Cursos

Cursos aquí, cursos allá. Los veo pasar por todas partes, montones de gente enrolándose, esperando aumentar el tamaño en líneas de su currículo y claro, el conocimiento que eso trae consigo. Ha pasado un mes desde que las vacaciones iniciaron, ayer estuve fresco todo el día gracias a haber dormido bien pero no produje mucho que digamos.

Durante las vacaciones hay quienes se metieron a trabajar, quienes construyeron prototipos, quienes desarrollaron código, quienes hicieron cosas productivas y los que como yo, escribieron algunas cosas en las mínimas de inspiración o avidez de espíritu que tenían al día.

Quisiera haber aprendido mucho, quisiera haber leído mucho más, quisiera no tener la necesidad de dormir y aprovechar las veinticuatro horas para hacer crecer mis ideas y ver nacer nuevas, cosa que es imposible, por eso llevo mi ritmo lento, constante y seguro es mejor que precipitoso y en duda; años hace que comencé con ideas de escribir historias, de programar bien, de realizar negocios, de fructificar mi bolsillo y vida con bendiciones, pero me ha sido hasta ahora un camino lleno de complicaciones.

Desde deudas inmensas y responsabilidades mayores, hasta el trabajo extra, horas de insomnio y trabajos en equipos sin equipos. He aprendido, sí; he crecido, también; es un éxito todo lo que he realizado, para nada. ¿Y qué si me arrepiento de lo que ha sucedido en el proceso de mi enseñanza?

No puedo arrepentirme, no deseo hacerlo, soy un ser humano y como tal los errores se encuentran al día en mi carrera, en mi vida, en mi historia, incluso en las letras que redacto en este momento. Soy un soñador, imaginante y arriesgado que ha aprendido la lección de perder todo de un día para otro, y con esfuerzo, lentamente a levantarme de la nada. Siento envidia de los que utilizan su tiempo para mejorar, los admiro y mi intención es ser como ellos. Aunque eso hasta ahora ha sido un proceso realmente complicado.

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