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Pensaba en la mujer perfecta, en enamorarme de alguien que no tuviera igual, en una que me cambiara la vida, que me ayudara a crecer, que me motivara a ser excelente, que me llevara de la mano sin miedo, que se abrazara de mí y me llenara de su confianza, que esperara lo mejor de mí y me brindara lo mejor de ella, pensaba encontrar a la mujer cuya imagen en mi mente evolucionara cada día conforme mi amor por ella crecía, y qué creen, la encontré...

Y al mismo tiempo no pudo encontrarla. Porque lo descubrí recientemente, todas las mujeres son arte, todas y cada una de las que conocí me motivaron a crecer, me ayudaron a ser una gran persona, me acompañaron sinceras y se entregaron a mí con confianza, todas me demostraron que son perfectas; por eso me terminé enamorando de todas.

Y ahora estoy en medio de esta encrucijada; de decidir si una me merece más que las demás. La verdad es que no, no me puedo decidir en toda mi sabia expresión entre ellas, todas son magníficas y potenciales; todas me hacen, cada una con su propia naturalidad, sensualidad y pasión, venir de menos a más a amarlas, a adorarlas, a venerarlas, a tenerlas como el más sumo regalo que Dios pudo ofrecernos.

Entonces, cuánto es el amor que el mismo Dios puso en mí para admirarlas a cada una de ellas; ni idea, creo que es incalculable; quiero estar bien con todas, que vean en mí a un leal amante, un sincero y sabio confidente, un delicioso acompañante. Quiero que sepan que en mí pueden aspirar a lo que gusten, que no voy a juzgarlas, que no voy a endulzarles el momento solo para aprovecharme de eso.

Confío en haber encontrado a la mujer perfecta en ti, bonita dama que lees esto para ti misma; quiero que sepas que toda la belleza del mundo está ahí por el simple hecho de hacerte compañía, de no dejarte siendo la única hermosura al rededor; quiero que comprendas que no es el aspecto físico lo que te hace una amante perfecta, ni la mirada sensual, mucho menos tu forma de andar o vestir; que te quede claro que es tu potencial, tu naturalidad y tu preciosa feminidad lo que hace que seas la mujer de mis sueños, la poseedora de mis caricias cuando nadie más te ve, la que se lleva mis besos consigo y hace de ellos una impresión permanente.

No; sé que no soy el amante perfecto. Soy elocuente mientras lo digo; pero qué más bello hay que poder declararles mi amor desde ya con toda sinceridad que volverme loco en el intento de decidir si una es más que otra cuando todas para mí son la viva imagen de la perfección en diversas perspectivas; prefiero morir hablando palabras sinceras antes que quedar como alguien que nunca dijo lo que piensa por temor a lo que el juicio ajeno haga de sí mismo.

Recuerden que es fácil criticar y desmenuzar vidas en base a opiniones; lo verdaderamente valioso es aceptar que la excitante cercanía y honestidad de otro ser es lo que nos lleva a creer y amarle. Por eso les declaro mi amor completo, real, inmenso, permanente; mujeres en mi vida, gracias por estar ahí, gracias por seguir dándome tanto de ustedes, gracias por motivarme a despertar cada mañana creyendo que me enamoraré en el transcurso del día varias veces más con el solo hecho de pensarlas, de verlas pasar, de saberlas cerca. Son una bendición para mi vida, las amo.

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Pensaba en la mujer perfecta, en enamorarme de alguien que no tuviera igual, en una que me cambiara la vida, que me ayudara a crecer, que me...