Va de nuevo, esta vez con dedicatoria. Tenemos esa pieza en nuestro cuerpo, a veces más bella y casi como obra de arte y otras tan poco gustosa que no nos atrevemos a presumir; estoy hablando del rostro, la tarjeta personal que primero presentamos a quien sea que vayamos a conocer o al menos a tratar.
Sabes, hace apenas unos minutos encontré en Internet (mientras leía un diario de circulación federal), cómo curiosamente existen mujeres vistas como diosas, como divas hermosas, como reinas de belleza sin maquillaje, y resulta que no son del todo hermosas.
Así es, la belleza de esas personas está completamente ligada a la excelente calidad del maquillaje que lleva puesto, así de simple; considerando que el maquillaje es una máscara, lo que encontramos afuera en lo que la sociedad común nos muestra son un río de máscaras, un río de máscaras cual nativos de alguna tribu africana.
Podemos entender entonces que ¿qué es lo que somos? Somos un producto enlatado, un vil saco de algo; la mugre, la fealdad, la rarea, la simplicidad, la honestidad, todas esas cosas que nos hacen humanos quedan ocultas bajo toda esa bazofia.
Yo estoy enamorado, siempre estaré enamorado de la belleza natural; los filtros de Instagram y de Flickr como ejemplo hacen daño a nuestro ego, a nuestra realidad. Así quiero matar esta pequeña entrada, "somos tan bellos como la pureza de nuestro corazón".
Sabes, hace apenas unos minutos encontré en Internet (mientras leía un diario de circulación federal), cómo curiosamente existen mujeres vistas como diosas, como divas hermosas, como reinas de belleza sin maquillaje, y resulta que no son del todo hermosas.
Así es, la belleza de esas personas está completamente ligada a la excelente calidad del maquillaje que lleva puesto, así de simple; considerando que el maquillaje es una máscara, lo que encontramos afuera en lo que la sociedad común nos muestra son un río de máscaras, un río de máscaras cual nativos de alguna tribu africana.
Podemos entender entonces que ¿qué es lo que somos? Somos un producto enlatado, un vil saco de algo; la mugre, la fealdad, la rarea, la simplicidad, la honestidad, todas esas cosas que nos hacen humanos quedan ocultas bajo toda esa bazofia.
Yo estoy enamorado, siempre estaré enamorado de la belleza natural; los filtros de Instagram y de Flickr como ejemplo hacen daño a nuestro ego, a nuestra realidad. Así quiero matar esta pequeña entrada, "somos tan bellos como la pureza de nuestro corazón".
Va de nuevo, esta vez con dedicatoria. Tenemos esa pieza en nuestro cuerpo, a veces más bella y casi como obra de arte y otras tan poco gust...



Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.