El proceso de respuesta es lento, sobretodo cuando se ha pasado por una buena cantidad de situaciones negativas; con una cabeza llena de actividad maquilando en contra de uno mismo, se deja entrevisto la realidad pues es superada por la falta de interacción social y constante encierro ensimismado.
Vivir en una cápsula no es sano, hay necesidad de actuar en consecuencia de ello; ver más rostros, apreciar escenarios, viajar y conocer lugares, aceptar que habrá gente que simplemente no nos quiere ahí y dejarlos ir. Me gusta preguntar a las personas que dicen quererme si en verdad lo hacen, básicamente porque se crea una brecha entre el dicho y el hecho que define cuán honestas son sus expresiones.
Me desperté a las doce, ya es tarde, por hacer tengo un depósito a mi padre y nada más hoy; actividades de organización y limpieza del lugar en beneficio de que todo aquí se encuentre arreglado para la semana que entra. Poco a poco la respuesta por parte de mis acciones va a venir rindiendo fruto, y aunque en el trabajo no me ha ido maravillosamente durante la semana, puedo confirmar que al menos avances considerables con respecto a las frustraciones de la anterior sí he tenido.
De mi aspecto físico no puedo decir lo mismo; sigo sin conseguirlo. Es un círculo vicioso del que me he propuesto a salir lo más pronto posible. Pero de proposiciones únicamente no vive el hombre, estoy esperanzado a la guía y el apoyo que llegué a tener, al empuje que solía convencerme de cada semana avanzar un poco en vísperas de enviar un dato numérico que se plasmara en un histórico, cosa que actualmente no existe.
Y ya, no tengo muchas ganas de escribir; el resumen podría ser que no me siento de maravilla pero tampoco estoy revolcándome en el suelo, simplemente neutral y probablemente lentamente estoy resurgiendo, sin prisas, sin conmociones, sin alucinaciones o ilusiones.
Vivir en una cápsula no es sano, hay necesidad de actuar en consecuencia de ello; ver más rostros, apreciar escenarios, viajar y conocer lugares, aceptar que habrá gente que simplemente no nos quiere ahí y dejarlos ir. Me gusta preguntar a las personas que dicen quererme si en verdad lo hacen, básicamente porque se crea una brecha entre el dicho y el hecho que define cuán honestas son sus expresiones.
Me desperté a las doce, ya es tarde, por hacer tengo un depósito a mi padre y nada más hoy; actividades de organización y limpieza del lugar en beneficio de que todo aquí se encuentre arreglado para la semana que entra. Poco a poco la respuesta por parte de mis acciones va a venir rindiendo fruto, y aunque en el trabajo no me ha ido maravillosamente durante la semana, puedo confirmar que al menos avances considerables con respecto a las frustraciones de la anterior sí he tenido.
De mi aspecto físico no puedo decir lo mismo; sigo sin conseguirlo. Es un círculo vicioso del que me he propuesto a salir lo más pronto posible. Pero de proposiciones únicamente no vive el hombre, estoy esperanzado a la guía y el apoyo que llegué a tener, al empuje que solía convencerme de cada semana avanzar un poco en vísperas de enviar un dato numérico que se plasmara en un histórico, cosa que actualmente no existe.
Y ya, no tengo muchas ganas de escribir; el resumen podría ser que no me siento de maravilla pero tampoco estoy revolcándome en el suelo, simplemente neutral y probablemente lentamente estoy resurgiendo, sin prisas, sin conmociones, sin alucinaciones o ilusiones.
El proceso de respuesta es lento, sobretodo cuando se ha pasado por una buena cantidad de situaciones negativas; con una cabeza llena de act...


Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.