Fuertemente

No tengo duda de que la mejor manera de demostrar el amor es siendo uno mismo, yo amo. Todo el tiempo amo la belleza de la vida, sí, por belleza me refiero a esas hermosas damas que Dios creó para hacernos compañía, también me refiero a los paisajes maravillosos que a donde quiera que andemos, juntos o en soledad nos harán compañía. Me refiero a la música y la relajante sensación de tenerla conmigo. Me refiero a la belleza del silencio y a la belleza del color, a la belleza que se encuentra en la pureza de todo.

Hace falta entender que el agradecimiento para con la vida viene incluido en la personalidad de uno. Es cuestión de creer que las cosas son posibles, por más desertores y enemigos que se encuentren en el andar aquí, no hay cosa que no se logre si se hace con el corazón. El compromiso con uno mismo es el lazo más fuerte que puede existir entre una persona y su interior, es necesario entender lo débiles que somos y propensos a caer pero luchar, sin dudar por mejorar su propia especie.

Siento mucha felicidad ahora mismo, volveré a ver a una persona que saca el poeta muerto en el vacío de mi ser, poeta abstracto o pseudopoeta quizá pero al fin poeta que sabe desear, ver, apreciar, describir y anhelar como uno más; pero con la fuerza de la pasión incondicional del propio ser. Celestial.

Las historias de uno mismo se relatan entre lágrimas, entre sudor y huesos rotos, entre un corazón marchito y débil en medio de las tormentas y entre un montón de cicatrices que dejaron aprendizajes. Yo he aprendido mucho del vivir así, del vivir siendo yo, del sentirme solo la mayor parte del tiempo y amado en fugaces instancias.

Es cierto que la vida es una competencia, y que quien más se esfuerza consigue lo mejor; es de esperarse que el que primero cae es el que se da por vencido y el que lucha de inicio a fin marcará la diferencia. Me gusta llamarme así, evocar eso, insistir en que quienes me rodean lo sean para nuestro bien mayor; aunque el objetivo como uno solo podrá no ser claro para la mayoría, siempre aprecio con el alma a quienes consideran mis palabras.

Y sí, hace poco he mencionado, yo me enamoro fácil y lo hago fuertemente; quizá por la necesidad de sentir lo mismo desde la otra parte, por la constante lucha que concierne a lo que soy y lo que pretendo o porque mis objetivos son claros y marcados desde el inicio, quizá porque me gusta lo mejor y siempre le tiro a ello. El mundo probablemente en un tiempo me llamará fracasado, sin embargo he de asimilar que por lo menos lo he intentado y lo he intentado mucho, aunque mucho también he fallado.

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