Rebobina

La semana pasada empecé el reto, y hoy, lamentablemente a consecuencia de que ayer no tuve un equipo a la mano para escribir y publicar, tendré que empezar de nuevo. Los ciento cincuenta días vuelven a empezar a contar. Gran parte de lo que siento es gusto por saber que no importando las veces que tenga que iniciar un reto, si lo hago con voluntad, éste puede seguir adelante.

Empecé justo hoy un proyecto de publicación de noticias simples y específicas, espero poder dar más detalles un poco más adelante. Quiero aprovechar los meses de empleo que me quedan para captar nuevas formas de conseguir recursos, puesto que, al finalizar el año de contrato puedo verme en la triste necesidad de irme otra vez.

No quisiera volver a empezar en busca de otro empleo, pero es la lamentable realidad del mexicano recién egresado; por doquier uno lee que solicitan empleados "recién egresados" para proyectos y al ver uno los requerimientos mínimos solicitados en los currículums la risa aparece: Entre veinte y veintiocho, con tres certificaciones, con conocimientos de cinco lenguajes, ah sí, y que pretenda ganar diez mil al mes. Que ridículo.

Ni hablar. La dureza de la vida nos enseña a terminar valiéndonos por nuestras propias fuerzas, o bien, ser parte de sistemas empresariales que exprimen nuestros talentos a cambio de un mínimo beneficio económico.

Siempre he sido portador de la idea de que la creatividad debe de ser bien estimulada y no solamente el hecho de pertenecer a tal o cual grupo de conocedores de ciertos temas o clases. ¿A cántos empleados frustrados conozco hasta hoy que no han hecho lo que siempre quisieron?

No quiero ser de la clase de persona que se arreptiente por no haber intentado, por eso muevo mis piezas todo el tiempo. Y si bien es cierto que me sé preocupado por el hecho de tal vez postergar mi ingreso a la maestría, también sé que ese tipo de obstáculos tiendo a convertirlos en impulsos para hacer otro tipo de cosas sin quedarme en completa estática como muchos tienen por costumbre.

Por ejemplo. hoy, después de días sin usar la computadora, me doy cuenta de lo ágil que soy para teclar en relación a las ideas que están pasando por mi mente para ser expresadas. Eso, por cierto, no significa que sea una mente estupenda para redactar un libro o novela, vaya que me ha costado ahora que inicié con el mentado reto; como nota reciente, he usado el "puente" para hacer más de un borrador de lo que, al borde del reto, será la historia.



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