Todo este tiempo, sigo sin poner los pies sobre la tierra, creyendo que las puedo todas, sin ser verdad.
Volviendo loco a mi otro yo cuando pienso que la soledad me acompañará siempre
y entonces te veo... veo tus hermosos luceros, veo tu perfecta piel y tus interminables piernas; me gozo de ser yo mismo quien se encuentra con tan magistral obra divina.
Volviendo loco a mi otro yo cuando pienso que la soledad me acompañará siempre
y entonces te veo... veo tus hermosos luceros, veo tu perfecta piel y tus interminables piernas; me gozo de ser yo mismo quien se encuentra con tan magistral obra divina.
Todo este tiempo, sigo sin poner los pies sobre la tierra, creyendo que las puedo todas, sin ser verdad. Volviendo loco a mi otro yo cuando...



Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.