Pueblo

Vamos a intentar creer que el mundo está definido entre instancias, en las cuales puedes hacer o decir lo que piensas a cualquier persona que tú quieras. Entonces, y solo entonces, cómo haremos posible cambiar la situación en la que nos queramos ver como amigos, como hermanos, crecer como personas, en fin.

Yo me siento extrañamente bien hoy, por todo lo que he aprendido durante la semana, hacer como se pueda, hacer como se deba; hacer todo lo posible por aprender y entender, por ser mejores personas, por ser mágicamente grandiosos.

El "se me cayó el sistema" es la mentira más tonta que todos los empleados de oficina y mostrador tienen para sus clientes y usuarios, como si el sistema se cayera al piso por lo lento de sus microprocesadores, y digo, no es imposible que suceda, pero yo sé, con base en la experiencia que todas y cada una de las máquinas de tránsito actual poseen capacidad de procesar tanta o más información de la que necesitan.

Volviendo al tema en el que no sé que estoy, intentando redactar una carta más a mi propio intelecto, a mi falta de comprensión ante la competitividad, ante el orgullo. Mis debilidades están ahí, mis tristezas y lamentos. Hace falta alguien a mi lado para que nos entendamos, pero sí, que nos entendamos.

Probablemente he dejado poco claro todas las veces que lo he dicho que lo que me importa al final es lo bien que me siento al estar a su lado; las esculturas no son mi fuerte, ni las damas de cascos ligeros, lo que quiero es alguien que sea alguien, que piense, que medite, que me ayude a aprender a su lado, que se sepa parte de mí como yo de ella. La belleza, una vez más lo digo, es consecuencia. "Enamórate de alguien, no de algo", es todo lo que tengo por decir hoy.

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