La verdadera pregunta se encuentra en descubrir si es posible hacer dinero saliéndose por completo del sistema capitalista que nos hunde y controla desde arriba, la respuesta, la desconozco. No tengo idea si personas como yo, viniendo de la nada, son capaces de salir del juego de las ratas o simplemente estoy enamorado de una utópica idea inexistente de la que cualquiera sin los recursos suficiente acaba por sentirse flechado en algún punto de su infancia.
Con todo lo que nos forzan a creer, con semejante cantidad de información cayendo a raudales dentro de nuestros cerebros en pleno desarrollo, obviamente terminamos convirtiéndonos en objetivos cruciales para perpetuar la riqueza de unos cuantos.
Recuerdo haber navegado por sinnúmero de sitios y aprendido un montón en el proceso en mi intento de mejorar como persona, de ser destacable de alguna manera, en mi autoconvencimiento de que "hacer dinero" era el camino correcto, no es que haya alternativa, claramente, al menos en la realidad que vivimos el factor económico es lo que en mayor o menor medida nos provee de sustento y nos evitar caer en el destierro social.
Cuando analizo un poco mi vida, caigo en cuenta de lo mucho que me he perdido por mi necesidad de ser competitivo y lograr algo; no mentiré, he caído en múltiples ocasiones en el autodesprecio y la apatía en consecuencia; por querer desarrollarme y resaltar en un mundo en el que realmente a nadie en el exterior le importamos y lo que ttraigamos puesto encima o nuestro medio de transporte no son más que vanidad, el recorrido por encontrarse uno mismo y llenarse de amor propio, termina siendo un reto contracultural anti status quo.
Comúnmente me cuestiono si lo lograré, si alcanzaré a una versión más avanzada de mí mismo, positivamente hablando saliendo adelante ante la adversidad, la ansiedad no es más que la urgencia por querer estar en un punto de tu historia al que todavía no llegas o probablemente no tengas acceso. Qué frustrante.



Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.