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Agua, el estatuto perpetuo, el conjuro que me enlaza directamente con el cielo; esa que se encuentra dispersa en todas partes, la que me une al Creador y su incalculable presencia. Y me hace reconocer que también se entristece y saber que por mí llora.

Me fascina que toda mi aura en diversas columnas energéticas se encuentra relacionada con el ambiente; que el arte, las letras, los sonidos, los colores, los sabores, las texturas, los movimientos, los tiempos, las potencias, en fin, todo es parte del conjunto que produce mi energía existencial.

Por cuanto me he sentido mal en días recientes, e incluso anoche estuve a punto de sellar el féretro del olvido y la indiferencia, con mis sinceras expresiones de éxtasis que nadie me pidió expresar, con mis invasivas interacciones que absolutamente nadie deseaba en calidad de justificación, con opiniones innecesarias y debrayes ingratos, solo termino el día agradeciendo mi actual existir.

Le agradezco a Dios por los que me quieren, le ruego por los que no; le pido por a los conocidos que amo y por aquellos a los que sin conocer sé que puedo llegar a amar. Le pido por mis días y horas, por mis capacidades y debilidades, por los oscuros senderos que me abordan y por las luminosas ciudades que me esperan, le agradezco por la luna y el sol, le solicito me siga permitiendo continuar con vida. Y sobre todas las cosas, le pido que jamás me quite mi capacidad de agradecerle en todo y por todo.

Agua

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Agua, el estatuto perpetuo, el conjuro que me enlaza directamente con el cielo; esa que se encuentra dispersa en todas partes, la que me une...