Mostrando las entradas con la etiqueta momentos para todo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta momentos para todo. Mostrar todas las entradas

 Reescribiendo. ¿Qué planes hay? Decidí reactivar algunas cosas, era importante actualizar el tono, arrancarme algunas cadenas que me estaban deteniendo. Lo que sigue es darle una observada a las otras cosas que podrían fallar. El equilibrio, cuando uno viene de abajo, es más que notorio. Te empieza a ir genial en una área, te adoleces de otra. ¿Cuál es la fórmula para avanzar sin tropezarse o caer? No hay, algo así ni siquiera existe. Tendrías que haber nacido con colchón para caer sin lastimarte.

Consumir es divertido, darte un momento para liberar la cabeza del estrés que provoca el trabajo, y dedicarte únicamente a disfrutar de lo que hay. Pero llega un momento en el que quieres seguir produciendo, tu intención es también poner ahí material para otros, además quieres que les sirva. Digo, al menos esa idea se mantiene repercutiendo en mi cabeza.

Mucho he dicho y repetido que haré las cosas bien esta vez, pero ya se la saben con esta vida, uno no puede proponer nada, porque los planes se van al caño. Entonces, solo se especula y ya. Pensar activamente y trabajar en resultados es lo único que puede ayudar, aunque al final estemos limitados al ínfimo significado de que una fuerza más grande, como una enfermedad, un conflicto o una tempestad, haga pedazos cualquier intención, por positiva y esperanzadora que sea.

Vivir es así, desear lo mejor y esforzarse por lograrlo, aunque nos caiga una piedra en el pie o se atraviese en nuestro camino un evento de la naturaleza y nos frene por completo. Si podemos, nos tratamos de levantar de nuevo; si nos alivianamos, nos enfocamos en mejorar y ayudar a quienes nos rodean a mejorar un poco; porque al final somos seres sociables que requerimos de la ayuda mutua, el afecto, la aceptación y a veces hasta el reconocimiento.

Ahorita traigo un montón de conflictos internos que es difícil ponerlos en papel o bits, la mayoría de ellos no deberían ser tan grandes, pero ya ven cómo es este asunto de sobrepensar las cosas. Le tememos a lo desconocido y eso nos reta y limita. Por supuesto que trabajando en medida de las posibilidades se consigue salir adelante, y quizá es ahí en donde estoy, reencontrándome conmigo mismo, con mi fuerza de voluntad e interiorismo, reconciliándome con el amor propio y el autorespeto, aceptando aquellas cosas que no puedo cambiar y guiándome por aquellas en las que puedo actuar.

Pero eso sí, con el dedo en el renglón fatalista siempre; no sé si sea una especie de realismo ácido, disconfort permanente o simple frustración acumulada; el hecho es que cero me he rendido, aunque mi ópitca se ha moldeado. Me sorprende lo mucho que puede cambiar uno mentalmente con un par de meses entre el punto A y B. No todos esos cambios han sido premeditados, algunos son meramente circunstanciales, y sin embargo, ahí la llevamos.

No tengo miedo de ver lo que ha ido mal así como agradecer se ha vuelto parte de mi diario andar; los recorridos son así, hay tramos sencillos llenos de alegrías y otros terribles para llorar. Me prometí escribir con palabras de mi acervo regular, para no entrar en conflictos literarios con un posible lector casual. Porque si coloco aquí puras cosas que requieran una mayor capacidad de concentración, las pocas almas que visitan estos párrafos se asustarían de inmediato. Habrá momentos para todo.