Mensajes Sin Respuesta
Recuerdo que tienes ciertos poderes mágicos con los que quizá me puedas ayudar. Hace días despierto todavía con sueño, con dolores de espalda muy intensos y angustiosos que no había experimentado nunca, pero no sé si sean por algo o alguien. Ya perdóname por favor.
Hola. Tal vez termine escribiéndote aquí una historia que nunca respondas. Estoy mejor, espero que tú estés bien. Tengo ganas de volver a hablar contigo, porque eres agradable, porque eres sensible. Y aunque ya no pienso de la misma manera en ti, haciendo de lado cualquier ego e hipocresía, a veces imagino encontrarte en la esquina y aleatoriamente saludarte sin más. Ojalá puedas leer esto. Bonita noche.
No quería irme sin decirte "adiós"; han sido casi cuatro años en Guadalajara repletos de aprendizaje y personas maravillosas. Descubrí que la gente es más sentida de lo que esperaba y que el mantener una buena actitud es excelente para conservar la paz. Me enamoré varias veces y en todas he fracasado; así que tomé mis fallos e hice con ellos un manual de cosas para evitar en el futuro. Te llevo en mi corazón y espero que algún día tu camino y el mío, o el de nuestros respectivos descendientes, se vuelvan a saludar. Bendiciones.



Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.
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