Que vida... la mía. A veces te cansas de todo, de la vida misma incluso y solo quieres dejar fluir tu espíritu libre del resto de tu vana persona. Y entonces llegan esas amargas menciones y consejos dementes que te controlan y mienten, para tu historia de dramática forma convertirla en real, porque aunque eres, hasta ahora no eres. Y si lo eres, quieres dejar de serlo. No por miedo, por cansancio, ves a todos con todo; y tú sigues del mismo modo, introspectivo y solo. Y sí, el karma anda bien, pero tu mente divaga por la necesidad de ser quien tu luz apaga.
Que vida... la mía. A veces te cansas de todo, de la vida misma incluso y solo quieres dejar fluir tu espíritu libre del resto de tu vana pe...
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Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.