Temo no encontrar a alguien que quiera estar conmigo, temo sentirme inútil o vacío.
Soy cerebro, después corazón, en las herramientas que poseo confío.
Si me aman, amo. Si me olvidan, olvido. Si me defraudan, sigo mi camino.
Adoro escribir en verso, pequeñas frases, historias, deseos, pedazos de mi universo.
Mi lucha más fuerte es contra mi propio yo; contra mi ego, mi falta de aceptación, contra el miedo a no conocer el límite de lo que soy capaz. Una lucha que constantemente gano; una guerra que sigue ahí, manteniéndome convencido de mi ser humano.
Como me dejen entrar soy trascendente, si me mantienen lejos intransigente.
Las palabras me pueden sobrar para algunas cosas, pero no ser suficientes para otras.
No es simple deseo o el hecho de querer poseer algo de ti; es lo afortunado que me puedo decir solo con haberte conocido, es encontrar respuesta a los mensajes que envío, es saber que sigues estando ahí. Gracias por lo bello que haces el tiempo que puedo contigo compartir.
Temo no encontrar a alguien que quiera estar conmigo, temo sentirme inútil o vacío. Soy cerebro, después corazón, en las herramientas que p...


Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.