Intención

Cuando la intención está ahí no hay que dejarla morir, debemos alimentarla con deseo, con emociones. Es cierto que algunas cosas las he dejado de largo por esforzarme en lo que creo que realmente importa, como el trabajo o las actividades académicas, eso, con el auge de necesidades, prioridades y ocupaciones apenas y me permite sobrevivir a las semanas con uno que otro dolor de cabeza, de huesos o cansancio.

¿Por qué así? Bien, porque es el único modo en el que alguien, de una familia simple puede aspirar a algo, pero no es más que eso, hasta hoy solo veo aspiraciones en mí. Aspiraciones que no me han permitido ningún logro, a duras penas, con intención, eso sí, pero aquí sigo. Y digo, no hay desafío tan grande en lo que a ello refiere que me haga ignorar el hecho de que estoy creciendo. Y bueno es así, sin miedo.

Por otro lado, de lo poco que tengo por platicar es que estoy siendo víctima de mi amor por Angie, la vi hace una semana, no quiero sacarla de mi mente; sin embargo, después de aclarar con ella, tendremos que charlar al respecto y será el momento justo en el que ella me dirá su decisión, claro que estoy nervioso, lleno de miedos, sé que la posibilidad de rechazo está ahí, tengo miedo al fracaso, pero no me he hecho ilusiones falsas, aprendí a no moverme a eso nunca para evitar decepciones fuertes. De esas que te cambian la vida.

¿Y qué pasaría si me acepta? Lo digo con honestidad: No lo sé. También tengo miedo a la aceptación, porque estoy acostumbrado al rechazo, tengo miedo a no saber demostrar con hechos lo mucho que la quiero. Además, no por nada pero no me gusta pensar en ser aceptado, es alimentar una ilusión y volveríamos al párrafo anterior donde menciono que la ilusión no es más que eso. La ilusión es vacía, la esperanza es una aventura de la imaginación que en el mejor de los casos puede ser usada como herramienta para soportar la contrariedad.

Y bien, finalmente expresar que una de las formas en las que he optado hablar menos de ello es escribir un poco; describir lo mucho que me aterra el suceso como tal. La amo, sí, y como lo digo a todos, estoy dispuesto a respetar la idea de que algo puede ocurrir entre los dos hasta que ella me rechace de frente. Y si lo hace así, ya es otra historia, será porque ya me tocaba. Y por mucho que duela el fracaso la mejor manera de salir triunfante ante el mismo es no desmayar.

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