Aprendo

Me place escribir hoy, porque me siento relajado, feliz, atento; me siento lleno de vida y no tengo nada para quejarme. Quiero seguir creciendo, tengo hambre que me mueve a nunca dejar de hacerlo. Aprendo de noche, de día, ante mis errores, ante mis aciertos; aprendo de lo bueno y de lo malo, de la salud y la enfermedad, aprendo a hablar y callar.

Aprendo con paciencia; porque mi origen es humilde, porque de donde provengo muchas de las cosas que en otras áreas son comunes, apenas y las conocemos. Que se entienda que no hago menos el camino que me ha tocado atravesar, y que mi motivación no es simplemente el dejarlos en el olvido, sino brindarles un poco de la luz que he adquirido.

Hoy le dije a alguien: "Por favor, no te calles. Siempre dime lo que te molesta de mí. Los peros, los te odio; lo que sea que sientas que tengas que decirme, háblalo." Y la verdad es que sí, así aprendo yo, a partir de la sinceridad. Acepto mi imperfección, acepto que los modales los empecé a aprender ya crecido, que a escribir (o intentar hacerlo) me motivé ya con una significante cantidad de años encima, que de responsabilidades soy un hombre hace muy poco tiempo, que abandoné niñerías y actitudes inmaduras a penas cruzando la esquina, que de lloriqueos está repleto mi pasado.

Acepto que no voy a llegar a ser nunca perfecto; que todo lo que he invertido en mi crecimiento al final será para que un montón de huesos habiten una sepultura un poco más decente, y eso es todo. Porque somos vanidad; humanos crecidos en la esperanza de que el poseer nos hará grandes; cuando no es así. ¿Qué es lo que quiero entonces? Influenciar, para bien, querido lector; a aquellos que una vez han pensado en mí. No como una imagen perfecta o como un ícono que busca lo mejor, sino como alguien que acepta todo el tiempo los fallos de su humanidad.

No hay comentarios.

Publicar un comentario

Se agradecen tus comentarios.