A

A la sutileza de una habitación,
tras un par de fulminantes ojos se encendió el deseo,
espíritu cual no tenía idea que existiera reconocí que había despertado;
entre la súplica y el autoengaño hice de todo por mantenerle atado.

No se diga de mí un héroe cuando lo que hice fue actuar con cobardía,
me sé cada vez más ingenuo, inexperto y temeroso;
válgame la ironía.

Devastado quedé al leer su carta y no tener nada para compensarlo,
pues en mi lógica de viajante,
que llega y se va sin ser poseedor de nada interesante,
jamás me detuve a pensarlo.

Resultaba delicioso el sentir sus manos desarmarme,
perdí mi escudo y fuerzas,
quedé completamente vulnerable,
y el volcán de pasión que se erguía sobre mí me resultó incomparable:
Maravillosa, sensual, atrevida, perfecta, inolvidable.

Esto no es una canción,
sino una petición sincera de mi voz al Creador:
Que le brinde la oportunidad de ver todo lo precioso que hay en ella,
pues ha nacido para ser emperatriz, musa, inspiración y doncella.

Ahora queda esperar meses,
a que se enfríe el alma,
a que sus pasos con los de alguien que la merezca se adhieran,
y que al andar del tiempo veamos juntos cómo se tranquiliza la fiera.

...

A veces las curvas nos confunden y corrompen,
labios pequeños y dulces nos embriagan,
se impregnan sus caricias en el alma,
muslos gruesos nos atrapan,
y una nariz sincera nuestra mayor debilidad señala;
verme al espejo cala.

Nuevamente tendido al lado de quien hube nunca conocido
más allá que por hazares del destino me encontraba;
sabía por el detalle de mi respiración que del peligro de perderme estaba a nada.

Días hubo antes para preparar mi mente y procurar no abusar de ninguna situación;
y en papel feliz ante la simplicidad probable de "hacer las cosas bien",
solo cabía contemplación.

Resta decir que no pude,
no podré hoy o mañana siquiera superar esa experiencia;
ese infinito sentir en mi consciencia,
ese "no haber hecho algo" que a cada paso
me persigue como monstruo entre sombras,
como el mejor detective.

Entre la pasión y un minuto de silencio solo hay un poco de tiempo
y una oportunidad perdida;
espero el lector pueda comprender lo mucho que no supe en su momento
si aquello eran muestras de idiotez u osadía.

Ante mi triste mirada noté el valor en la suya,
odié cada instante posterior mi suerte
al haberme creído valiente e iniciar mi travesía,
pues un amor con previa sentencia de muerte
era lo que había nacido al contacto de sus manos con las mías.

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