Mirada

Depende de la línea conversacional que uses para definirme puedes encontrarte desde un tipo acomplejado con destellos de alegría a un ser inmensamente feliz que sabe publicitar su agonía, ¿qué parte prefieres? ¿Por qué crees que lo haría?

Cada una de las palabras expresadas en mis textos tiene una sensación claramente impregnada, para que el amable lector se de una vuelta en los contornos del Universo que supone mi mente; aunque como tal vez imaginen, me he dado a la tarea de crear en torno a lo que pienso un sinnúmero de muros cual laberinto de imaginación.

¿Hay miedos e inseguridades? Claro que sí, querido amigo, soy humano igual que usted; cada día despierto con añoranza de llegar al final del mismo sano y salvo, cada día anhelando que el amor de alguien me acompañe, porque al igual que usted, me reconforta saberme parte de algo.

Y así podría continuar, explicando cuán maravillosos son los momentos que describo de a poco en este sitio, pero quiero que sepan que sucedió algo, con una persona que conozco hace años, que prácticamente me gritó de frente: Tienes que hacer lo que te propones ya, ahora, lanzarte. Pues acaba de publicar un libro con mucho menos experiencia redactando que un servidor, pero ánimos que admiro con toda mi alma.

Empecé hoy, las letras son solo uno de esos diminutos escaparates en los que había notado mi destacar; pero está el asunto social, soy bueno conociendo y aprendiendo de la gente; también el organizacional, pues se me da gestionar correctamente; y hablando de lo práctico, llevar al hecho lo que pienso, es un paso más, uno grande, destacado, convincente.

Ahm, conocí a alguien; de mirada intensa, como es bien sabido que me atraen, de cuerpo hermoso y personalidad destacada, una mente brillante e inquieta, todos saben cómo me pongo con asuntos relacionados al romanticismo; lo admito, puedo volverme un melón de tanta dulzura. No diré mucho de ella todavía, esperaré a que los días pasen y pueda adentrarme más a su ser, que es lo que más deseo en este momento.

Viva la hermosura de observar el entorno a través de esos provocadores ojos, que instanciados a una con el cielo, llegan justa y poderosamente a un corazón abatido, herido, afligido, pero amante de lo que hay, de lo que ha conseguido, de lo que vendrá posteriormente, pues soy adorador de levantarme y continuar con renovados bríos.

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