Lumbreras

Lumbreras en desiertos, tristeza en la montaña, monótonos momentos, dicen que no hay mañana, que se disipa el viento, la multitud aclama, todos sus sentimientos, los animales braman, y las estrellas dictan, que no sabré de ti, una vez más parece, que moriré infeliz, eternamente condenado al martirio del susurro de la soledad, cauterizado desde adentro de mi alma he de suplicar: No me dejes solo, alma mía, acompáñame a la meta. Parece que las tinieblas me aproximan a la puerta, tras la que se esconde la oscuridad eterna, un montón de gente muerta. Inframundo de desolación, obscenos pensamientos de mis manos en tus piernas, me aparecen en imágenes que aparentan ser lo real, entiéndelo de una vez tu ausencia para mí es mortal. Pasos junto a mí, voces en mi interior, la tempestividad de los miedos, la sensibilidad del dolor, lo mejor es escribirte cuando me siento mejor, pero no puedo hacerlo, no puedo amor, porque siento tu rechazo y me matas del dolor.

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