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El día que te deje de importar tanto lo que la gente piense de ti será el día que yo con toda mi admiración te diga las cosas que me haces pensar. Sigo creyendo que somos víctimas; circunstanciales o no, al fin víctimas. Desde que llegaron las redes sociales todos se han vuelto susceptibles a críticas, como falsos proyectos previamente preconcebidos.

Yo inicié en los blogs, y no digo que sea todo ciencia y cultura por acá, porque de que hemos pasado malos ratos, los hemos pasado. Ojalá los blogs volvieran a ser lo que un día fueron. Pero hoy la gente vive del instantismo, todos buscan "beneficios" de la red y nadie expresa lo que siente por la simple libertad que tiene de hacerlo. Nos censuramos mutuamente y convertimos a un estúpido con brazos fuerte en un ídolo de multitudes o a una zorra de grandes pechos la vemos como la diosa de nuestros sueños. No es así, no siempre fue así, no debería serlo.

Ahora no idean, es más, ni les gusta desarrollar ideas, todo es cosa de copiar y pegar enlaces, repartir y compartir, procesar "likes", basura de bits en enormes bases de datos. Que para lo que sirven es para liberar enormes ensayos mercadológicos que al final causan beneficio a unos pocos, quienes saben aprovecharlos. No es que las pechugas de tu prima sean muy grandes o los ojos de tu hermana brillen como las estrellas; es que eso ni importa, pues al final, en la base de datos aparecerá bajo la misma etiqueta... "Zorras en chones".

No estoy en contra de los memes, ni las diversiones que generen, pues admito que a mí, como a todos más de uno me ha hecho reír; pero el reposteo, retuiteo, y remugrero, no sé, no me gusta. Yo siempre he sido amante del descubrir los "por qués" de las cosas y no solamente seguir como vil corderito al precipicio al resto de la manada.

No es que yo haya sido de la época de oro del internet, pero ahora las redes sociales, entre los huecos presuntuosos de facebook y los pseudointelectuales sarcásticos de twitter como ejemplos; no imagino a dónde nos van a llevar. Los ojos del mundo nos acechan como nunca y cada punto y coma que escribamos es registrada, filtrada, procesada y etiquetada de un modo en el que te convierten desde patriota hasta fascista con un simple enter sin que nosotros digamos nada.

Entiendo el desprestigio que ciertas personas dan a las redes más populares, pues son gente que no acostumbra a leer más de dos minutos y prefieren eso que pueden procesar tan rápido como una imagen de sarna. Son gente que no sabe sacar lo que lleva en el techo y menos su corazón. Así que son vacíos y sin gracia. Por eso no entienden las virtudes de lo que se construyó a su alrededor.

En la actualidad las humanos se venden, comercializan todo, somos egoístas y egocéntricos, buscamos nuestro bien antes que hacer un bien a cualquiera. Venimos y nos tomamos fotos para remembrar los "mejores tiempos" mientras otros, allá afuera, en la calle, mueren sin tener qué comer... Ah sí, pero no sea la foto de un gatito o perrito dulce, pues mil comentarios de apoyo a la causa brindamos.

Somos un asco, vivimos del ego, nos crecemos solamente y alimentamos no intelectual ni culturalmente, sino por el exterior, vanidad aquí y vanidad allá; decimos qué queremos y presumimos que lo seamos sin recordar siquiera a todos aquellos que se han quedado en el esfuerzo. Somos cautivos y arrogantes, "compartimos" en abstracto. Nos importa mucho más lo que otros puedan ver en nuestro "muro" que lo que todos pueden ver en nuestra alma. Valoramos el exterior sobre el interior y nos quejamos de todo.

En fin, no es que yo haya sido de momentos mágicos de la red, pero con sus diferencias, siempre supe reconocer a alguien que la entendía y escribía en ella. Aunque bueno, también es de sabios reconocer que las cosas cambian, entender que no todos piensan como uno. Y quién sabe, probablemente yo y mi forma de pensar seamos los que estamos mal al optar por la libertad siempre.

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