Ya sabrán, este asunto de salir al Starbucks a tomar un café y tolerar el calor estando ahí dentro, sin desaprovechar, una mañana tranquila, tomando café, sí, pero avanzando en pendientes. No ha sido la gran cosa, pero al menos el calor ha dado chance.
Dos cafés después, unos panecitos de queso, el tiempo se ha ido y aunque prácticamente se ha terminado un curso de fundamentos, pensar en el beneficio de un lugar fresco ha sido el mayor avance.
Es un entra y sal de desconocidos, cada cual con sus propios afanes, desde los que, en plan de negociación nivel "shark" vienen a consumar negocios de potenciales unicornios, hasta los que únicamente llegan a hacer tarea, quienes, dicho sea de paso, he notado que madrugan al lugar. Interesante investigación que ha traído consigo el reconocimiento.
Uhm, lo siento, alguien se sentó en corto y creo que aquí terminará esta publicación abruptamente, es incómodo que vean al escribir; es raro, peor aún cuando la persona es cuestión es un personaje de la narrativa.



Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.