Vista

Quiero una musa, cuando voy a casa.

Hoy salí del trabajo, encaminado hacia los que podría ser llamado una letra "C" que atraviesa la pequeña ciudad en donde vivo, comencé mi camino con una preciosa idea en mente, disfrutar la vista, observar cada reflejo, cada juego de colores, cada línea, cada sombra a mi alrededor y capturar unas cuantas con la cámara del celular. Todo eso sucedía mientras la música acompañaba mis oídos.

El primer cuarto del trayecto lo transcurrí haciendo compañía. De ahí comenzó la aventura de diversión visual. Gente aquí, gente allá, no tanta como en las grandes ciudades pero sí la suficiente para decir que había actividad, al terminar de rodear la glorieta tenía que subir y ahí comenzó todo.

Había una dama de hermoso parecer portando un par de mallas de esas que se usan para asistir al gimnasio,  no me clavé en la idea de lo bella que era sino recordé la última vez que observé a alguien vistiendo eso, fue Angie, estoy seguro. Recuerdo que parecía y olía a recién salida de hacer ejercicio, una dama que se ejercita es impresionantemente más atractiva que una que no, y no debido al cuerpo, se desea de ella mucho su inteligencia, su inversión, su paciencia, es algo que motiva a tenerle cerca.

Mientras avanzaba volteando hacia el cielo distinguí belleza común en él, pero poco apreciable a consecuencia de los muchos cables entre los postes que ahí había, hasta que comenzó el panteón, esa distancia pegado a lo que llamé "el muro infinito" el cielo quedó limpio de cables, los postes de iluminación se vieron desplazados al centro del camellón y los autos se alejaron lo suficiente para permitirme una toma a distancia agradable de las nubes y la tierra.

Después de poco me fascinó la imagen que reflejaban un par de filas de árboles plantadas casi en paralelo que desde el inicio del camellón hasta ya muy alejada la visión, por lo que decidí nombrar a dicha imagen "Camino a la redención" y es que parecía fascinante el hecho de que a la mitad de ese camino aproximadamente fue donde vi por primera vez a Angie, con la curiosidad de que en ese entonces iba a practicar su amada danza y las mallas no podían faltar.

En este punto estaba aproximadamente a la mitad de mi viaje, los primeros cuatro kilómetros de camino habían quedado atrás, así que seguí de frente hasta llegar a una plaza comercial. La imagen ahí del cielo rojizo, combinado con los árboles y la múltiple publicidad me hicieron pensar en el punto exacto donde la naturaleza y la civilización crean una mezcla un tanto mágica de color donde, la mayoría de las veces quien gana es quien menos belleza tiene.

En ese mismo sitio y sin dudar por la extraña conexión durante mi andar fue donde me vi con Angie la primera vez que salimos; pasé uno de los días más maravillosos aquella vez, lo recuerdo con amor y nostalgia como debe de ser, sin enfrascarme en el recuerdo ni deseando el tiempo volver, pero sí disfrutando cada una de las imágenes del ayer.

El seguir derecho era mi objetivo si quería llegar a mi casa, hasta llegar a uno de mis puntos favoritos que es precisamente donde hay una escuela, una parada de ruta y algunos estudiantes por lo regular. Encontré hermoso el hecho de que el sol estaba por perderse en el horizonte, no podía hacer más que suspirar y decirle "adiós sol", como llamé a esa imagen. Justo a poco de llegar me topé de frente con una chica a la que conozco, lo bonito fue que por su forma de mirarme escalé en instancias al tiempo justo cuando encontré a Angie y le saludé de un modo parecido. La historia se estaba escribiendo sola en mi mente para entonces.

Ya oscurecido, y habiendo caminado hasta probablemente el último tercio de distancia incurrí en el miedo, el temor y la tristeza de sentirme solo; todo ello de la misma manera lo vi reflejado desde que la conozco, porque a pesar de ser Angie una dama maravillosa, tiene el oscuro potencial de asustarme del mismo modo la imagen que el "monstruo de la oscuridad" al desaparecer por completo de mi vida durante tiempos a mi parecer enormes.

La última imagen de la historia la produjeron las "luces nocturnas" de los coches que no paraban de encandilarme. Así como a esa chica uno no puede verla de frente pues es alguien que impresiona bastante, pero se puede, si se tiene la intención y el valor, tenerla ahí, a punto de atropellarte sin que lo haga, pues de alguna forma logras influenciar en su voluntad y eso, para ella te convierte en un punto interesante.

Finalmente quise agregar otra, la imagen despeinada de mi persona ya en mi destino, que es la única que no iba a tener nada que ver con esa chica hasta que llegué y noté su presencia; como todo caballero le pedí por favor que me esperara un poco para mostrarle esto que había hecho, que aunque está dedicado a su persona ha sido realizado en completa armonía con la naturaleza y las cosas que sucedieron hoy. Esa foto se llamó  "yo, objetivo", en alusión a la actitud que tomé durante la realización de este "juego". Debo mencionar que no he manipulado nada para contar una historia, porque de hecho de nada me serviría hacerlo si fuera así, pues apenas y unas cuantas personas me leen.

Aquí está el enlace al álbum con las fotografías.
Texto dedicado con mucho afecto a Angie Morfín, por el tiempo que nos hemos tolerado.

Postdata: Me gustaría remarcar que este, a pesar de haber sido un texto realizado sin una idea previa ha resultado ser hasta ahora uno de los más bonitos que a mi consideración he hecho y eso me llena de satisfacción y alegría.

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