Cabello Lacio
Te dedicaría un poema, pero lo tuyo son las letras claras, además de que entre los dos hay distancias y todo tipo de circunstancias; y las personas como yo, podrían parecerte raras.
Me fastidia saber que nunca has estado en mi camino, ni siquiera un instante al fascinante aroma de tu ser cual estela fugaz he dado un respiro.
Y me digo todo el tiempo: Hombre, ve lo hermosa que es, no podrías con ella, deja ya de idealizarla. Un suspiro de desesperanza, cierro los ojos, y confieso que francamente no puedo dejar de pensarla.
No importa lo lejos que estés, sin afectar tus días, sin invadir tu espacio; no dejo de recordarte: labios carnosos, mirada profunda y hermoso cabello lacio.
Me fastidia saber que nunca has estado en mi camino, ni siquiera un instante al fascinante aroma de tu ser cual estela fugaz he dado un respiro.
Y me digo todo el tiempo: Hombre, ve lo hermosa que es, no podrías con ella, deja ya de idealizarla. Un suspiro de desesperanza, cierro los ojos, y confieso que francamente no puedo dejar de pensarla.
No importa lo lejos que estés, sin afectar tus días, sin invadir tu espacio; no dejo de recordarte: labios carnosos, mirada profunda y hermoso cabello lacio.



Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.
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