feliz y confiada acurrucándote a mi lado simultáneamente? Por eso es por lo que me molesta tu hipocresía, porque me dejaste como el villano de la historia siendo que, al descubrir que llevabas al mismo tiempo ambos frentes, a los dos engañándonos, a los dos usándonos y embaucándonos decidí dejar de ser uno de esos dos (y no sé cuántos más).

Si recordáramos las veces que vi por ti, la forma en la que me ocupé de tus necesidades cuando llegaste sutilmente a conseguir favores de parte mía; desde dinero regalado, regalos estupendos (que por cierto, terminaron por conseguir que me frustrara), membresías saldadas, trabajos completamente pagados que nunca has hecho por siquiera empezar, siempre me tuviste ahí para ti, sin pedir ni dar a cambio, igual al azadón.

Espero te enorgullezca ser una dama de esa índole, de esas que cual viudas negras atrapan el corazón de su siguiente víctima, consiguen lo que quieren de él, y un día nada más se desesperan y desaparecen entre excusas idiotas (porque todas y cada una lo fueron).

Mi impresión al darme cuenta que no estaba más entre tus contactos fue de asombro, lo recuerdo perfectamente; "me eliminó porque tiene una foto con un caballero" pensé; indagué solo un poco y así fue, "es solo un amigo, ni me gusta", me confesaste; pero poco a poco conforme más me adentré en saber su influencia para tu vida corroboré que todo era una elaborada mentira, pues resultó ser tu amante.

Qué pena sentí por mí, me dejé llevar por la depresión al momento, es increíble el modo en el que utilizaste mi deseo por ti en beneficio propio, atrapándome y dejándome vulnerable a lo que me pudieran hacer, me hiciste público peor que como yo sería capaz de hacer en algún momento contigo, trataste mi corazón como un juguete.

¿Mereces que te perdone? Estás en proceso de ser perdonada, mientras más libero mi desconsuelo entre líneas de desprecio, durante las ocho semanas que pretendo que dure este lamento, en el transcurso de ese tiempo mi corazón sanará, mi mente te eliminará, mi cuerpo evolucionará y yo pasaré de ti como otro error que cometí.

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