Me cuesta entenderme,
entender las cosas,
el por qué suceden,
si las merezco o no.
Me cuesta el corazón brindar,
y no saber si pueden o quieren aceptarlo,
el comprender que probablemente no lo quieran amar.
Me cuesta que llegue la lúgubre noche en mi soledad,
y me haga saber mis penas de frente,
extrañar y dolerme,
hasta el surgir de la muerte.
Me cuesta comprender que vivo
sin haber comprendido nada,
que las letras no valen,
que la sabiduría es infravalorada.
Me cuesta mi vida que no esté conmigo,
que no haya una amada,
del dormir intranquilo,
al despertar mañana.
entender las cosas,
el por qué suceden,
si las merezco o no.
Me cuesta el corazón brindar,
y no saber si pueden o quieren aceptarlo,
el comprender que probablemente no lo quieran amar.
Me cuesta que llegue la lúgubre noche en mi soledad,
y me haga saber mis penas de frente,
extrañar y dolerme,
hasta el surgir de la muerte.
Me cuesta comprender que vivo
sin haber comprendido nada,
que las letras no valen,
que la sabiduría es infravalorada.
Me cuesta mi vida que no esté conmigo,
que no haya una amada,
del dormir intranquilo,
al despertar mañana.
Me cuesta entenderme, entender las cosas, el por qué suceden, si las merezco o no. Me cuesta el corazón brindar, y no saber si pueden ...


Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.