Que me olvides, que me dejes, que me ignores.
Que me digas que no quieres más de mi.
Aislado en mi solitaria esquina,
reprochando todo lo que no hice por ti.
Se acaba la necesidad que siento,
pues me queda poco ya de aliento.
Motivos para una muerte silenciosa,
mi cabeza solo piensa en estas cosas…
te extraña,
te llora,
te sufre,
te adora.
Inconforme el paso de mis días con la ausencia de tu alma.
Más y más la cercanía de tus besos pasados al olvido.
Glorias, inútiles causas físicas de satisfacción impropia.
Saber que nunca más podré arrancar de ti un suspiro.
Glorias, motivos para una muerte silenciosa.
Pues perdí todo lo que había querido.
Mi vida comprende…
que te extraña,
que te llora,
que te sufre,
que te adora.
Destuye mi alma pero no te alejes de mi vista.
Pasa de mi una vez más pero considerame en tu lista.
Mi vida se vá pues nunca dejará…
De extrañarte,
de llorarte,
de sufrirte,
de adorarte.
Piedad, misericordia, no provoques la consecuencia sigilosa…
Pues esos, son los motivos para una muerte silenciosa.
Que me digas que no quieres más de mi.
Aislado en mi solitaria esquina,
reprochando todo lo que no hice por ti.
Se acaba la necesidad que siento,
pues me queda poco ya de aliento.
Motivos para una muerte silenciosa,
mi cabeza solo piensa en estas cosas…
te extraña,
te llora,
te sufre,
te adora.
Inconforme el paso de mis días con la ausencia de tu alma.
Más y más la cercanía de tus besos pasados al olvido.
Glorias, inútiles causas físicas de satisfacción impropia.
Saber que nunca más podré arrancar de ti un suspiro.
Glorias, motivos para una muerte silenciosa.
Pues perdí todo lo que había querido.
Mi vida comprende…
que te extraña,
que te llora,
que te sufre,
que te adora.
Destuye mi alma pero no te alejes de mi vista.
Pasa de mi una vez más pero considerame en tu lista.
Mi vida se vá pues nunca dejará…
De extrañarte,
de llorarte,
de sufrirte,
de adorarte.
Piedad, misericordia, no provoques la consecuencia sigilosa…
Pues esos, son los motivos para una muerte silenciosa.
Que me olvides, que me dejes, que me ignores. Que me digas que no quieres más de mi. Aislado en mi solitaria esquina, reprochando todo lo...



Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.