Me gusta escribir, encontrar en la profundidad de ideas un montón de nudos y desenmarañarlos con la utilización de las palabras correctas; a cambio de que, en un pequeño cuento o historia, se exhiba un pedacito de lo que hay en mi corazón.
La gente en su búsqueda incesante de verdad, desaprovecha la voz del que le ama con honestidad; porque prefieren reencontrarse con el agresor, el déspota, el calumniador, el mentiroso y engañador, quien de labios dice ser conquistador y sentir empatía, repartiendo a todos los puntos cardinales dosis desmedidas de pretensión, cargados de veneno y repulsión; pues mientras haya vanidad, habrá egoísmo e infelicidad.
Años tarda uno en darse cuenta de quiénes son los embusteros y cuáles sus motivaciones, una vez que lo consigues, las muestras superficiales y las palabras cubiertas de dulzura en los aduladores no son más que medicamentos sin sustancia; palabrería que no deja nada.
Indicativos de lo anterior son el excesivo uso de halagos, caminos de pseudo-optimismo, "evangelizadores" modernos, almanaques y calendarios descriptivos, abuso de circunloquios, bromas explícitamente "inventadas" a pie juntillas.
No se trata de que me conozcas como revelador de alguna verdad; ya que yo mismo he sido víctima un montón de veces del engaño masivo que los supuestos "buenos" predican por doquier. Seamos libres y mantengamos un pensamiento crítico, sin creernos a ojos cerrados todo lo que nos cuentan, es a lo único que te invito.
La gente en su búsqueda incesante de verdad, desaprovecha la voz del que le ama con honestidad; porque prefieren reencontrarse con el agresor, el déspota, el calumniador, el mentiroso y engañador, quien de labios dice ser conquistador y sentir empatía, repartiendo a todos los puntos cardinales dosis desmedidas de pretensión, cargados de veneno y repulsión; pues mientras haya vanidad, habrá egoísmo e infelicidad.
Años tarda uno en darse cuenta de quiénes son los embusteros y cuáles sus motivaciones, una vez que lo consigues, las muestras superficiales y las palabras cubiertas de dulzura en los aduladores no son más que medicamentos sin sustancia; palabrería que no deja nada.
Indicativos de lo anterior son el excesivo uso de halagos, caminos de pseudo-optimismo, "evangelizadores" modernos, almanaques y calendarios descriptivos, abuso de circunloquios, bromas explícitamente "inventadas" a pie juntillas.
No se trata de que me conozcas como revelador de alguna verdad; ya que yo mismo he sido víctima un montón de veces del engaño masivo que los supuestos "buenos" predican por doquier. Seamos libres y mantengamos un pensamiento crítico, sin creernos a ojos cerrados todo lo que nos cuentan, es a lo único que te invito.
Me gusta escribir, encontrar en la profundidad de ideas un montón de nudos y desenmarañarlos con la utilización de las palabras correctas; a...



Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.