Alejado De Redes

 No busco demostrar nada. Solo quiero volver a sentir que tengo el control de mi vida, sin depender del desplazamiento infinito en una pantalla.

No es por ego, ni por aparentar disciplina. Es una necesidad real: la de recuperar mis propios tiempos y no permitir que mis momentos de ocio dependan del scrolling o del swiping.

Ha sido un reto complicado, lo reconozco. Las Redes están diseñadas para mantenernos enganchados, y como experimento comprobé que puedo pasar ahí horas sin hacer otra cosa. En retrospectiva, eso me resulta abrumador.

No quiero satanizar los servicios ni a la gente detrás de ellos. Al final, son herramientas de mercadeo donde se intercambia atención por productos. Sin embargo, algo dentro de mí insiste en que debo consumirlas menos y dedicarme más a lo que sucede en tiempo real, justo frente a mis ojos.

Últimamente he sentido un cansancio constante. Por más que lo intento, no logro dormir más de seis horas. No me quejo: con seis horas mi cuerpo funciona bien, pero me gustaría conducirlo hacia un estado de mayor calma, donde la mente esté más atenta a lo que me rodea.

Por eso quiero priorizar mis descansos con actividades más análogas y dejar —con límites claros— las digitales. Me encanta leer, escribir, escuchar música, caminar, salir a comer, conocer lugares. En eso enfocaré los días de descanso que queden para mí, reservando las pantallas para lo laboral o lo productivo.

Si lo pienso, venir a escribir aquí, jugar videojuegos o ir al cine han sido mis escapes habituales. Pero esa dinámica debe cambiar. Quiero encontrar alternativas que no dependan de un dispositivo, dejar que la atención vuelva a ser mía y no de una pantalla.

Quizás lo que busco no es desconectarme del todo, sino volver a conectar con lo que no necesita batería: un libro, una caminata, una conversación, el simple acto de observar cómo cae la tarde.



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