Y entonces, en el silencio de la noche se acabará mi llanto…
una vez más miraré por la rendija de aquello que un día fue mi cuarto.
tomaré entre mis brazos a la dama llena de encanto.
y me uniré a ella pues yo la quiero tanto.
Cada noche soñaré con ella,
cada día viviré a su lado,
ella será para mí una estrella,
que ilumine mi corazón atado.
una vez más miraré por la rendija de aquello que un día fue mi cuarto.
tomaré entre mis brazos a la dama llena de encanto.
y me uniré a ella pues yo la quiero tanto.
Cada noche soñaré con ella,
cada día viviré a su lado,
ella será para mí una estrella,
que ilumine mi corazón atado.
Y entonces, en el silencio de la noche se acabará mi llanto… una vez más miraré por la rendija de aquello que un día fue mi cuarto. tomaré...



Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.