Odio cuando las páginas de servicios van restringiendo sus productos para que a huevo le entres a sus versiones de paga. Por ejemplo, Degoo, que ya de por sí, cuando inicié la cuenta noté que tenía algunas limitaciones, pero la toleré, y conforme pasaron los meses agregaron más trabas, al final me vi en la necesidad de soltar una lanita y pagar una mensualidad de su servicio para simplemente poder descargar las cosas que tenía ahí almacenadas. Y es que ese producto lo utilicé para guardar proyectos de desarrollo viejos, algunos productos ya preparados como referencia y cosas similares, todas las coloqué en comprimidos porque la plataforma solo te permitía descargar de un archivo.
Me pasó algo similar con Ifttt, me encantaba automatizar herramientas pero se convirtió en un mero negocio, y aunque es "económico" el precio de su suscripción Pro, si desde el principio hubieran colocado esas limitantes no habría tenido que eliminar todas las cosas una a una ajustándome a su plan gratuito conforme se reducían los productos ofrecidos.
O qué me dicen de Twitter, que ahora con su versión Blue, ya nadie ve mis posts (a menos que pague una mensualidad altísima, por cierto) y le entre a lo que ellos ofecen; que dicho sea de paso, desde que agregó su sección "Para ti", la posibilidad de publicar textos inmensos, videos de horas y comunicación con audios, no sé, se cayó de mi gracia. Ya no es la herramienta de comunicación que basaba su belleza en la simplicidad que tanto me gustaba.
Y así puedo seguir con otros productos de software, que por su necesidad de generar dinero continuamente y crecer como negocios, dejan de lado la experiencia de usuario final. Algo que me llena mucho de tristeza, porque como desarrollador, una cosa que siempre me ha gustado es ofrecer herramientas que faciliten la vida de otros, no que la compliquen. Y hablando de dinero, es una pena que nos veamos reducidos a eso, a cuánto podemos producir como valor sustancial.
Por eso en parte decidí alejarme temporalmente de redes, y principalmente remover sus productos de mi celular: Twitter, Instagram, Facebook, Messenger, Reddit, Telegram, YouTube, TikTok, desaparecieron de mi mano, y al menos un par de meses más seguirán así. La única aplicación del estilo que quedó es WhatsApp, pero con la poca atención que le pongo y con el uso que le doy (básicamente compartir memes con un par de grupos y uno que otro compita), además del mensajeo inmediato con algunos contactos laborales y familiares, no me representa una situación similar a las redes anteriormente mencionadas.
No me creo mejor a nadie por tomar esta decisión, muy por el contrario, estaba siendo víctima de sumergirme demasiado en ellas y desconectarme de mi entorno; además, tengo muchísimas cosas por hacer y en las que ocuparme, libros amontonados, cursos al por mayor, mejoras en mi autoestima, personas rodeándome que quieren pasar tiempo conmigo, arte, música, podcasts; por decir algo, le estuve dando demasiada importancia a lo que consumían mis ojos y eso solo se traducía en mayor frustración, malos pensamientos y emociones innecesarias.
Como alguien que respalda el producir a cambio de nada, mi conflicto contra aquellos que buscan beneficiarse de cada dedo que mueven tiene una base fuerte. Como un "copyleftero" de corazón, el sobreestima que se le da al factor monetario, a veces me sorprende. Y por cierto, no digo que ellos estén mal, para nada, simplemente tenemos apreciaciones distintas de cómo y para qué es la plata, para mí personalmente representa un medio, no un fin.
Recuerdo que cuando vivía con cinco roomies les decía: "Cada uno de nosotros, tarde o temprano va a hacer mucho dinero, por el medio en el que estamos principalmente". Y así ha sido, cada uno de los mencionados hoy gana varias veces más que en ese momento. El punto es que no estoy peleado con hacer dinero, pero para mí, eso es consecuente y circunstancial, no tiene cabida en la fórmula del éxito (porque si ser rico es tu sinónimo de éxito, agarra cien varos y vete al país más jodido; verás que lo serás ahí).