Rompecorazones

Nunca me he considerado guapo, ni siquiera algo cercano a eso; mucho menos un rompecorazones. Muy por el contrario soy alguien a quien el karma le anda debiendo mucho. Tengo mis males, como todos; y he tenido mis fortunas, como todos igualmente.

Debo mencionar que siempre quise serlo; ser de esos que con una linda sonrisa acompañada de una mirada intimidante alocaban a las damas por montones, ¿por qué? Por sola envidia yo creo. Las mujeres son los más fascinante de esta tierra para mí, así que el pensar en ellas, durante mi escuela, durante mi trabajo, bueno, cada que podía, ponían en tela de juicio mis capacidades laborales e intelectuales. No digo que ya no pase eso, sin embargo, he tenido que someterme a varios procesos de cambio de personalidad, eso principalmente para dejar de ser un peligro para cualquiera que quiera tomarme como una amistad y nada más.

De que es difícil lo es, y aunque las damas puedan considerar que la dificultad es para ellas tengo que admitir que no; es para mí, pues yo soy quien se agrada con el solo hecho de poseer su presencia. Mi historia está detrás de las líneas, donde en pleno observo lo que sucede entre los guapos y las guapas de mi generación, les aprendo a ellos, les comprendo a ellas; un analista en todo sentido, aunque parezco un lanzado, la verdad es que eso es una falsedad. Soy un noble cordero con una dama bella en frente.

Así, a partir de la nada, detrás de cámaras aprendí mucho de cada sexo; damas, caballeros. Después de tanto analizar y obvio analizarme a mí primeramente me di cuenta que yo no soy ave de esos vuelos, la existencia de una relación para mí consiste en encontrar una dama diferente, especial, impresionante. Alguien que no se someta a los estereotipos y sea consciente de su perfecta imperfección. Pido mucho, sí, ofrezco mucho más.

No dejaré esto como una súplica de amor porque se lee absurdo en primer lugar, quiero que quede completamente claro que mi plática trata de cambios; cambios vitales en las maneras de pensar para hacer abundante la riqueza emocional y disfrutar de la individualidad antes de vivir sufriendo la frustración del yugo de la necesidad del no poseer lo que nunca fue propio.

Creo que es mejor saber superar los conflictos emocionales con uno mismo, fijar los pies sobre la tierra y dejar de divagar en tonterías, sin olvidar los sueños claro está, hacer a un lado cualquier trauma de la infancia y desaparecer los complejos que nada bueno dejan al paso de los días. Disfrutar por el simple hecho de poder hacerlo. Ya sea estando solo o acompañado, llenar de plenitud la existencia y andar por el mundo con un rostro triunfal y amable y mentalmente preparado ya que todo ocurre por algo.

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