Hace un rato, mientras escribía, recordaba que no había hecho ningún post que se llamara así, y como amante de usar una palabra distinta para escribir algo diferente, pensé que no estaría mal ahora mismo publicar algo que se llame de ese modo y evitar querer hacerlo más adelante.
Un día un niño subió,
se encontró con la determinante,
pero interesante,
y algo lo sorprendió.
Crecía lento y parecía que no,
al poco ya era enorme,
sus pasos se hacían inmensos,
se volvió un inconforme.
El niño vivió de todo,
hasta forjar al hombre,
sagaz completamente,
de comprensión uniforme.
Sabía dar, decía "te quiero",
los besos desde pequeño,
sus caricias de siempre,
todo solía ser sincero.
Lo conocí y me enamoró,
tan agradable persona,
impresiona que a su paso,
todo un cuento terminó.
Cuando subí a su lado,
aprendí que era primero,
no puse cara de espanto,
pues él sabe de esmero.
Era un pequeño leoncito,
que sabía imponer respeto,
jugaba si lo buscabas,
si no se transformaba en reto.
A cada paso que di,
aprendí que su decisión era,
si acercarme yo pudiera,
le diría "me divertí".
Pues un egoísta soy,
como niño que también,
la verdad es que no hay riña,
entre un par que se caen bien.
Cuando crezcas como yo,
espero poder ser amigos,
y me cuentes lo fácil que es,
para ti eso del amor,
pues para mí es un lío.
Hace un rato, mientras escribía, recordaba que no había hecho ningún post que se llamara así, y como amante de usar una palabra distinta par...


Aquí guardo fragmentos de mis días: anécdotas que me han formado, pensamientos que se resisten al silencio, destellos de oraciones que encuentro en los bordes de la rutina.
Escribir, para mí, no es un oficio sino una forma de respirar. Cada texto nace del impulso de entenderme y, tal vez, de reconciliarme con el mundo.
No busco atención o aplausos; solo dejar constancia de lo que alguna vez fui, mientras sigo aprendiendo a mirar con calma.