Tropiezos
Son esas hordas temporales de desaliento las que en ocasiones intentan abatirme.
Cuando se me olvidan las atenciones a mí mismo, cuando quisiera hacer a un lado mis responsabilidades y olvidarme de todo. Me gustan los domingos porque inicia la semana, me agrada pensar que será mejor que la anterior en muchos sentidos. Olvidar nostalgias que una noche antes me afligían, el punto es crecer, el objetivo es ser.
La vida no es perfecta, la de nadie. Siempre habrá problemas y dificultades, presiones en todo momento, distracciones, egos, melancolías, quebrantos, miserias.
Y no es una lucha constante entre el bien y el mal, sino una serie de embates entre las decisiones propias, hacer o no hacer, tener o no tener, dar o no dar; el fuego en el interior y la llama del deseo se mantienen ahí por la mera intención de ser, pero no son ni más ni menos que una decisión más.
Tropiezos a cada rato y sin medida, aunque intente ser mejor en todo no se me da; la patética forma de mi ser a nadie cautiva, o no sé... Las cosas serían más fáciles si alguien me lo recordara, me lo contara... No necesito de alguien para ser feliz, necesito de alguien para explotar quien soy, puesto que el pensar de mi mente actual es la frustración, llegaría el instante en que, si pudiera, haría todo bien, todo cuanto siempre busqué.
Quiero muchas cosas, tengo muchos deseos, al igual que todos.
¿Alguien? ¿Angie?
Cuando se me olvidan las atenciones a mí mismo, cuando quisiera hacer a un lado mis responsabilidades y olvidarme de todo. Me gustan los domingos porque inicia la semana, me agrada pensar que será mejor que la anterior en muchos sentidos. Olvidar nostalgias que una noche antes me afligían, el punto es crecer, el objetivo es ser.
La vida no es perfecta, la de nadie. Siempre habrá problemas y dificultades, presiones en todo momento, distracciones, egos, melancolías, quebrantos, miserias.
Y no es una lucha constante entre el bien y el mal, sino una serie de embates entre las decisiones propias, hacer o no hacer, tener o no tener, dar o no dar; el fuego en el interior y la llama del deseo se mantienen ahí por la mera intención de ser, pero no son ni más ni menos que una decisión más.
Tropiezos a cada rato y sin medida, aunque intente ser mejor en todo no se me da; la patética forma de mi ser a nadie cautiva, o no sé... Las cosas serían más fáciles si alguien me lo recordara, me lo contara... No necesito de alguien para ser feliz, necesito de alguien para explotar quien soy, puesto que el pensar de mi mente actual es la frustración, llegaría el instante en que, si pudiera, haría todo bien, todo cuanto siempre busqué.
Quiero muchas cosas, tengo muchos deseos, al igual que todos.
¿Alguien? ¿Angie?



Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.
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