Les diré la verdad: No tengo ganas de dormir; quisiera seguir leyendo, continuar con mi análisis introspectivo.
Es impresionante estar consciente de mi propio pasado, de mi personalidad, y claro, de mis defectos, y darme cuenta con lujo de detalles de toda la sarta de cosas que he hecho mal:
Las malas decisiones que he tomado, los sentimientos de frustración y soledad que me han acompañado a lo largo y espacioso de los años; mi ego redactor, mi patético miedo a ser yo mismo, mi inseguridad física, mi superficialidad, las mentiras de las que he sido promotor, la incomodidad, el descaro y la insolencia, la inmadurez, el arrebato ante lo emocional.
Es tan repugnante y al mismo tiempo tan maravilloso cómo uno crece y descubre que algunos vicios los supera, pero otros, lamentablemente lo siguen fraccionando, devastando y horrorizando.
Amo descubrir cosas, entender el suceder de las mismas; y mucho más amo sentir la presencia de Dios junto a mí, instruyéndome mientras abro los ojos ante los errores y las actitudes negativas que, por el poder de su gracia, aspiro superar.
Y aunque a penas he indagado en el año dos mil nueve, quiero decirles a todos aquellos que he ofendido con mis actos y verborrea que estoy muy arrepentido por cualquier cosa en la que les haya hecho sentir o quedar mal en sinnúmero de formas.
Y a los que han estado ahí —en especial a los que continúan a mi lado—, me esforzaré por hacer valer sus buenas voluntades para conmigo, y sobre todo, muchas gracias por bendecirme con su presencia siendo padres, amigos, hermanos, familiares, compañeros y demás. Les amo, admiro y respeto grandemente.
Les diré la verdad: No tengo ganas de dormir; quisiera seguir leyendo, continuar con mi análisis introspectivo. Es impresionante estar ...


Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.