Mostrando las entradas con la etiqueta golpe de realidad. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta golpe de realidad. Mostrar todas las entradas
No puedo dormir. El calor es terrible. Pero más que el calor, mi falta de esperanza es cada vez más evidente. ¿Qué significa que siga aquí, por qué no he muerto todavía? Les juro que me siento a otro nivel de mal, durante todo el día he tenido un torbellino de realidad que me azota a cada momento. A mi edad, mi padre ya tenía un patrimonio, ya vivíamos en esta casa, ya estaba por nacer mi hermana. Con los años que tengo, no puedo dejar de sentir que soy un desperdicio, un estorbo, un sujeto desagradable y extraño.

Sinceramente no sé qué sucede conmigo, o qué tonterías había venido deseando, ya no tengo quince, ni veinte; tengo treinta y cuatro y de mi vida no he logrado hacer nada. Ha habido buenas oportunidades que no he sabido manejar, he tenido cartas excelentes en mi mano que no he colocado a tiempo, he apostado por juegos que terminé perdiendo; literalmente, me siento como si fuera un objeto programado para la derrota. Y se los juro con el alma, estoy harto.

En lugar de ser bendición y alegrías, siento que soy una vorágine de miseria y tristezas; mis amigos, todos más arriba que yo, logrando cosas importantes. Construyendo, explorando, trabajando, encontrando, concluyendo metas; y mi mente, mi cerebro, o lo que sea que haya en mi interior, no me deja ni siquiera dormir tranquilo. De verdad quisiera superar este terror, despertar mañana y que alguien me dijera: "hey, todo esto ha sido un mal sueño, todavía tienes quince, sigue habiendo la oportunidad de que hagas algo bueno con tu vida".

Porque para cualquier lado que volteo veo gente exitosa, mientras que yo parezco un fantasma, cada vez más invisible a los ojos de los demás; con menos amistades, sin atractivo alguno, autoengañado, desilusionado. ¿Por qué no soy capaz de lograr algo que funcione? ¿Por qué sigo intentándolo cuando al parecer estoy descompuesto por dentro? No lo sé, se los juro que no tengo idea. Pero una cosa sí les digo, esto por lo que he pasado, de corazón, no se lo deseo a nadie.

Es muy desagradable no encontrarle el gusto a nada, que no exista belleza alguna que me motive, que hayan desaparecido mis ganas de esforzarme, que sienta que no soy capaz de aprender nada nuevo, que tenga la percepción de ir poco a poco convirtiéndome en el pordiosero que tal vez una vez soñé que sería. Pero si voy a ser pordiosero, no sé por qué sigo escribiendo aquí; o bueno, en algún momento dije que esto sería un recuerdo de las cosas por las que pasaba que quería leer cuando fuera viejo, eso si tengo la capacidad de leer y si llego a viejo.

Pero en serio, ¿por qué nada me sale? Es como si el destino se llamara sabotaje. No tienen idea de la presión por la que atravieso, no se imaginan siquiera lo mal que me siento y en las deplorables condiciones que me encuentro; y lo peor es que estoy agotado, me siento exhausto de no hacer nada bien. Estoy cansadísimo de intentarlo y no poder. Llegan momentos en mi vida en los que me quiero desconectar de todo, desaparecer, desvanecerme.

Y es que el círculo de gente que me tolera es el mismo, minúsculo, perfecto y estricto, sin modificación alguna; cuando alguien llega así se va, rápido, se aleja juzgándome. Recuerdo cada uno de los juicios que se han emitido hacia mi persona, es doloroso. Porque cuando estoy en medio de la necesidad soy invisible, y han sido muy pocos, contables con los dedos, los que se han acordado de mí y me han tendido una mano.

Pero si no soy nada, si no tengo nada ni a nadie, si no puedo, ni quiero, ni recibo o brindo; como un zángano sin oficio ni beneficio, si todo eso me describe y únicamente trabajo como autómata para restituir los daños que provoco en mi propio paso, y mis esfuerzos terminan en números rojos al final de cada semana; ¿cuál es el sentido de continuar así? Yo, con toda honestidad, me he rendido.

Perdí la capacidad de programar, de leer, de escribir, de aprender, de trabajar, de soñar, de dormir, de alimentarme, de ejercitarme, de vivir. Estoy aquí como el vestigio de lo que algún día fue un ser humano, pero no soy más que un cascarón gris, carente de esencia, en medio del olvido, apático, sin gusto, huraño, ermitaño, apagado, aburrido, roto, despreciable, solo. Si alguna persona lee esto y quiere venir a decirme que le ponga ganas, que no me rinda, que ánimo, o cualquier otra frase genérica de esas, puede ahorrársela. Estoy muerto, dañado o algo por el estilo, pero tengo muy claro a quienes les interesa mi existencia y quienes no dan un pepino por mí. I'm just tired of being useless.