Gallardía

Volteas a ver su imagen y entiendes que no puedes más, que no deseas por ningún motivo seguir en soledad, que la amas, que la deseas y la necesitas; tu pasión por ella desbordando está, no haces más que esperar, pues la espera apremia, suelen decir.

La crítica social entre lo que el amor, el desamor, el odio, el desprecio, y otro montón de adjetivos que acompañan a una situación relacional, entre lo que supone una verdad o una mentira bien suministrada, una falacia pues; y ahí me encuentro yo, en medio de lo que supone ser amado, y es bastante fuerte; se disfruta, se vive, pero también, si no se controla, hace daño.

Hablé de mí un poco, pero es más interesante hablar de otros, como un juicio social debería de ser. El amor es, una necesidad natural del organismo, una forma de coexistencia, del mismo modo es un indicador de buena salud o, en casos contrarios y extremos, el encender de una guerra.

Algunos preguntarán por qué, es fácil, a veces nos concentramos tanto en amar y ser amados, nos obsesionamos mucho llegando mucho más allá de lo que una simple y llana decisión supondría, entonces nacen las envidias, los malestares, el desprecio mutuo, la falsedad, y de ahí las pronunciaciones blasfemas y grotescas en contra de otros, hasta, al final de la línea encontrar el suministro de lo que se sabe será la perdición de cualquier indicio de bondad.

Nos hace falta amor, amar porque lo necesitamos, amar porque nos necesitamos, amar porque nos necesitan; quiero amar y compartir de mi amor a quien guste recibirlo, amar con la fortuna que supone el hecho de hacerlo, amar de verdad, con el corazón y el alma de por medio, amar porque tengo ganas de hacerlo, por simple deseo motivacional, por naturalidad, por permanencia, por ejercicio.

Entre divisiones religiosas, políticas, sociales, clasistas, deportistas, favoritistas, metodistas, culturales, éticas, y un montón más nos olvidamos de un punto importante que desde la partida del andar del hombre por este planeta teníamos claro, somos semejantes, somos mucho más parecidos unos a otros de lo que creemos, estamos aquí para coexistir, y la coexistencia de la especie resulta del amor mutuo, sin importar nada, nada más porque sí.

Durante las últimas veinticuatro horas he escrito más que en un lapso parecido desde que empecé a vivir, y lo he disfrutado como nunca, me he sentido pleno haciéndolo, amo escribir tanto como amo ser yo. A quien sea que dedique un poco de tiempo a leerme, le estaré eternamente agradecido.


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