Romántico
Soy un romántico.
Soy de esos románticos que todavía regalan flores a cambio de sonrisas.
Soy de esos románticos que observa emocionadamente el reloj hasta llegarse la hora de la cita.
Soy de esos románticos que no concilia el sueño si ella no se siente cómoda y segura.
Soy de esos románticos que le escribe cartas y poemas mientras la extraña.
Soy de esos románticos que bajo la regadera canta de alegría al saberse querido.
Soy de esos románticos que cuando deciden por alguien, lo hacen confiadamente.
Soy de esos románticos que cada vez que te ven te sorprenden de una manera distinta y creativa.
Soy de esos románticos de película de antaño; de esos que creías que ya no hay más.
Soy de esos románticos dispuestos a dejarte ir con tal de verte feliz.
Soy de esos románticos que almacenan los recuerdos en la mente, no en fotos o vídeos.
Soy de esos románticos que enfrentaría días de agonía a cambio de instantes de cercanía.
Soy de esos románticos que todavía regalan flores a cambio de sonrisas.
Soy de esos románticos que observa emocionadamente el reloj hasta llegarse la hora de la cita.
Soy de esos románticos que no concilia el sueño si ella no se siente cómoda y segura.
Soy de esos románticos que le escribe cartas y poemas mientras la extraña.
Soy de esos románticos que bajo la regadera canta de alegría al saberse querido.
Soy de esos románticos que cuando deciden por alguien, lo hacen confiadamente.
Soy de esos románticos que cada vez que te ven te sorprenden de una manera distinta y creativa.
Soy de esos románticos de película de antaño; de esos que creías que ya no hay más.
Soy de esos románticos dispuestos a dejarte ir con tal de verte feliz.
Soy de esos románticos que almacenan los recuerdos en la mente, no en fotos o vídeos.
Soy de esos románticos que enfrentaría días de agonía a cambio de instantes de cercanía.


Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.
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