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 Hay cosas que no me causan incomodidad, como trabajar durante la noche. Porque, si lo ven como yo, es el momento más fresco del día y en el que puedo aprovechar la tranquilidad para avanzar con pendientes. Aunque a cambio, sacrifique algo de sueño mañana, he ahí la razón de mi necesidad de un entorno fresco, por lo cual el interés de instalar un enfriador. Concentrarse es más fácil cuando te encuentras en un ambiente cómodo; en cuanto lo instalen será una buena idea tomar algunos días, para aprovechar el tiempo perdido. ¡Qué padre es poder hacer las cosas teniendo las herramientas necesarias!

Uno de mis clientes lleva mes y medio sin pagarme, si ustedes quieren saber qué es freelancear, es eso, esperar a que el cliente se acuerde de ti y no te haga ghosting a la hora del pago. Ha sido algo complicada la comunicación. Un miedo que despiertan esas actitudes es principalmente que se pierda el proyecto. Digo, no estoy en situación de perder ingresos, por el contrario, falta buscar otras cosas que pueda ser capaz de hacer para resolver mis pendientes lo más pronto posible.

Esto de vivir endeudado es parecido a atarse una inmensa roca que pesa un kilo por cada mil pesos que se deben. Y cada abono que se hace, es un golpe con un marro arrancándole pedazos. Mientras mayor es la deuda, obviamente es más difícil avanzar y del mismo modo, parece más insignificante el peso que reduces después de cada golpe.

Una mala estrategia aplicada nos puede ocurrir a todos, la desventaja es que algunos no tenemos de backup a alguien que nos ayude a resolver los líos; nos toca amarrarnos la tripa, apretar los dientes y seguir topándole. El tamaño de esos miedos se vuelve más evidente y la desconfianza crece porque da la sensación de que el tiempo se nos escapa y no avanzamos ni un poco. Pero no es así, pareciera que no se consigue mucho, y sin embargo se hace.

Las lecciones que aportan este tipo de decisiones son inmensas. Tal vez nunca llegue a ser un hombre adinerado, eso ya lo acepté. Probablemente en mi vida no se asome la señora fortuna nunca, pues no nací bajo un contexto socioeconómico que lo facilite, lo reconozco. Sin embargo, tras las cosas aprendidas, he de mencionar que en adelante, cada determinación la llevaré con mayor prudencia, y si logro salir de esta, procuraré no volver a cometer los mismos errores financieros.

¡Qué más da si es un año o cinco los encolados a esta miseria! Lo que importa es salirla. Tenía tantas ganas de ser funcional, de lograr algo y ayudar a otros que me olvidé de una parte importante en el proceso, que estoy solo y que mi mano para jugar es limitada. El riesgo que implica perder una carta, para uno, es mayor que para quienes tienen mejores posibilidades. Es comprensible, y no se trata de culpar a nadie.

Esta vida únicamente ha servido para aprender continuamente de errores y fracasos; a veces incluso te tienes que volver reacio a las personas en las que solías confiar, porque son las que te tienden trampas. Al momento, estoy agradecido con el alma y vida por aquellos que han extendido su mano en momentos de dificultad, sé que ellos recibirán bendiciones incalculables por sus actos de bondad. Y ya, eso es todo lo que quería decir, cambié el tamaño y grosor de la letra en este sitio y deseaba poner algo para refrescarlo.